Patrick Modiano tiene 70 años y el Premio Nobel de Literatura. Ha escrito casi 30 libros y, por supuesto, está considerado uno de los grandes escritores de Francia. Y, con todo, puede cobrar su pensión y obtener los derechos de sus libros. Según la normativa francesa, pensión y derechos de autor son totalmente independientes. Como indican fuentes de la Embajada de Francia, “cobrar derechos de autor no tiene incidencia en la pensión que se percibe. La persona tributa sobre los derechos de autor que percibe aunque esté jubilada”. Eso sí, los escritores tienen que estar inscritos en la Agessa, el régimen de seguridad social de los autores, para poder cotizar y percibir una pensión, o bien en la Maison des Artistes, según la actividad cultural que realicen.
En España esta cuestión es imposible si se rebasan unas cantidades con los derechos de autor. Si eso sucede, se pierde la pensión. Es más, ni siquiera existe un marco fiscal como el francés. Estamos en la Unión Europea, pero en lo referente a la cultura, de nuevo a años luz.
Los países de la UE, Alemania, Austria, Chequia, Chipre, Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido y Suecia tienen establecido que “una vez cumplida la edad mínima de jubilación es posible acumular el cobro de la pensión de jubilación con el ejercicio de una actividad laboral o profesional, sin que exista un límite para los ingresos obtenidos por esta actividad”, como señala el abogado Carlos Muñoz, de la Asociación Colegial de Escritores. Por tanto, autores como el nonagenario italiano Andrea Camilleri o el alemán Günter Grass, hasta su fallecimiento en 2015, no tenían problemas en seguir escribiendo.
España no está en este grupo, sino que se encuentra en un segundo nivel junto a Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Eslovenia, Grecia, Islandia, Lituania, Países Bajos, Rumanía y Suiza. Allí, como aquí, también se limitan los ingresos que se pueden percibir sin perder por ello el derecho a la pensión de jubilación, pero que una vez se supera dicha cantidad –en España serían 9.100 euros anuales para 2016-, se pierden los derechos. Claro que todavía hay un tercer escalón en el que están Eslovaquia, Irlanda, Letonia y Malta donde el cobro de la prestación es incompatible con cualquier actividad profesional.
Sin embargo, como señala Muñoz, “en España estamos más cerca de Malta que de Alemania” en cuanto a la legislación laboral y su relación con los creadores. Eso es lo que ha provocado en los últimos días una agria polémica sobre la situación en la que se encuentran los escritores españoles ya en edad de jubilación. Si escribes y rebasas el límite que marca el Salario Mínimo Interprofesional en cómputo anual, que para el año 2016 se ha fijado en 9.172,80 euros, no cobras pensión. O al contrario. Además, Trabajo ya ha remitido varias cartas a escritores para que devuelvan lo generado por las actividades profesionales. A Javier Reverte se le han reclamado 121.000 euros y otros autores como Luis Landero, José Manuel Caballero Bonald y Luis Mateo Díez también han sido investigados. “Y hay muchísimos más que nos han pedido que no demos sus nombres”, resalta Muñoz.
Otra ley del PP ‘contra’ la cultura
La Unión Europea no regula esta cuestión sino que son las diferentes leyes laborales las que establecen si es posible cobrar la pensión y a la vez la de otra actividad profesional. En España, la ley de la Seguridad Social aprobada en los años ochenta señalaba la incompatibilidad de ambas. En 1998, sin embargo, como recuerda Muñoz, “con la nueva ley del IRPF, en rendimientos del trabajo se consideraban los derivados de los derechos de autor, conferencias y coloquios. Los rendimientos de los jubilados estaban ahí y no en actividades económicas, por lo que era compatible”.
El cambio en 2013 el Gobierno del PP introdujo la llamada ‘jubilación flexible’. Es decir, se permitía cobrar la pensión si no se rebasaba el límite del cómputo anual del SMI. “A partir de ahí empezaron a perseguir a la gente porque además nadie se apuntó a lo de la jubilación flexible”, sostiene Muñoz.
