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Las cinco claves del escándalo del MACBA

Haute Couture 04 Transport |  © Leo Eloy / Fundação Bienal de São Paulo

Marta Peirano

El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) suspendió ayer la exposición La bestia y el soberano, coproducida por el Württembergischer Kunstverein (WKV) de Stuttgart, el mismo día de la inauguración. El director del museo, Bartomeu Marí, declaró que el día anterior había descubierto una pieza “inapropiada” el lunes pasado y que exigió su retirada. Los comisarios, Hans D. Christ, Iris Dressler, Paul B. Preciado y Valentín Roma, se negaron a satisfacerle y la muestra se canceló.

La obra inapropiada es una escultura de la austríaca Ines Doujak. No es nueva, ya se había mostrado previamente en la Bienal de Sao Paulo en 2014 y en el Royal College of Art de Londres. Es parte del proyecto 'Loomshuttles / Warpath', un archivo que explora la “relación asimétrica entre Europa y América latina”. La escultura en cuestión muestra al rey Juan Carlos I siendo sodomizado por un pastor alemán y la activista líder obrera y feminista boliviana Domitila Barrios. Conviene notar que la presidenta de honor del patronato del MACBA es su mujer, la Reina Doña Sofía.

La censura podría ser el menor de sus problemas

A la voz de censura, se organiza de inmediato una concentración de protesta a las puertas del Macba a las siete y media, hora en que debía haber tenido lugar la inauguración. Acuden un centenar de personas, incluyendo algunos de los artistas implicados. Se encuentran con un muro cerrado: en el Macba se ha dado la orden de cerrar puertas y ventanas desde media hora antes, incluyendo la tienda y el acceso al resto de las exposiciones. Ni siquiera los trabajadores del edificio pueden subir a las plantas. Al mismo tiempo, los comisarios producen un comunicado al que tiene acceso el diario ARA donde se pronuncia la palabra que los demás paladean: “La exposición que se había inaugurado hoy el Macba ha sido censurada ”.

"Aceptar la supresión de la obra de Ines Doujak no sólo habría comprometido la integridad conceptual de la exposición, sino que también amenaza nuestra comprensión del arte, de la libertad de expresión, así como del papel del museo en la sociedad contemporánea. En estas circunstancias la cancelación de la exhibición es un acto de censura. (...) La decisión del director del Macba pone en peligro no sólo esta exposición en concreto sino que revela también el funcionamiento no democrático de una institución cultural pública."

En el mismo documento, el equipo de comisarios recuerda que en un “museo de arte contemporáneo, una institución pública, los límites no deben estar definidos por intereses particulares”. La Béstia y el Soberano estaba inspirada en uno de los últimos seminarios de Jacques Derrida y analiza, precisamente, el concepto de soberanía. Seleccionaron la obra de Doujak porque “se inscribe en una larga tradición artística de la caricatura, las esculturas carnavalescas y la parodia iconoclasta y que, por tanto, no constituye una ofensa personal a un individuo, sino la reformulación crítica de unos imaginarios colectivos, en este caso el imaginario representado por la monarquía, que precisamente por ser públicos son susceptibles de resignificar desde la práctica de los artistas ”.

Cinco claves para entender el escándalo

Hasta aquí, lo primero que queda claro es que en España no acabamos de entender el efecto Streisand, un fenómeno rebote por el cual el intento de tapar una obra consigue darle mucha más visibilidad de la que habría tenido si la hubiéramos dejado en paz. En este caso, junto con la imagen del monarca a cuatro patas, se despliega un escándalo de censura al que se suman otros casi más graves: el despilfarro de dinero público, la irregularidad de sus trabajadores, la incompetencia de la dirección y/o irresponsabilidad de la institución. Estas son las claves:

1. Bartomeu Marí dijo que había visto la escultura de Ines Doujak por primera vez el lunes. “El pasado lunes me doy de la existencia de una obra que en mi opinión es contradictoria con los valores que el museo” -declaró a la ACN. “Es la primera vez que sé de un suceso así en 25 años de profesión. Una muestra implica un proceso de mediación entre los comisarios y la institución y es sorprendente y lamentable no haber llegado a un acuerdo”, le dijo a Europa Press.

