‘Perro Sanxe’ funcionó, pero ‘los zurdos’ no

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En la campaña de las elecciones generales del 23 de julio del año pasado, el PSOE logró un sorprendente éxito de la comunicación política y del naming (perdón por el palabro, pero no ha surgido por el momento uno adecuado en español). Convertir Perro Sanxe, el mote deshumanizante, despectivo y cargado de connotaciones negativas con que se refería una parte de la derecha al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un apelativo positivo, en una marca reputada entre una parte de la izquierda. Tanto, que hasta se hicieron camisetas, tazas, chapas, vídeos y demás quincallería comunicativa con gran éxito de crítica y de público. 

Fue un rebranding insólito… y sin rebranding. No se cambió el nombre, se cambió la percepción que generaba en el público. Lograron convertir un insulto en un piropo, un improperio en un halago y una virtud, y esa fue una de las herramientas que permitieron al PSOE y a Pedro Sánchez movilizar a su electorado y lograr en las urnas un resultado suficiente como para seguir en el poder.

Nueve meses después, una operación similar de los socialistas ha salido bastante peor. Quizás por falta de convicción, o por falta de estrategia, o por falta de tiempo para trazar y ejecutar un plan. O quizás por todo ello.

El 9 de mayo pasado, justo un mes antes de las elecciones europeas, el presidente argentino Javier Milei, una de las grandes estrellas actuales de la ultraderecha mundial, intervino en un mitin electoral de Vox en Madrid junto a su correligionario Santiago Abascal. El argentino arremetió contra “los zurdos” -apelativo más que despectivo con que se refiere a dirigentes, militantes o votantes de izquierda- y logró incluso pasarle la palabra, el apelativo, al español. “Los progres, los zurdos, los rojos, los socialistas y la derechita cobarde y acomplejada, ¡esos son los culpables!”, clamó Abascal desde la tribuna.

Alguien en el sanedrín del PSOE debió de ver ahí una nueva oportunidad de remontada y de rebranding, y en los mítines socialistas se empezaron a escuchar llamadas al “voto zurdo”. En el de final de campaña, en Fuenlabrada, el pasado viernes, Pedro Sánchez se puso incluso encima de su camisa azul vaquero una camiseta blanca con el eslogan ‘Somos zurdas’, y llamó a votar “por los zurdos”.

No ha funcionado. Los resultados del 9J, ya se ha visto, no han sido muy halagüeños para los zurdos, para la izquierda. El PSOE ha salvado algo los muebles, sigue por encima del 30% en votos, pero ha visto cómo el PP se pone cuatro escalones más arriba, dos más que en julio pasado. Y a la izquierda -o a la zurda- del PSOE, desastre sin paliativos. Especialmente en Sumar, que está pidiendo con urgencia no ya solo un cambio en el liderazgo sino también un rebranding y un reminding y un refunding completos.

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