Blanca Li y Rivera de la Cruz eluden dar explicaciones en la Asamblea de Madrid sobre la retirada de una obra teatral
El caso de la exclusión de la obra de Paco Bezerra, Muero porque no muero, de la programación de los Teatros del Canal ha llegado a la Asamblea de Madrid. La obra teatral, que propone una mirada libre y polémica de una Santa Teresa de Jesús insertada en el presente —violada, indigente, yonki y prostituta que se redime como actriz y DJ—, fue retirada el pasado mes de junio de la programación del centro escénico, dependiente de la Comunidad de Madrid, a tres días de la presentación de la nueva temporada.
A raíz de las reclamaciones públicas del autor de la obra, el grupo parlamentario socialista en la Asamblea pidió la comparecencia pública de la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz. La mesa de la Comisión, así mismo, también aprobó la petición de Más Madrid para que compareciera Blanca Li, directora de programación de los Teatros del Canal. Pero ninguna de las dos ha acudido a rendir cuentas este martes al parlamento madrileño.
Alegando problemas de agenda, la consejera delegó en su director general de Promoción Cultura, Gonzalo Cabrera, quien respondió a las preguntas de Más Madrid y PSOE sobre las sospechas de “injerencia política” y “censura” en el caso de Paco Bezerra. Los mismos problemas de agenda adujo Blanca Li, pero en su caso su asistencia no era obligada ya que su vinculación con la Comunidad de Madrid es a través de un contrato mercantil. Li ha evitado dar explicaciones o atender a los medios desde que hace más de dos meses se conoció la exclusión de la obra de la programación que dirige.
La posición de Cabrera en la Comisión ha sido la misma que ha comunicado la Consejería de Cultura a este periódico: que la obra escrita por Paco Bezerra “nunca formó parte de los Teatros del Canal” y que “la propuesta de la directora general es una pero luego tiene que pasar la criba presupuestaria”. “En este caso, no se ajustaba presupuestariamente y en el Consejo de Administración de la empresa Madrid, Cultura y Turismo, del que ella no forma parte, hubo que hacer ese cambio”, han explicado dichas fuentes.
Desequilibrios presupuestarios
La obra de Paco Bezerra, Premio Nacional de Literatura Dramática en 2009, se apalabró con la dirección de los Teatros del Canal. Una vez se hubo financiado con la aportación privada de la productora Bito (40.000 euros) y fue elegida por la red de teatros europeos Prospero (con 45.000 euros destinados a la producción y con una gira europea asegurada), el equipo de dirección de los Teatros del Canal confirmó su inclusión en la programación. Confirmación en la que se detalló los días de funciones programadas en enero, la sala y el caché por las representaciones, según ha podido confirmar este periódico. En esas comunicaciones se indicó que Teatros del Canal aceptó unos gastos de caché de 28.500 euros por tres semanas de funciones y se indicó que la aportación de los Teatros del Canal para la producción de la obra sería de 50.000 euros (una cantidad que ya esta incluyendo el apoyo de 45.000 euros de la Red Prospero).
En la Comisión de Cultura de este martes, Manuela Villa (PSOE) cuestionó, con estas cifras en la mano, las “razones presupuestarias” y ese “desequilibrio”, pues de una producción que tiene un coste de 90.000 euros, gracias al aporte de la Red Prospero que, ha dicho, ya ha mostrado su malestar por la cancelación, y del productor Bito, el Teatro del Canal tan solo tendría que aportar 5.000 euros. Pero para Gonzalo Cabrera estos costes no son correctos. Los Teatros del Canal tienen que asumir, además, los gastos de exhibición, que son los costes estructurales que aporta un teatro a cada obra que acoge, y que pueden ir desde la factura de la luz al personal de sala, indicó. Según Cabrera, los gastos promedio de exhibición de una obra en los Teatros del Canal es de 60.000 euros.
¿Quién decide la programación?
El director general de Promoción Cultural respondió que al no tener los Teatros del Canal personalidad jurídica propia, las decisiones sobre la gestión competen a la empresa pública Madrid Cultura y Turismo. “La dirección entrega una propuesta y digo una propuesta, que debe ser aprobada. Un espectáculo no se considera programado si no lo está por el Consejo. Por lo tanto, no se puede retirar un proyecto que nunca estuvo programado”, ha dicho sobre el alcance de la responsabilidad de Blanca Li.
La palabra final está, por tanto, en manos del Consejo de Administración de la empresa que gestiona la cultura en la comunidad madrileña. Está compuesto por la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz; su viceconsejero, Daniel Martínez; el director general de programación cultural, Gonzalo Cabrera; y el director general de Turismo, Luis Martín Izquierdo. La portavoz del PSOE ha recordado que Li no estaba presente en la reunión del Consejo de Administración y que “fue un órgano político, y no artístico, el que tomó la decisión de cancelar la obra”.
