La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

Hay un neonazi en mi archivo del NO-DO

Hace años que el edificio del antiguo NO-DO ya no huele al vinagre del celuloide viejo. Los archivos del noticiario franquista han ido desapareciendo hasta convertir este mastodonte de ladrillo en un colador de goteras y humedades. Ahora son 550 metros cuadrados de olvido histórico y la sede del grupo neonazi que convocó la manifestación racista del pasado sábado en Madrid. Podría parecer que la elección de este antiguo baluarte falangista obedece a preferencias ideológicas, pero las razones de esta okupación son mucho más prácticas.

“El castillo”, como lo llaman sus inquilinos, ha ido variando de ubicación tras un largo historial de desalojos de sus anteriores centros. Esta última parada, sin embargo, parece ser la más estable de todas. El Hogar Social Madrid hizo ondear su bandera desde las ventanas de Joaquín Costa 43 en octubre del año pasado. Desde entonces, no han recibido más críticas que las de Ahora Madrid y las comunidades de vecinos que abuchean sus proclamas xenófobas y fascistas.

Estas paredes, que una vez fueron propiedad de RTVE, pertenecen al departamento de Patrimonio de Estado del Ministerio de Administraciones Públicas. La institución trasladó todo el ajuar propagandístico del régimen de Franco a un nuevo centro en la Ciudad de la Imagen hace casi una década. Lo que es lo mismo, ahora tienen la coartada perfecta para no mover ficha ante una ocupación que no amenaza el material público del NO-DO. El Ministerio dice que, además, estas gestiones urbanísticas competerían al Instituto de Contabilidad, al que está adscrito el edificio. “Aunque sea patrimonio del Estado, todas las obras de protección y actuaciones judiciales dependen de Economía”, aseguran fuentes de Administraciones Públicas.

Una patata caliente que favorece a quienes pasaron de repartir comida de forma arbitraria, a convertirse en el escuadrón más reconocido de la ultraderecha nacional. La plataforma ya es capaz de convocar a más de un millar de personas –como demostraron el sábado– y reunirlas bajo la figura de Ramiro Ledesma y lemas como “Ayudas sociales para los nacionales” o “Españoles sí, refugiados no”.

Uno de los emblemas más populares entre sus adeptos es el rechazo a la derecha económica y la ayuda al desfavorecido. Pero toda esa estrategia se vino abajo cuando comenzaron a reivindicar actos violentos como el ataque a la mezquita de la M-30, entre otros. “El MSR, que ni padece complejos ni se siente atado a la cháchara humanitaria y la caridad de las sotanas religiosas o laicas, tiene muy claro que aquí no caben todos”, reza el programa de Movimiento Social Republicano, un partido muy presente en el Hogar Social.

Esta formación se define como revolucionaria, anticapitalista, antiglobalización, ecologista; una definición que aturde a cualquiera que conozca sus propuestas sobre inmigración. Ocurre lo mismo con la okupación, una tradición relacionada con la izquierda y que los vecinos consideran de una naturaleza abierta y tolerante. ¿Qué les lleva entonces a derribar la puerta de edificios estatales y establecer allí sus talleres “solidarios”?

Influencias del fascismo italiano

HSM no son unos pioneros en ocupar centros enarbolando una ideología nacional socialista. Su modelo de actuación se encuentra a unos cuantos kilómetros, donde CasaPound Italia inspira su programa en el típico fascismo de Mussolini y aloja a familias azotadas por la crisis en viviendas deshabitadas. También se relacionan con partidos neonazis como ELAM, de Chipre, o Amanecer Dorado, en Grecia. “Nosotros solo ocupamos inmuebles que pertenecen al Estado o los que forman parte de casos de corrupción”, cuenta Melissa, la portavoz del Hogar Social Madrid, a eldiario.es.

