El director Roman Polanski ha renunciado a presidir la ceremonia de los César, los galardones del cine francés, según ha informado su abogado. La decisión viene motivada por la polémica campaña lanzada por asociaciones feministas y organizaciones francesas como Osez le feminisme!, que pedían su destitución.
Polanski fue nombrado presidente de la gala el pasado día 18. Horas después de hacerse publica su designación, la etiqueta #BoycottCesar empezó a circular por las redes sociales. Una campaña que también convocaba una manifestación frente a la Sala Pleyel, que acogerá la ceremonia de los César el 24 de febrero. El motivo del boicot: las acusaciones que pesan contra él desde hace 40 años por el caso de Samantha Geimer, la menor a la que presuntamente violó en 1977.
En un comunicado, el abogado aseguraba que Polanski estaba “profundamente entristecido” por el debate que se ha generado en torno a la pertinencia de que presidiera esa ceremonia. A la vista de las reacciones en su contra generadas, el director franco-polaco de 83 años ha decidido renunciar a la invitación de los organizadores.
La justicia estadounidense lo considera un fugitivo, pues está inculpado allí por haber violado presuntamente a Samantha Geimer. En diciembre, el Tribunal Supremo de Polonia rechazaba reabrir el proceso de extradición del director de cine a Estados Unidos.
El ministro de Justicia polaco, Zbigniew Ziobro, había recurrido ante el Supremo para solicitar la revocación de una sentencia de 2015 contra la extradición del realizador, alegando que nadie debería estar por encima de la Ley.
Osez le feminisme! denunciaba en un comunicado “la tolerancia social que existe todavía en Francia con la violación” y aseguraba que convocaría una manifestación el día de la ceremonia.
Incluso la ministra francesa de los Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol, había calificado de “sorprendente y chocante” el nombramiento de Polanski, por estimar que se daba muestra de “indiferencia hacia los hechos que se le reprochan”.