El cine español ha reventado la taquilla con varias películas en los últimos meses, pero económicamente, tirita. Las ayudas del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) han descendido en los últimos años hasta un 60% y las desgravaciones fiscales para la producción de las películas se sitúan en el 18%, para aquellas que no sobrepasen el millón de euros, y el 20% para las que rebasen esa cifra hasta los tres millones de euros. Muy lejos de ese 25% que la Federación de Productores (FAPAE) lleva pidiendo a Hacienda durante esta legislatura.
A eso se suma que los bancos españoles apenas prestan dinero al cine. “Hay algunos que sí, como Triodos, BBVA o Bankinter, pero hay que trabajárselo mucho. Todos te piden avales”, sostiene a eldiario.es Ramón Colom, presidente de FAPAE. Éxito comercial, sí, pero cada vez más dificultades para poner en marcha una película.
En esta tesitura, el sector ha encontrado un aliado en el grupo privado francés Natixis Coficiné, que forma parte del banco BPCE y que acaba de firmar un acuerdo con la Sociedad Española de Garantía Recíproca (SGR) –sociedad creada en 2006 a iniciativa de EGEDA (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audivisuales) y el Ministerio de Cultura y que se encarga de facilitar el acceso a la financiación mediante la concesión de avales– para que durante los próximos doce meses avale “veinte películas de en torno a un millón de euros cada una, por lo que en total serían 20 millones de euros”, explica Rafael Lambea, presidente de la SGR a este periódico.
De momento, ya han contado con este crédito francés, gracias a la SGR, las producciones Palmeras en la nieve, Cómo sobrevivir a una despedida y Las elegidas. El acuerdo se renovará anualmente.
La banca española no presta
La banca española no prestaEsta es la primera vez que una entidad extranjera avala al cine español –y se fía- a través de la SGR, sin la supervisión del Banco de España y dentro del marco de la Unión Europea, y no es de extrañar que el sector lo haya recibido con algarabía. “Es muy positivo, pero no solo por la perspectiva. Natixis forma parte del segundo gran banco de Francia y es uno de los grandes financiadores del cine europeo. Tiene una gran experiencia. Ayudará a encontrar más posibilidades de financiación”, reconoce Colom.
También desde la Federación Española de Asociaciones y Gremios de Distribuidores de Películas Cinematográficas (FEDICINE) la valoración es entusiasta, como sostiene su presidenta Estela Artacho: “Es una buena noticia para el sector. Parece un buen acuerdo, que en principio mejorará los problemas de financiación del sector. A todos nos interesa un cine español fuerte, por ello apoyamos las medidas que redunden en su fortalecimiento, y la financiación juega en ello una baza fundamental”.
No obstante, el acuerdo genera varios interrogantes. Para empezar, ¿por qué no hay una financiación por parte de las entidades españolas? ¿No hay una línea del ICO para las productoras? Sí que existe, pero, como manifiesta Lambea desde la SGR, “el ICO lo que hace es que ofrece dinero como un banco más, pero también exige garantías. En el caso de la banca española es que no existe ninguna entidad que garantice las producciones cinematográficas”.
Además, según añade, que el cine español haya tenido que acudir a la banca francesa –con unos intereses en torno al 3,5-4%- “te da la medida de cómo está el cine español. Por un lado vive un momento dulce con la reconciliación con el público, pero las estructuras del cine español se están viniendo abajo. Tiene mucho potencial, pero ahora es muy inseguro. Este Gobierno no ha tenido una política clara de apoyo al cine”.
Dificultades para cobrar las ayudas
Dificultades para cobrar las ayudas
De hecho, la bajada en las subvenciones que otorga el ICAA, y que van destinadas principalmente a películas de bajo presupuesto, es un buen indicativo de la situación económica del cine. Este fondo contaba hace tres años con 49 millones de euros y para 2014 estaba en 33,7 millones de euros. Unas ayudas que, por otra parte, son ridículas si se comparan con las que se reciben en otros países como Reino Unido (120 millones), Alemania (340 millones) o Francia (770 millones). A eso se añade la deuda que ha contraído con las productoras, ya que fue el año pasado cuando se pagaron las subvenciones de 2012. Un tiempo que, al final, como señalan los productores, genera más intereses con respecto a los préstamos que se hayan solicitado a los bancos (y que estos hayan otorgado).
Precisamente, en este sentido, tampoco es tan fácil acceder a estas ayudas en las circunstancias actuales. Como explica Lambea, “el ICAA da las subvenciones, pero esa subvención no se puede hacer líquida en un banco si este no quiere darla. Y la banca ha dicho que no financia el cine español si no tiene garantía de que le devuelvan el dinero. No es de extrañar que la banca francesa se haya adelantado a la española”. Por ello, tampoco extraña que el ICAA, como ha señalado su directora general, Lorena González, se haya alegrado también del acuerdo: más liquidez en tiempos de vacas flacas.
Menos desgravaciones fiscales
Menos desgravaciones fiscalesPor otro lado, en relación con las desgravaciones fiscales para los que pongan dinero para las películas españolas, tampoco se ha alcanzado el porcentaje del 25% exigido por los productores y que, no obstante, está muy por debajo del que se tiene en otros países como Italia o Francia, donde se sitúa en torno al 40%. Todo ello ha generado que el presupuesto medio de una película española sea cada vez menor. “De unos tres millones antes de la crisis, hemos pasado al millón y medio”, sostiene Lambea. No obstante, Colom se muestra optimista: “Yo creo que sí que acabaremos llegando al 25%, aunque esta es una hipótesis mía. Si el Estado quiere que el cine español sea competitivo, tendrá que llegar a ello”.
De momento, al cine le han salvado los muebles los franceses con este acuerdo. Aunque no será tampoco todo el cine español. Al fin y al cabo, un banco siempre quiere garantías por lo que las grandes damnificadas serán películas “de las que se espera un buen rendimiento comercial”, como asegura Lambea. Las películas más complejas, o modestas, tendrán que esperar.