'CorruPPtos', la serie de La Ingobernable que cuenta cómo esquivaron la bola de demolición de Blesa y Aznar
La Ingobernable ya no estará en el madrileño Paseo del Prado 30, aunque según dicen en el comunicado de su cierre son “indesalojables”. No así para el reciente alcalde de la capital y sus socios de Ciudadanos, que han exhibido su poder ejecutando una medida que pedían desde hace más de dos años y que el pasado octubre consiguió respaldo judicial. Esta prórroga no ha sido casual. Han esperado a la firma del pacto progresista para sacar los galones frente a la cúpula de sus partidos justo después del 10-N.
Con un efectivo formado por 130 policías, el Ayuntamiento acometió la operación “por la fuerza, sin diálogo y sin previo aviso” en la madrugada del martes, tal y como denunció el colectivo social a este periódico. Almeida les llamó “caras” y ahora ellos responden con una miniserie de cinco episodios en la que señalan a los verdaderos rostros de la especulación, entre los que se encuentra el Partido Popular.
La Ingobernable es una plataforma autogestionada que nació en 2016 con el espíritu de fundar “un proyecto feminista, ecologista, mestizo y solidario”. En ese año okuparon un edificio funcional ubicado al principio de la milla del arte de Madrid. Por fuera no es más que una fachada de ladrillo rojo, pero detrás se esconden turbios intereses políticos que, en opinión del centro, dan “legitimidad” a la okupación.
Desde su diseño en los años de la República por los arquitectos responsables de obras como el Viaducto de Segovia o el Mercado de frutas y verduras de Legazpi, el edificio ha sido oficina del BOE durante el franquismo, sede universitaria y centro de salud. Sin embargo, en 2008 el presidente José María Aznar fijó en él su objetivo de acoger un polémico museo pagado por la Fundación Caja Madrid.
La historia que sigue salió a la luz con el estallido de los correos de Blesa, una de las primeras exclusivas de eldiario.es. El mejunje de favores, chantajes y cesiones de espacios públicos a coste cero se explica en la serie CorruPPtos con el sello Radio Televisión Ingobernable. “El PP ha visto siempre en este espacio público una oportunidad para enriquecer al partido o a amigos del partido con iniciativas privadas”, explica Leandro, encargado de las infografías y de parte del guion de la miniserie.
Aunque la idea era fraguar un documental, “la historia no tenía un final y todavía no lo tiene, así que no sabíamos cómo enfocarlo”. Las gestiones del PP de Aznar fueron un buen pistoletazo de salida, pero los últimos acontecimientos han terminado de afinar los últimos episodios. Lo que tenían claro desde el principio era su corta duración, siempre en busca de la viralidad, y que no debían ser más de cuatro capítulos. Aunque finalmente serán cinco.
Ahora mismo hay tres subidos al perfil de Twitter de La Ingobernable, donde la gente ha empezado a impacientarse por el colofón. “El cuarto capítulo tenía previsto salir esta semana, pero con todo lo que ha pasado no ha habido tiempo ni ánimo. Seguramente lo haga este fin de semana”, confiesa Leandro. El primero, titulado Los correos de Blesa, vio la luz el 10 de octubre, tres días después de conocerse la sentencia judicial que daba luz verde al desalojo.
“Es muy doloroso porque se trabajaba mucho allí y conocíamos a mucha gente, se crean redes sentimentales muy fuertes. Creemos en un el proyecto y vemos que se rompe”, dice con un hilo de voz al otro lado del teléfono. No obstante, la manifestación del martes y las muestras de apoyo les han dado fuerzas para seguir. “Ayer di más abrazos que en toda mi vida y eso te refuerza en la idea de que compartir y trabajar así compensa”.
Para ellos, era imprescindible que la serie tuviese una estética “amable y abierta a todos para derribar esa primera pared que muchos encuentran en los discursos de los centros sociales”. “Queremos acabar con las reticencias a través de una estética limpia, clara y desde el humor porque son los valores con los que nosotros trabajamos”, asegura. Pero lo que se encuentra el espectador de CorruPPción está lejos de ser contenido ligero.
“En el equipo de comunicación hicimos una escaleta con toda la historia. Se cuenta de la forma más amena posible pero siempre con información contrastada que ha salido en prensa y otros datos recabados por nosotros”, revela Leandro.
Ese estudio de campo y su posterior simplificación tomó forma en los dos episodios que siguieron al de Blesa: El clan de Valladolid, donde cuentan “los tejemanejes por los que se regaló Prado 30 entre Ana Botella, la Fundación Ambasz y la Fundación Faes”, y El último pleno, celebrado en 2014, mediante el cual Botella cerró el centro de salud del Retiro y aprobó “in extremis” la demolición del edificio.
Sin embargo, Prado 30 sobrevivió a la bola de demolición. Lo que vino después, además de La Ingobernable, fue el Gobierno de Ahora Madrid con Manuela Carmena al frente del Ayuntamiento. Leandro desvela que el cuarto episodio estará centrado en la alcaldesa del cambio, a quien afean que “nunca reconociese el valor de la autogestión”.
“Siempre hemos partido de la idea de que teníamos autonomía sobre lo político, pero creemos que con Carmena se daban las condiciones para haber afianzado el proyecto. Y que no se llegara a nada sí que es un poco frustrante”, admite el ilustrador a título personal sobre las negociaciones infructuosas con el equipo de Rita Maestre.
El último episodio, como no podía ser de otra forma, lo protagonizará el regreso del PP al Ayuntamiento de Madrid y el brazo ejecutor del desalojo que les calificó de “centro facial”, algo de lo que siempre se han defendido abanderando sus más de 50 colectivos de actividades. “Basamos nuestra legitimidad en que recuperamos el edificio para la ciudad. Y recuperamos un edificio que se regaló por cero euros en 75 años a la fundación Ambasz. Eso se sabe, pero queremos recalcarlo para que lo conozca cada vez más gente”, reivindica.
Leandro y La Ingobernable llaman a la viralidad para que, desde CorruPPción, la gente se anime a descubrir lo que ocurría hasta este martes dentro de Prado 30. “Necesitamos que se difunda en redes sociales. Esa es nuestra potencia y también nuestro drama. La gente no ve vídeos de más de dos minutos”. El futuro del edificio está ahora en el aire, ¿sobrevivirá a la bola de demolición de Almeida igual que ya lo hizo a la de Ana Botella y a la de Gallardón? Solo el tiempo lo dirá.