Amaya de Miguel, la directora del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem) ha dimitido de su responsabilidad en el Ministerio de Cultura, según ha podido confirmar elDiario.es. Joan Francesc Marco le sustituirá en el cargo. Este cambio pasará por el próximo Consejo de Ministros del 29 de marzo.
La nueva responsabilidad de De Miguel será al frente de la Fundación Montemadrid, entidad de la que depende La Casa Encendida de Madrid y que dirige el exministro de Cultura José Guirao, quien recientemente ha sido nombrado comisionado español para el año Picasso y que abandona la dirección de la Fundación Montemadrid por motivos personales. El exministro ha pedido voluntariamente ser relevado en el cargo y seguirá vinculado a Montemadrid como asesor para nuevos proyectos de la Fundación, según informa esta institución privada sin ánimo de lucro, anteriormente vinculada a Caja Madrid. El principal reto inminente de De Miguel será la reapertura del Palacio de la Música en la Gran Vía madrileña.
La noticia ha saltado antes del momento en el que las partes querían comunicarlo y coincide con una semana de movilizaciones dentro del sector de las artes escénicas y tras unos meses en los que se han arrastrado varios conflictos, como el que se abrió entre los trabajadores técnicos de los teatros públicos dependientes del Inaem o los retrasos en los pagos de las facturas, como explicó Carolina África a este periódico tras su trabajo para el Centro Dramático Nacional.
Es la tercera dimisión en la cúpula directiva del Ministerio de Cultura desde que se hizo cargo de él Miquel Iceta. Dolores Jiménez-Blanco, la directora general de Bellas Artes, dejó su cargo en noviembre por disparidad de pareceres respecto a la conservación de piezas patrimonionales como la Dama de Elche. Y el subdirector del Inaem, Fernando Cerón, lo hizo en enero.
Director del Inaem por segunda vez
Joan Francesc Marco (L’Hospitalet de Llobregat, 1951) ocupaba el puesto de asesor en el gabinete del ministro Iceta desde julio de 2021 y ya ejerció diversos cargos en el organigrama del Inaem, primero como subdirector general de música y posteriormente como director del Instituto entre los años 1990 y 1995. Durante su primera etapa al frente del INAEM, con el gobierno de Felipe González y con Pedro Sánchez Fernández, padre del actual presidente del Gobierno, como gerente del Inaem, impulsó la reforma de teatros del siglo XIX.
Posteriormente fue concejal del Ayuntamiento de l'Hospitalet y diputado provincial y pasó a formar parte del gobierno de la Diputación de Barcelona como diputado del Área de Cultura y presidente delegado del Institut del Teatre de Barcelona. Entre los años 2004 y 2007 fue consejero delegado del Teatre Nacional de Catalunya, donde asumió la gestión y la orientación de las grandes líneas de actuación del TNC. Posteriormente, en julio de 2008, el Patronato de la Fundación y la Junta de Gobierno del Consorcio del Gran Teatre del Liceu lo nombran director general de la Fundación y del Consorcio, respectivamente.
Una trayectoria enel Inaem con asuntos sin resolver
Amaya de Miguel llegó al cargo de directora del Inaem de la mano del exministro José Guirao en uno de los momentos más delicados para la institución, en el año 2018. De Miguel conoció a Guirao a principios de los años noventa cuando dirigió el Festival de Almagro. Esposa de Carlos Westendorp, exministro de Exteriores de Felipe González, De Miguel es una alta técnica ligada al Ministerio desde los años ochenta y a la que le une una relación de amistad con Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, desde los años noventa.
Pero su relación con el teatro es incluso anterior siendo una de las primeras gestoras del teatro independiente, De Miguel fue socia fundadora de la Asociación Cultural Caballo de Bastos y coordinadora de la histórica sala de teatro Cadarso de Madrid; además, dirigió la producción del recordado Centro de Nuevas Tendencias de la Sala Olimpia hoy reconvertido en el Teatro Valle Inclán del propio Centro Dramático Nacional.
De Miguel tenía todo el pedigrí necesario y una sólida base para conocer, por un lado, los entresijos del Ministerio de Cultura; y, por otro, la realidad de las compañías y la producción escénica española. Tenía tres grandes retos al llegar al Inaem: la dependencia de acción del Ministerio de Hacienda, la falta de flexibilidad de contratación artística y la conflictividad laboral. Ninguna de estas tres facetas ha podido resolverse en su mandato: continúan los retrasos en los pagos a los actores y creadores que contrata, no se han flexibilizado y agilizado las giras y el Instituto se ha visto inmerso en un crudo enfrentamiento laboral con sus técnicos, que ha derivado en huelgas intermitentes desde noviembre pasado. Este año 2022 era quizá el más esperanzador ya que llegaba con un presupuesto aumentado gracias a las ayudas europeas.
A finales de enero de este año, el subdirector del Inaem, Fernando Cerón, dimitió con una carta durísima en la que expresaba su frustración: “Mi único interés siempre ha sido la defensa de nuestro sector y lamentablemente he llegado a la conclusión de que en las actuales circunstancias no puedo cumplir con este objetivo y mi trabajo se ha ido paulatinamente convirtiendo en una pura gestión burocrática de unos recursos del todo insuficientes”. En declaraciones a este periódico el mismo Cerón al preguntarle por la dimisión de quien fuera su directora ha afirmado: “Valoro de la manera más positiva el paso de Amaya de Miguel como directora del Inaem. Afrontó la institución en un momento dificilísimo y no tengo más que palabras de agradecimiento en lo que a mí se refiere y de admiración por el trabajo que ha realizado”. En tres meses el cuerpo directivo del Inaem ha dejado sus cargos y queda pendiente la esperada reforma de una institución que lleva más de diez años en profunda crisis, informa Pablo Caruana.
El patronato de la Fundación Montemadrid ya había aprobado el pasado jueves 17 la contratación de Amaya de Miguel como directora general de la Fundación Montemadrid. El nombramiento de Amaya será efectivo una vez que se obtenga el informe favorable de la Oficina de Conflictos de Intereses.