Neobakalao, depresión, amistad y drogas: el canto de VVV [Trippin’ You] a una generación entera
El bar en el que se sientan Elinor y Adrián contrasta completamente con su outfit y con la música que hacen y que está triunfando los últimos meses. Los dos miembros del trío musical VVV [Trippin’ You] se toman una cerveza en uno de los pocos sitios que aún consideran baratos del centro de Madrid, el Coco Bar, rodeados de palmeras de colores y motivos hawaianos. Falta Salvi, el tercer componente del grupo, que tenía que volver de Málaga pero en el último momento le ha dejado tirado el BlaBlaCar.
Cuando se les comenta que no les pega mucho esa estampa, se ríen. Ellos, que en sus temas hablan de depresión, ansiedad, amores del siglo XXI o drogas, no se mueven mucho “por las salas donde van los famosos”. “Venimos los cuatro o seis amigos que somos al Coco Bar, que es maravilloso, y estamos con los de siempre, bastante fuera de la escena, la verdad”, comenta Eli. “Somos un poco ese tipo de gente que no se lleva con la gente porque somos gente introvertida y tímida”, bromea Adri a su lado.
Neobakalao, post-punk… Ni siquiera ellos mismos tienen muy claro cómo catalogar su música. “Lo de las etiquetas es más para los medios y para que la gente sepa qué artistas tienen una onda parecida, pero no creo que hagamos una música concreta”, explica Eli. “Lo llamamos neobakalao en su día porque no queríamos que nos metieran en el post-punk, no tenemos nada que ver. Pero luego he leído algún artículo de un pive marxista que habla de por qué nuestra música sí encajaba con el post-punk y en muchas cosas tenía razón. La gente no sabe lo que hacemos, pero nosotros tampoco”, añade su compañero.
La opacidad de las plataformas de 'streaming'
Sea lo que sea lo que hacen, el grupo, que actuará en el festival Sónar de Barcelona esta semana y que hace poco lo hizo en el Tomasvistas de Madrid, no puede vivir de su música. La idea que después dio forma al grupo comenzó con una canción que hizo Adri desde su casa hace varios años. “Lo hice para pasar el tiempo. Después, con el anterior bajista, empezamos a hacer más canciones y tomárnoslo más en serio, pero sin ninguna pretensión”, recuerda el músico de 31 años. En 2017 ganaron el concurso de maquetas Autoplacer, cuyo premio era grabar su propio disco. Y fue entonces cuando entró Eli, una psicóloga de 30 años, a la banda: “Me metí a ver qué salía y mira”. Solo Eli trabaja fuera de la música de su profesión. Pero ambos coinciden en que todo el grupo vive de forma un poco precaria, aunque estén triunfando.
De hecho, en alguna ocasión han tratado de visibilizar “el mercado opaco” de las plataformas de streaming, como Spotify. “No entendemos muy bien el dinero que nos llega, ni cuánto ni de dónde ni los intermediarios que hay”, explican. “Las cuentas de Spotify son totalmente opacas y, en medio, hay una serie de intermediarios que esquilman aún más las ganancias de los músicos, así que lo que nos llega es una auténtica miseria”, añaden. En tres años de proyecto, Spotify ha generado a VVV [Trippin’ You] alrededor de 1.900 euros. “Se trata de conseguir transparencia para los músicos, pero creo que el mundo de la música siempre ha sido así y es lo que nos toca vivir ahora, aunque Spotify al principio diese la impresión de que nos ayudaría a ser más independientes”, señala Eli.
“Petarlo” y ser precarios
A pesar de que ahora llenan salas y conciertos y suenan hasta en pasarelas de moda, ambos coinciden en que con la música “se puede sobrevivir algunos meses, que no es lo mismo que vivir, y además es muy complicado”. “La música requiere muchos gastos y los ingresos no son muchos, se vive de forma precaria y no sabes qué vas a cobrar al mes siguiente. Ahora mismo nosotros tocamos en muchos sitios e igual nos da para vivir unos meses, pero en seis u ocho meses eso puede haber cambiado y ya no puedes vivir de ello”, recalca Adri.
Y, entre otras cosas, con su música quieren representar esta precariedad y el bucle emocional en el que vive una generación entera. “Quizá no es de una forma tangible pero lo principal de la banda es un discurso político”, afirma Adri. “Además de hablar de las cosas que golpean a nuestra generación intentamos meter mensajes de carácter político. A mí no me gusta la música panfletaria. No te voy a decir que quemes un banco porque para eso ya estaba el punk y es de hace años. Creo que hay que dar una vuelta a los discursos y hablar de las cosas que nos afectan pero cambiarlas de alguna forma”, opina.
Una generación que, según Eli, “está jodida”. “Se nos dijo que podríamos estudiar y trabajar y, después, ser felices. Pero hemos crecido y nos hemos encontrado con que eso era un chanchullo, que nada va bien. Estamos jodidos y encima se nos culpa por estarlo, lo cual también afecta a la salud mental”, lamenta la psicóloga.
No sé qué va antes, si el daño mental o la droga
Quizá por eso, otro de sus temas recurrentes en sus canciones son las drogas. “No sé si se consume más droga que en generaciones anteriores pero, como poco, la misma”, opina Adri. “Y entiendo que la droga afecta a la salud mental pero también es un recurso para intentar anestesiarte y olvidar todo”, añade, “un recurso del que estaría bien no echar mano o no hacerlo de la forma que lo hacemos para no tener tendencias autodestructivas, pero no sé qué va antes, si el daño mental o la droga. Puede que sea un pez que se muerde la cola”.
De hecho, Adri habla en sus letras de sus propias tendencias autodestructivas: “La gente nos tiene que escuchar porque, si a mi madre y mi padre, con la cantidad de barbaridades que digo sobre atentar contra mi salud, les parece interesante lo que hacemos, creo que al resto de personas también puede parecérselo”. Eli añade otro motivo para darle al play a alguna de sus canciones: “Muchos tipos de gente encuentran su canción entre nuestra música. Igual hay una para ti también”.
En 2022 no tienen pensado sacar nuevo disco: “Como mucho, el año que viene”. Pero no paran. “Están siendo giras durísimas y estamos tocando mucho. Yo estoy muy cansado”, dice Adri. No quieren adelantarse a los acontecimientos pero sí aseguran que van a estar “en muchos sitios”, puede incluso que viajen fuera de España. “Lo que es seguro es que va a estar muy bien”, concluyen.
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