Difunta doña Cayetana, la Casa de Alba empieza a vender las partes. En este caso, con poca fortuna. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha prohibido a la casa de subastas Christie's subastar una carta enviada en abril de 1498 por el almirante Cristóbal Colón a su hijo Diego, por ser patrimonio español. La carta había sido valorada en 21 millones de euros. La Fundación Casa de Alba alegó que necesita fondos para su sostenimiento, que hace un gran esfuerzo para sostener el Patrimonio Español.
Cuando murió Cayetana Fitz-James Stuart, Forbes valoró el patrimonio de la Casa de Alba en unos 3.000 millones de euros, entre arte, casas, palacios, terrenos y títulos, entre otras cosas. La mayor parte de ese legado es gestionado por la Fundación, creada en 1975, que quedó en manos de Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, hijo primogénito de la duquesa. La Fundación gestiona también los palacios de Liria (Madrid), Las Dueñas (Sevilla) y Monterrey (Salamanca); el castillo de Alba de Tormes (Ávila); los cuatro castillos en Galicia (Castro Caldelas, Moeche, Andrade y Narahío) y el panteón familiar en el monasterio de la Inmaculada de Loeches (Madrid).
En la sentencia de la Sección Sexta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, el TSJM desestima el recurso interpuesto por la Fundación Casa de Alba contra la resolución dictada el año pasado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que confirmó la adoptada en 2013 por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales de Archivos y Bibliotecas. Este departamento “denegó la exportación de la carta dirigida por el almirante Colón a su hijo Diego”, recuerda el fallo del TSJM, que declara que las citadas resoluciones son conformes con el ordenamiento jurídico.
Los argumentos de la Casa de Alba
Según la Fundación, la carta no es un bien de interés cultural y por eso ha sido seleccionada entre 22.000 legajos que tiene por ser la de menor relevancia histórica al no haber sido escrita desde las Indias y contener información doméstica. Tal como consta en la petición realizada por la Fundación Casa de Alba en 2013, se trata de una “carta autógrafa de Cristóbal Colón a su hijo Diego, fechada en Sevilla el 29 de abril de 1498, con valor de 21 millones de euros, y destino a Londres (Reino Unido)”.
La solicitud incorporó un anexo con copia de la obra y un informe de la Fundación Casa de Alba, en el que se demuestra que, debido al matrimonio entre el II duque de Berwick Jacobo Fitz-James Stuart con la VIII condesa de Gesves y Duquesa de Veragua, la fundación es la dueña legítima de ocho cartas personales del almirante; siete dirigidas a Fray Gaspar de Gorricio entre 1498 y 1501 y otra a su hijo Diego de 29 de abril de 1498.
Por su parte, la casa de subastas Christie's hizo referencia en un informe a que esta carta tiene un contenido individualizado puesto que las demás componen una serie de misivas dirigidas a amigos de Colón y a Fray Gorricio y detalla que la primera está separada cronológicamente de otras enviadas a su hijo y que no puede ser considerada una de las más importantes.
La carta había sido vendida después de la expo del 29
Sin embargo, el TSJM destaca que la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico propuso el 6 de noviembre de 2013 la denegación de la solicitud por considerar la carta un bien de relevancia excepcional para el Patrimonio Documental Español “dada la importancia del personaje y de las colecciones de las que ha formado parte”. El tribunal se basa también en otro informe, del Archivo General de Indias, que hizo constar que toda la documentación que se conserva en el mismo y en la Casa de Alba derivan directamente del propio archivo de Cristóbal Colón.
El informe explica que los duques de Veragua cedieron en venta la documentación que tenía sobre Colón al Estado español, que la entregó al Archivo General de Indias después de la exposición de 1929. Entiende que la carta del almirante a su hijo forma parte de un patrimonio único, el archivo privado de Cristóbal Colón, aunque se custodie en dos sedes separadas, y que se tata de parte de un mismo fondo que debería haberse conservado unido si no se hubiera producido la separación de las familias Alba y Veragua a finales del siglo XVIII.
Además, subraya que aunque se trata de una correspondencia particular es una de las primeras cartas que se conservan de Colón a su hijo.