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¿Por qué aún no tenemos representante para la Bienal de Venecia?

Hace días que la pregunta hace sus rondas por la Red: ¿qué pasa con Venecia? Concretamente, con la representación española en su próxima Bienal, una de las grandes citas internacionales de las Artes Visuales. La pregunta es pertinente porque, a estas alturas del curso, es todo un misterio que aún no se conozca dicha representación. Hemos llamado para preguntar por qué.

El pasado mes de abril, tres comisarios independientes (Gerardo Mosquera, Martí Manen y Juan De Nieves, todos ellos de méritos y capacidad contrastados) recibieron una invitación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) para que presentaran sendos proyectos para el Pabellón Español en la próxima Bienal de Venecia,

Esta selección había sido realizada por un comité o jurado -tampoco la denominación importa- designados por la AECID como Carlota Álvarez-Basso, Alberto Ruiz de Samaniego o Teresa Velázquez, entre otros tantos profesionales reconocidos. Como es habitual, no se consultó para nada con el muy organizado sector de Artes Visuales.

En el comunicado se daba una fecha de entrega de 1 de septiembre pasado y se decía de forma explícita que se conocería el seleccionado a lo largo de septiembre. Con total profesionalidad, los tres seleccionados elaboraron sus proyectos, dentro del marco de la convocatoria y en plazo. No se ha filtrado nada de estos proyectos y el proceso se ha llevado con discreción.

La decisión, recordemos, debía tomarse en septiembre. Sin embargo, llevamos consumido un cuarto de noviembre y aún no hay decisión ni se sabe nada. Ni siquiera los potenciales comisarios tienen idea de la resolución, pues eso significaría que la decisión se había hecho pública. No estaría bien decir a uno que el encargo es suyo y ocultárselo a los otros dos, aunque en este mundo de misterio todo es posible.

La elección se retrasa, la Bienal se adelanta

La extrañeza es lógica. ¿Qué dificultad hay en decidir cuál es la propuesta? El mismo o muy similar jurado que realizó la primera selección se supone que se ha reunido para sacar conclusiones, pero no podemos confirmarlo. Aparte de enigmático, el procedimiento tiene consecuencias prácticas: con independencia de la salud mental de los comisarios y de los artistas con los que hayan contado para un trabajo de alta responsabilidad y visibilidad, se dan circunstancias de calendario.

El año que viene y en contra de la tradición, la Bienal de Venecia 2015 no abrirá en junio, sino el 9 de mayo. La razón es que se la quiere hacer coincidir con la apertura de la Exposición Universal de Milán, que abre sus puertas el 1 de mayo. Es decir, que hay un mes menos de lo habitual para poner en marcha y producir el proyecto que sea. Es de sentido común que, por mucho que a veces se hagan bromas sobre el arte contemporáneo, algo como ocupar un pabellón nacional y de cierta raigambre, no es algo que se haga en un abrir y cerrar de ojos. Solo la producción y la logística no se pueden encargar de un día para otro.

Sin embargo, la AECID no contesta, aunque debe saber. Es raro hablar de un misterio en las artes visuales. Escándalos o escandalillos los hay, pero ¿misterios? Y sin embargo este lo es. ¿Qué razones puede tener la AECID para posponer el anuncio? No cabe mucha especulación, porque tampoco este asunto tiene demasiada complicación: hay un proyecto elegido entre tres. Y seguramente cualquiera de los tres habría sido bienvenido.

¿Cuál es el problema? ¿Por qué se juega con unos profesionales y se dificulta su trabajo? Otros paises como México, Francia, Portugal, Noruega, Bélgica, Alemania, Chipre, Australia, Turquía, Zimbabwe, Singapur y otros muchos ya lo han decidido hace tiempo. Al fin y al cabo, estamos hablando de medio millón de Euros (Laura Almárgui y Octavio Zayas gastaron 400.000 en la bienal 2013). Nada por lo que haya que esperar alguna decisión económica mayor.Por cierto, Cataluña ya ha nombrado a Chus Martínez (comisaria) y Albert Serra (artista) como su representación. Lo dicho, un misterio.