El escritor francés Pierre Lemaître, que ha presentado en el festival BCNegra su novela “Rosy & John”, con la que cierra el ciclo del comandante Camille Verhoeven, que ha vendido más de medio millón de ejemplares, considera que el reinado de la novela negra escandinava está llegando a su fin.
Lemaître ha explicado en una entrevista concedida a Efe que “la ola escandinava, que ha estado en la cúspide mundial en los últimos veinte años, se está acabando, aunque continuará habiendo grandes novelistas escandinavos”.
Piensa el autor de “Irène” que “la creatividad de la novela policíaca francesa hace que sustituir como referente al género escandinavo es un reto posible” y precisa que “los atentados que han golpeado a Europa y en concreto a Francia determinan ese final de la novela escandinava, que era la novela de la depresión, que tuvo mucho éxito en una Europa deprimida”.
Con los atentados, Europa ha entrado en otro período, en el que “ya no se trata de depresión, sino de seguridad”, y aclara: “Si acaba la ola escandinava, no es porque sus novelas sean menos buenas ahora, sino porque no están tan en sincronía con la historia”.
Después de ganar el Goncourt, el Dagger Award en dos ocasiones y el Premio de Novela Negra Europea, Lemaître da por finalizada con esta cuarta entrega lo que tenía que ser inicialmente una trilogía.
“Quería hacer un guiño a mi maestro, un homenaje a Alejandro Dumas, que escribió 'Los tres mosqueteros', pero que en realidad eran cuatro”.
Lemaître no piensa continuar con el peculiar Verhoeven, porque prefiere tener “a un lector frustrado, que a un lector harto o aburrido”.
En “Rosy & John” (Alfaguara/Bromera), Lemaître recurre al “viejo truco literario de dar un ritmo a la historia con el reloj, algo que encontramos en Hitchcock”, y además “al minutar el relato, el lector siente la tensión de los personajes”.
En esta cuarta novela, Verhoeven debe dilucidar si Jean Garnier es un lunático o una verdadera amenaza, un joven solitario que ha perdido su trabajo, a su novia en un extraño accidente y a su madre, que ha sido encarcelada.
Desde el principio, Garnier se entrega a la policía y asegura que piensa hacer explotar siete obuses, uno por día, en distintos puntos de la geografía francesa si no liberan a su madre.
La particularidad de este libro, comenta su autor, es que, “en lugar de buscar al culpable, es el culpable el que va a la policía”, y de este modo “el lector se ve sorprendido cuando el culpable se entrega a la policía en el inicio del libro y ya no se trata de saber quién ha colocado las bombas sino de cómo impedir que exploten”.
Verhoeven mide un metro cuarenta y cinco, poco para un policía, pero detrás de esa corta estatura se esconde un hombre lleno de cólera y además un gran seductor.
“Me gustó la idea de hacer un seductor atípico, que nada tiene que ver con Georges Clooney, que podría ser una especie de Toulouse-Lautrec, aunque frecuenta menos los burdeles que el pintor”, subraya Lemaître, quien concedió su propia cólera genética a su personaje.
“A mí, la cólera me hace vivir y me hacía ilusión dar al personaje un rasgo de mi carácter, pero yo soy menos seductor que él”, bromea.
Aunque da por finalizado su trabajo literario con Verhoeven, no ha abandonado a Dumas y, de hecho, actualmente, revela, está escribiendo una novela en la que toma como modelo “El conde de Montecristo”.
“En lugar de un joven marinero del siglo XIX, en mi libro es una joven banquera en los años 20, pero es la misma historia, ambientada en Francia, pero durante el ascenso del fascismo”.
“Hay escritores que no puedo dejar nunca, como Dumas, Tolstoi, Proust, gente que han marcado mi vida y que forman parte de mi genética”. confiesa.
Que haya dejado de momento el género negro, no quiere decir que en algún momento no lo pueda retomar si se le ocurre una buena idea.
En la actualidad, Lemaître está escribiendo una trilogía histórica que comenzó con “Nos vemos allí arriba” y sigue utilizando las mismas herramientas: “Escribo novelas de suspense, con cambios de acción e intento que siempre sean novelas de aventuras”, explica.
Hay una necesidad de documentación, pero “no por una obsesión por la exactitud histórica”, sino más bien para “crear una ilusión, que el lector crea que se encuentra en ese pasado, que crea que es verdad”.
Discípulo confeso de escritores en español como Muñoz Molina, Javier Marías, Mendoza, Pérez Reverte, Carpentier o García Márquez, Lemaître comienza a reconciliarse con el cine después de que una productora americana vaya a rodar la versión de “Alex”, con Peter Dinklage en el papel de Verhoeven.
Además, dentro de quince días comienza en Francia el rodaje de “Nos vemos allí arriba”, bajo la dirección de Albert Dupontel.