La coordinadora asegura que los archivos del edificio de RTVE estaban a salvo cuando entraron y que solo se encontraron “unas latas vacías con la etiqueta del NO-DO y algún guión”. La plataforma presume de haber acondicionado este enorme espacio con sus propias manos y de haber puesto a punto la instalación eléctrica y la bomba de agua. “Antes de que nos instalásemos, habían entrado a robar cobre, la barandilla y otros objetos de valor”. Entre estas piezas destaca un mural vanguardista pintado por José Caballero y José Romero Escassi, cuyas condiciones son deplorables.

“Nos pusimos en contacto con la Fundación Caballero- Thomas de Carranza, que pertenece a los descendientes de los artistas, y vimos que denunciaron hace 20 años el mal estado en el que se encontraba el mural”, relata Melissa. Es una de las excusas que utilizan para defender su permanencia en un edificio histórico que, según ellos, podría haberse destrozado. En cambio, se han servido de sus cuatro plantas para construir un local dividido en todo tipo de estancias.

“Hemos distribuido la entrada con la sala de reparto y el ropero. En la segunda planta tenemos habitaciones. En la tercera está el espacio de conferencias, bibliotecas, el salón y una cocina. Y en la cuarta más habitaciones”. Han dispuesto incluso un gimnasio donde se entrenan e imparten clases de defensa personal. “El boxeo es un deporte que tiene mucha tradición entre nosotros, además tienes que estar preparado cuando vas por la calle”, admitió uno de los miembros a VICE.

Tres desahucios, ¿camino del cuarto?

Este proceso de reconstrucción ha tenido lugar en cuatro ocasiones y cuatro instalaciones bien diferentes. Primero ocuparon un edificio copropiedad del empresario chino Gao Ping, condenado por blanqueo de capital en la operación Emperador. El inmueble se encontraba en el madrileño barrio de Tetuán, una zona famosa por su multiculturalidad y el alto porcentaje de población inmigrante. En este caso, la Delegación de Gobierno instó a su desalojo por la vía de urgencia después de varios incidentes, agresiones y ataques con cócteles molotov.

“Luego fuimos al antiguo Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en Bretón de los Herreros, que salió a subasta pública y lo adquirió una gestora que, casualmente, se está quedando con todos los solares públicos”, enumera la portavoz. Tras su breve paso por Chamberí, acudieron a la sede de Fórum Filatélico porque “los administradores concursales lo habían vendido a un fondo de inversiones extranjero”. Este desalojo culminó con dos policías heridos y un detenido de la plataforma ultraderechista.

Fue entonces cuando comenzó un fuego cruzado entre los miembros del HSM y otros colectivos como el Patio Maravillas. Los representantes del primero sacaron sobre la mesa el tema de la cesión de espacios públicos por parte del Ayuntamiento de Manuela Carmena y propagaron un discurso de persecuciones y trato desigual desde el consistorio. “No llevamos a cabo actividades ilegales y realizamos una tremenda labor social que da de comer a casi 250 familias”, defienden en Hogar Social. Sin embargo, su vinculación con ciertos hooligans neonazis les hacen incompatibles con la medida que propusieron desde Ahora Madrid.

Esta formación, por otra parte, se ha convertido en el adalid de la causa tolerante y plural contra HSM. Han llevado mociones a las juntas municipales de todos los distritos para instar a la Comunidad de Madrid al cese de sus actividades y al desalojo. Según Melissa, esto se trata de “una campaña de acoso y derribo”, pero está tranquila porque el antiguo NO-DO “no es competencia del ámbito municipal ni autonómico”.

Ahora Madrid denuncia su propaganda con lemas como “Terroristas Welcome”, que criminaliza a toda la comunidad musulmana, y los repartos de alimentos discriminatorios, “que utilizan como tapadera de su perfil más violento”. Hace unos días, incluso llevaron al Pleno de Chamberí una propuesta de desalojo para la sede de RTVE. Pero dicha acción no llegará, de momento, y Hogar Social Madrid seguirá ocupando el archivo del NO-DO como en una alegoría burlesca.