A primera vista, el ganador de esta partida presupuestaria ha sido el cine. El nuevo ministro de Cultura, Educación y Deporte se estrena jugando a poli bueno -y se desmarca de Wert- incrementado su dotación en un 47%. Hereda un escenario difícil y los 74,54 millones de euros se parecen mucho a los 76 millones de 2011. Pero no es equivalente, porque se mantiene 21% de IVA, una carga fiscal que genera 50 millones al año y que no ha sido compensada de ninguna manera.
Este año, como todos los años, el bocado más grande se lo llevan los museos, que se reparten 152,42 millones de euros. Y no entre todos. Hay 45,39 millones de euros para El Prado, 36,62 para el Reina Sofía, 6,02 para el Thyssen, 2,03 para el Museu Nacional d'Art de Catalunya, 171.880 euros para el IVAM, 44.060 para el Lázaro Galdiano, 38.560 para el Patio Herreriano de Valladolid y, finalmente, 35.000 para el MARCO de Vigo.
El agujero negro del Thyssen-Bornemisza
El Museo Thyssen-Bornemisza ya había sido el gran beneficiado de los presupuestos del año pasado. El 2013 había sido un mal año para todos: el Prado cerró con 2,8 millones de euros en rojo, el Reina Sofía, con más de un millón. Pero era poco comparado con el agujero del Thyssen, una institución pública gestionada de manera privada que cerró con más de cinco millones de euros de pérdidas y una deuda acumulada de 9,5 millones.
“Para nosotros estas pérdidas tienen un aspecto positivo -declaraba el director gerente Evelio Acebedo, a eldiario.es. ”En nuestro presupuesto teníamos previstos 7,8 millones de euros de pérdidas. Por tanto, hemos mejorado un 33% el resultado esperado“. Podía permitirse el optimismo: en los presupuestos de 2015, la partida de museos y exposiciones subía un 8,1% con 144,45 millones de euros,”fundamentalmente como consecuencia del incremento de la aportación a la Fundación Thyssen-Bornemisza“, que recibía 5,3 millones de euros ”en concepto de déficit dotable“.
Era un rescate a fondo perdido y un aumento del 138,4% con respecto al año anterior. La primera fiscalización del Tribunal de cuentas, sobre el ejercicio de 2013, reveló errores de gestión e incumplimiento de la normativa de fundaciones y exigió al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que introdujera “”mecanismos de control sobre la cuantía del déficit dotable estimada por la Fundación en sus presupuestos“. Un año más tarde, el Thyssen recibe un millón más que en el ejercicio anterior, y los dos únicos Informes de auditoría de las cuentas anuales en el Portal de la transparencia del Museo generan una página de error.
Tábula rasa en Valencia
En los nuevos PGE, el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) recibirá hasta 171.880 euros del Estado. No es mucho, pero supone un 10,15% más que en 2015, en un centro que también cuenta con financiación autonómica, que es la mayoritaria y que hace que su presupuesto llegue casi a los seis millones de euros. Y, sobre todo, con el peor historial de irregularidades en la gestión de los fondos del panorama cultural español.
La Generalitat publicó recientemente un informe sobre la gestión entre 2009 y 2013 de su ex directora, Consuelo Císcar, que abundaba en compras irregulares, gastos innecesarios y otros injustificados. Como señaló el nuevo equipo directivo encabezado José Miguel García Cortes –elegido por concurso en 2014- la lista de despropósitos había dañado seriamente, no sólo la imagen del museo, sino su presupuesto recibido del erario público.
“Esta no es una cifra que viene a paliar lo que ha ocurrido con este museo. El ministerio lo que sabe es que el proceso que se ha desarrollado de limpieza en las cuentas tiene garantía de que perdure por lo esta aportación es una expresión de confianza hacia el nuevo equipo”, explica a eldiario.es Joan Llinares que hasta hace unos días formaba parte de esta nueva directiva. Es decir, el Ministerio ha querido hacer un guiño a un museo que fue esquilmado en su día. Tapar el desmán y abrir una nueva etapa, pese a que su presupuesto total, como admite Llinares, “es el mismo que existía en 1989”.
De su vecino, el Palau de les Arts, el pasado enero fueron detenidos su intendente, Helga Schmidt, y su gerente, Ernesto Moreno, tras un informe de la Intervención de la Generalitat de 2013, que revelaba presuntas actuaciones incompatibles con la ley de contratos públicos. Según la investigación interna, existía una presunta trama para distraer parte de los fondos públicos que el Consell inyectaba anualmente a la Fundación Palau de Les Arts. Un saqueo de la ópera que acumuló un déficit de 27 millones de euros.
El Ministerio ha querido pasar página con una inyección de hasta 541.540 euros, lo que supone un 27,9% más que el año pasado, convirtiéndose en una de las instituciones dedicadas a la música que más incremento reciben, pese al saqueo de los últimos años. El gesto parece indicar una voluntad de empezar de cero, lo que resulta simpático pero también extraño en un contexto de instituciones desnutridas -por ejemplo, el Círculo de Bellas Artes de Madrid no aparece en los nuevos PGE- y dos centros públicos aún envueltos en la estela de corrupción de la Comunidad Valenciana en la última década.