Esta persecución ha caído como una bomba entre los creadores. El periodista y escritor Ramón Lobo, que acaba de cumplir 61 años, escribía este viernes en su blog que “las ganancias por la venta de libros, que no suelen ser estables ni seguras, ya cotizan a Hacienda lo que corresponde y de esta manera contribuyen a las arcas del Estado. No existe estafa ni fraude. (…) Se mete la mano para cuadrar cuentas y presumir de la eficacia y por otro lado se sablea y acosa a los pensionistas.”. El poeta Antonio Gamoneda, premio Cervantes en 2006, manifestaba que si las cosas se mantenían así dejaría de escribir.
“Desde un punto de vista externo te dicen que la situación de la Seguridad Social es malísima y por eso te dicen que no te pagan la pensión. Si hacemos efectivo eso, ¿qué pasa con el señor jubilado que tiene pisos y los alquila? Porque eso sí es compatible y, sin embargo, con eso ya gana mucho más que la pensión”, se pregunta Muñoz, quien añade: “Esto demuestra que no es un ahorro a la caja de la Seguridad Social, sino que es selectivo para la gente de la cultura”.
Como señalaba Ramón Lobo en su blog: “Se puede elevar el tipo impositivo de lo que se gana de más porque muy pocos escritores escriben para ser millonarios, esas cosas que se consiguen en la política. Pero un escritor quiere poder pagar la luz, la comida, el teléfono y tener la tranquilidad de cubrir sus gastos. Es un derecho al que ha contribuido cada mes durante años”. Y tampoco estamos hablando de cantidades gigantes. Los escritores reciben un 10% de las ventas de sus libros. Muy pocos viven de la literatura.
Los partidos políticos mueven ficha
Ante tamaño incendio, los partidos políticos de la oposición –el PP se ha limitado a referir que se cumple con la ley- han movido ficha en los últimos días. Aunque no haya Gobierno y estemos en tiempos de pactos, todos quieren apuntarse el tanto. El objetivo: un régimen como el francés.
El PSOE presentó el jueves una Proposición no de Ley (PNL) para pedir que se haga compatible el ejercicio de la creación y lo correspondiente a los derechos de propiedad intelectual sobre la misma. “Queremos que la normativa actual se derogue y sea compatible. Estamos hablando de un beneficio colectivo. También pedimos que comiencen el trabajo en el congreso y la creación de una mesa con artistas para aprobar un Estatuto del artista”, afirma eldiario.es Iban García del Blanco, responsable de Cultura. Si bien es cierto que pese a que sí estaba referido el Estatuto del Artista, esta cuestión no aparecía en su programa. “Lo hemos ido asumiendo durante este tiempo”, ratifica.
En Ciudadanos ya ha habido reuniones con la Asociación de Escritores y, de hecho, son los primeros que las han mantenido. “Ellos nos han propuesto que en vez de aspirar a todo, que primero haya un Estatuto del creador que permita seguir creando y cobrando por ello”, confiesa el abogado Carlos Muñoz, aunque esto de alguna manera ya existe. Lo que se pretende ahora es que no existan esos límites que impiden el cobro de la pensión.
Desde Podemos han insistido en que “el régimen general y el de autónomos no tienen ninguna flexibilidad para los trabajadores de la cultura por lo que la próxima reforma del régimen de autónomos y general debe poder contabilizar los ingresos que tienen por un lado y los que tienen por otro. Esto se puede hacer por la vía del Estatuto del Artista, que confiamos en sacarlo porque PSOE y Ciudadanos también están a favor. Y también que se incluyera en el régimen fiscal que los derechos de autor son derechos derivados de sus obras que son legítimos. Porque ahora uno puede hacer de todo con su pensión, pero no puede escribir, ni pintar ni diseñar”, manifiesta Eduardo Maura, miembro de la secretaría política de Podemos.
De momento, sin Gobierno y sin cambios, los escritores se enfrentan a un grave contratiempo. Y muchos de ellos, desde el 1 de enero ya no cobran su pensión.