De ser verdad, lo verdaderamente lamentable es que el director del MACBA, responsable último de las actividades del museo, habría ignorado toda la necesaria documentación que ha acompañado a la producción de la muestra, que integraba el trabajo de 31 artistas, hasta unas horas antes de su apertura. Tanto la presentación del proyecto como hasta el proyecto de catálogo incluyen una descripción gráfica de cada pieza, y se entregan necesariamente meses y hasta un año antes de la producción de la muestra.

2. La exposición que nadie ha visto tenía un presupuesto de 240.000 euros de dinero público. Peor aún: 180.000 euros eran la subvención del Kulturstiftung des Bundes, dinero que tendrán que devolver, por no haber cumplido con el compromiso adquirido con la institución alemana. Este problema se deriva de la irresponsabilidad de su responsable último, que tendría que haber “llegado a un acuerdo” con los comisarios meses antes de la inauguración. Salvo que no le quedara más remedio y estuviera cumpliendo ordenes.

3. Los comisarios aseguran que el director “la dirección del MACBA tenía conocimiento tanto del contenido concreto de las obras” y que “el director había validado el proyecto y, tanto su descripción, como la lista de artistas figuraban en la página de internet del MACBA desde hace semanas”. Los rumores son que Marí habría recibido un “telefonazo” el día antes de la inauguración que le obligó a cancelar la muestra. De haber sido éste el caso, el escándalo sería aún mayor porque la supuesta irresponsabilidad del director pasaría a ser la irresponsabilidad del Museo, que estaría faltando gravemente a cualquier código de buenas prácticas deando que el consorcio o el patronato imponga su voluntad sobre la de los especialistas contratados por la institución. Por no mencionar su desprecio a la inversión de dinero público, los artistas y el acuerdo con otra institución cultural, en este caso el Württembergischer Kunstverein.

4. En países donde se respeta a las instituciones, cualquiera de los dos casos supondría la dimisión inmediata del director. No así en España. Yo ahora mismo no me planteo dimitir; lo que me planteo es velar para que el MACBA sufra lo menos posible con toda esta situación y que tenga un futuro bueno. -le dijo llanamente al Cultural el director. -Somos gente adulta que además tenemos una relación de amistad, que vamos a asumir las consecuencias que todo esto conlleva, y que nos llevará a una reflexión profunda que ya estamos teniendo y que compartiremos tan pronto como sea posible. Sé que no se comparte mi punto de vista, ni la decisión que he tomado y que hay artistas y gente del medio que lo expresa abiertamente. Está bien, tienen derecho a hacerlo, pero yo debo actuar según mis principios.”

5. Los comisarios responsables, Paul B. Preciado y Valentín Roma tampoco piensan dimitir pero, principalmente, porque no pueden. A pesar de su responsabilidad, el jefe de Programas Públicos (Preciado) y el Conservador jefe (Roma) son “asesores externos a largo plazo” del Macba o, lo que es lo mismo, autónomos que trabaan por obra. Su situación es tan precaria que hasta podrían llegar a no cobrar por su trabajo ya que, si había un contrato de obra, el proyecto no se ha llegado a realizar.

Si lo tuvieran y quisieran dimitir, serían los últimos en una larga lista de comisarios que han abandonado el Macba. Roma y Preciado se establecieron como sustitutos de Carles Guerra, que a su vez sustituyó a Chus Martínez y el alemán Friedrich Meschede, que presentaron su dimisión por “desacuerdos” con Marí.Seis comisarios en un mandato. Hay dramas de Shakespeare con menos bajas.

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