La representante de Más Madrid, Jazmin Beirak, ha recriminado a Cabrera que no compareciera Rivera de la Cruz. Además, ha acusado al Gobierno de falta de respeto al autor y a la propia comisión por afirmar que la obra no estaba realmente programada, ha recriminado que no se comprometa su programación para la siguiente temporada y también ha puesto en duda que las razones fueran presupuestarias. “No se puede tener el cuajo de decir que no se podía reprogramar la obra porque en mayo hay elecciones, cuando sabe que las programaciones, como es lógico, se heredan de legislatura en legislatura ante la imposibilidad de programar sin antelación”, dijo, dirigiéndose a Cabrera.
Beirak también ha hecho hincapié en la situación de Blanca Li, que “propone, pero no programa”. “Pagamos 110.000 euros por su dirección, 35.000 euros por gastos de desplazamiento y 30.000 euros por gastos por viajes. Un total de 175.000 euros. ¿Se le paga todo esto por proponer?”, ha señalado Beirak, indicando que en el pliego de prescripciones técnicas de su contrato se dice que es Li quien ejerce la máxima responsabilidad del proyecto cultural, artístico e institucional de los Teatros del Canal. Además, ha señalado que según el pliego de prescripciones administrativas de Madrid Cultura y Turismo, la función del Consejo es la de “proponer las modificaciones, no validar”.
Pedro María Corral (PP), ex asesor cultural en el Gobierno Aznar y expresidente de Madrid Destino, defendió la supervisión del poder político sobre las direcciones artísticas. “¿Acaso en todos los teatros públicos no se rechazan obras por razones tanto económicas como artísticas? ¿Acaso la programación del Centro Dramático Nacional o de la Compañía Nacional de Teatro Clásico no se hacen oficiales hasta que no cuentan con la aprobación de los responsables políticos del INAEM?”, se preguntó. “La injerencia política sucede en todas partes, quiero recordar que los directores de los centros nacionales son elegidos a dedo (…) Injerencia no hay solo en la Comunidad de Madrid, es el normal funcionamiento de las instituciones que funcionan con dinero público”.
Precisamente y con lo que respecta al INAEM, según fuentes de esta dependencia del Ministerio de Cultura que gestiona los espacios públicos escénicos “si hay un desequilibrio presupuestario en la programación de una de las direcciones, en ningún caso es el INAEM quien decide qué hay que hacer con la programación. Es la dirección artística la única que puede tomar esa decisión”. Lo contrario de lo sucedido con este caso de Muero porque no muero y los Teatros del Canal.
Apoyo europeo
El director de la red europea Prospero, que incluye escenarios tan importantes como la Schaubühne de Berlín o el Théâtre L’Odeon de París y está cofinanciado por la Unión Europea, Serge Rangoni, ha pedido que la obra fuese reprogramada y se ha ofrecido a desplazarse con su equipo a Madrid para solucionarlo y solventar los problemas económicos. En una carta dirigida a la gerente de la empresa pública, Elena Ramos García, a la que ha tenido acceso este periódico, afirma mostrarse “muy sorprendido” pues el proceso de selección de la obra para su cofinanciación europea había sido “democrático” y fruto de “un largo proceso de reflexión artística”. Además, definía Muero porque no muero “apropiado y prometedor” así como “fuerte y relevante”, por lo que pedía que se superaran los problemas y se buscara una manera de reprogramar la obra.
Manuela Villa informó en la Comisión de que había hablado con Rangoni y este le confirmó que se planteaba “hacer la obra sin contar con la colaboración de Teatros del Canal, lo que podría llevar a que esta obra se viera en toda Europa menos en el país de su creación”. Además, ha apuntado que el equipo de Bezerra ha quedado desamparado después de trabajar durante meses en el proyecto.
Gonzalo Cabrera ha señalado que hay otras dos producciones trabajadas junto a la Red Prospero, por lo que están “cumpliendo los objetivos” marcados por dicha red.
Buenas prácticas en la dirección de los centros
La representante socialista ha anunciado que su grupo va a registrar esta semana en la Asamblea de Madrid un proyecto de ley general de cultura que propondrá que la empresa pública que gestiona los Teatros del Canal se convierta en un ente autónomo para acabar con “la injerencia política”. Además de la proposición no de ley que ya han registrado en la Asamblea para garantizar la libertad e independencia artística en la Comunidad de Madrid, en breve Más Madrid, al igual que el PSOE, registrará un proyecto de ley de derechos culturales para garantizar estos y las buenas prácticas.
Por su parte el portavoz de Vox, Gonzalo Babé, pidió la privatización de los Teatros del Canal y agradeció la retirada de la obra de Paco Bezerra: “Le quiero felicitar por no programar una obra tan dañina y esperpéntica, muchas felicidades por no haber programado semejante aberración sobre nuestra gran santa y doctora de la Iglesia, un ataque a la tradición española y nuestra cultura que tantas sensibilidades puede herir. Que lo quiere financiar la izquierda, que lo hagan y se harten de ir a verla, pero no con el dinero de los españoles”.
Los grupos de la oposición señalan que la elección de las direcciones artísticas de los centros sin concursos públicos, como sucede con los Teatros del Canal, “propician la injerencia política de manera continuada y generalizada”, en palabras de Jazmín Beirak, que espera que este jueves la consejera Marta Rivera de la Cruz responda en el pleno de la Asamblea sobre este caso a la pregunta que ya ha registrado en sede parlamentaria.
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