Organizaciones culturales se unen para pedir la regularización de la IA y una defensa del “trabajo digno”

Diversas organizaciones culturales, artistas y demás profesionales de sectores como el audiovisual o el literario han hecho público este miércoles un manifiesto en el que piden al Gobierno medidas que les protejan de los abusos en relación al avance de la inteligencia artificial generativa. El manifiesto, firmado de momento por seis organizaciones, tiene como principal objetivo la denuncia de las irregularidades en relación a la IA y la exigencia de respeto y dignidad de sus trabajos.

Las organizaciones que han unido sus fuerzas a través de este manifiesto apelan directamente al Gobierno y al Parlamento para que, ante la entrada en vigor del Reglamento de la Unión Europea sobre inteligencia artificial, protejan tanto a los ciudadanos como a los profesionales del sector artístico y cultural. El respeto de la dignidad y derechos del ser humano, la protección de la libertad de expresión y de creación y el cumplimiento de los derechos de autor son los tres puntos esenciales sobre los que se fundamenta este manifiesto. 

Esta denuncia llega después de que diversas aplicaciones basadas en la inteligencia artificial hayan inundado el mercado con la posibilidad de generar imágenes, textos o vídeos para cualquier persona sin conocimientos. Un riesgo palpable que hace ver con preocupación a esta herramienta ante la posible pérdida de trabajo de los profesionales que se dedican a estos procesos creativos.

En el manifiesto no solo se dirigen hacia el Gobierno y las autoridades, que deberán supervisar y controlar la situación hasta que se regule adecuadamente, sino que también apelan a las empresas que desarrollan la inteligencia artificial. Se les pide que respeten sus derechos de autor y de propiedad intelectual y que dejen de competir deslealmente con ellos. A estas empresas de inteligencia artificial se les pide también mayor transparencia, que acrediten el haber obtenido autorización para el uso de sus obras en cualquier fase de construcción y que se demuestre haber remunerado a sus titulares. Reclaman también que se retiren del mercado los modelos de IA que se hayan generado de forma ilegal.

Con respecto a los productos que sean creados con inteligencia artificial, solicitan que no sean considerados obras de creación intelectual ni que puedan estar protegidos. También que no puedan presentarse a ayudas o subvenciones que puedan competir con otros profesionales de la cultura.

“Esta situación ha de remediarse lo antes posible”

Alianza Audiovisual (AA), ACE Traductores, la Asociación de Directores de Escena de España (ADE), la Federación de Asociaciones de Ilustradores de España (FADIP) y la Unión de Correctores (UNICO) son las organizaciones que han mostrado su apoyo con la firma de este manifiesto. Un escrito que, tal y como informan, estará abierto a nuevas adhesiones de todas aquellas organizaciones que estén preocupadas por el avance de la inteligencia artificial.

Este manifiesto llega después de que en el pasado mes de julio se aprobase el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial, la norma de referencia internacional que tendrá una influencia fundamental en futuros desarrollos normativos. De hecho, en el propio Reglamento se subrayan los riesgos que supone el uso de sistemas de inteligencia artificial que atañen directamente a los profesionales del sector cultural. 

El problema radica en que la mayoría de inteligencias artificiales están entrenadas para trabajar con inmensas cantidades de datos procedentes de la web, sin distinción del origen ni los derechos de autor. Esto pone significativamente en riesgo el trabajo de los profesionales de la cultura, que ven cómo sus trabajos son utilizados sin crédito ni remuneración por estos sistemas. “Esta situación ha de remediarse lo antes posible”, exigen las organizaciones culturales firmantes.

Desde el propio manifiesto hacen hincapié también en la denominación apropiada. Lo generado por la inteligencia artificial no son obras, sino productos. Unos productos que en ocasiones son idénticos a las obras que sí son elaboradas por profesionales. Estas prácticas generan una competencia desleal y desincentiva la creación artística, poniendo en riesgo estas profesiones.