“No vamos a cambiar ni una letra, ni las que les molestan a ellos ni las machistas”

Mario Escribano

13 de marzo de 2019 21:36 h

Primavera de 2003. La Polla Records se sube al escenario del emblemático Viña Rock, uno de los festivales más multitudinarios de España, para ofrecer uno de sus últimos conciertos, que sería grabado y editado bajo el título Vamos Entrando. Poco después, en agosto, la banda se despide definitivamente.

Febrero de 2019. Después de distintos mensajes en redes sociales que parecían sugerir una reunión de los padres del punk estatal, llega la convocatoria de prensa que lo confirma. El lugar no tiene mucho que ver con las crestas que abundaban en aquel Viña Rock ni con ningún otro ambiente punk. Es en una sala de ceremonias del Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid (ahora llamado WiZink Center, por el patrocinio del banco).

Allí, tras atravesar el control de seguridad, está Evaristo Páramos, cantante y cara visible de La Polla Records (y el único que ha atendido a los medios), que responde algunas de las preguntas de este periódico antes de realizar el anuncio. La primera cuestión es obligada. ¿Qué ha ocurrido para que haya una reunión después de tantos años?

“Fue por un tema de derechos. Nos llamó un colega y nos preguntó qué pasaba con nuestros derechos digitales”, admite el icono del punk, que especifica que fue esta conversación la que dio luz verde al reencuentro. “Tuvimos que volver a hablarnos. Ahí nos dimos cuenta de que eramos unos viejos inútiles y vimos la oportunidad de hacer unos festis ”, dice con distensión. Aunque nunca ha quedado claro qué ocurrió para que La Polla pasara a la inactividad, Evaristo no da ninguna pista e insiste en que “se fue al carajo por una chorrada”.

Cultura Rock ha sido la oficina encargada de organizar este regreso -que se lleva gestando desde hace más de un año-, aunque Live Nation, el gigante multinacional de la música en directo, aparece en los folletos promocionales. Preguntado por la elección de un recinto “tan poco punk”, él mismo bromea llamándolo wiki-wiki. “Ellos [Cultura Rock] lo han montado así y nosotros queríamos probar qué se siente”, aunque reconoce que “es bastante raro y, cuando nos hayamos acostumbrado, se acabará”.

En un año en el que se cumple el 40 aniversario de la fundación de la banda, La Polla Records dará un total de 12 conciertos, cuatro en España –Valencia, Madrid, Bilbao y Barcelona– durante el próximo otoño y ocho en América Latina, aún por confirmar. El de la capital será en el mismo recinto que la presentación, en pleno barrio de Salamanca, y tendrá una fecha un tanto “curiosa”: el 12 de octubre, Día de la Hispanidad.

También está programado el lanzamiento de un disco para el 10 de mayo, que incluirá solo una nueva canción entre los temas “más representativos” de sus primeros discos. Para el lanzamiento, está prevista una “preventa exclusiva y limitada de ejemplares firmados por Evaristo” a través de dos conocidas superficies de ventas de discos, según palabras de la organización.

La curiosidad es que estos últimos han sido regrabados. ¿Por qué no una remasterización o remezcla? “Porque las discográficas que tenían los derechos en su poder ya lo habían hecho y era una puta mierda”, dispara Evaristo, que estará acompañado de la que fue la última formación del grupo, compuesta por Sumé, Abel, Txiki y Tripi. Estos dos últimos, guitarra y batería respectivamente, ya acompañaban al cantante en Gatillazo, su grupo principal desde la disolución.

Aunque en principio aseguran que solo se trata de una reunión, no descartan continuar si se sienten cómodos. “No hay ningún plan, lo que hagamos lo haremos a la remanguillé, como hemos hecho toda la vida”, resuelve.

En la presentación no faltaron ironías sobre posibles cancelaciones, pero el vocalista ha sido tajante: “No vamos a cambiar ni una letra, ni las que les molestan a ellos, ni los juramentos machistas y sexistas que metemos en algunas”. Y, “si surge algún problema, llamaremos al abogado”.

La última polémica que protagonizó Evaristo fue el pasado verano. Tras cantar su famosa jota antipolicial en un concierto, la Guardia Civil le retuvo durante unos minutos. Aunque tuvo una gran repercusión mediática, él descarta convertirse en el adalid de la causa contra la ley mordaza: “Solo se me pidieron los datos, pero hay gente que tiene verdaderos problemas, a mí no me pasó nada. Cualquier control que nos hacen en la furgoneta a la vuelta de un festi es mucho peor”.

“Me pareció ridículo y flipante. Un colega me dijo que me escapara por delante que me estaban esperando y fui a hacer el chiste, pero casi me engancho con una valla... Una fuga ridícula, una payasada fenomenal”, detalla a modo de anécdota y reitera que no se ve “como muñeco ni bandera de nada”.

“Luego se convirtió en bola en Internet. Para eso nos han dado el juguete: para jugar”, critica sobre el exagerado pábulo que se le dio en las tertulias: “Tuve que ver a una serie de elementos diciendo unas chorradas alucinantes, como la Susana Grisú o la Ana Rosa Noesnada”.

Una lucha contra el aburrimiento

Una de las etiquetas manidas para describir a La Polla Records y otros grupos vascos, como Kortatu o Eskorbuto, es la de Rock Radical Vasco, con la que se han mostrado reticentes por ser un término que, según cuentan, no era utilizado por grupos o fans, sino que fue creado por la prensa.

“Un tío que se llamaba José María Blasco, por eso le llamamos Rock Radical Blasco, puso esa etiqueta para colocar a los rockeros drogaos en una página del periódico y la etiqueta funcionó”, explica y aclara que “nosotros lo único que tenemos que ver con el Rock Radical Blasco es que nos parecía un tema que no merecía la pena ni comentarlo”.

No obstante la etiqueta sirvió para trazar una línea entre los grupos de rock y punk del norte y la Movida madrileña. Es decir, una contracultura cantando contra el sistema, explican los defensores de esta tesis, frente a una cultura oficialista y cercana al PSOE de entonces.

Sobre esta cuestión Evaristo explica que no estaban “enfrente” de lo que ocurría en Madrid, donde “también había subterráneos que le daban a la mala lecha y estaban en lo que había que estar”. “Yo no puedo decirle a nadie que no se divierta en la movida madrileña, yo en aquellos momentos estaba a otra cosa. Eramos feroces vascos del extrarradio”, ríe.

¿Hay relevo? El cantante de La Polla habla de su entorno más cercano y apunta que, en su pueblo, Oñati, “hay un montón de chavalería que les dan por todos lados, aunque no tiene esa ebullición que había durante nuestra juventud”. Lamenta que “lo tienen un poco peor aunque haya más grupos que antes”, criticando también la reciente ley que restringe la programación de música en directo en Euskadi, una de las regiones con una tradición más activa culturalmente. “Entonces eramos la novedad, el rebote de Inglaterra y yankilandia, pero pasado por los filtros de aquí”.

El primer disco de La Polla Records (Salve, 1984), que contenía algunos de los temas más conocidos del grupo, como la homónima Salve, Txus o Los siete enanitos, tuvo una gran acogida y superó el millón de copias vendidas. Sin embargo, cuando llegó el momento de recoger el disco de oro no se sorprendieron por las ventas, sino “por la mierda de dinero que nos había llegado”. No fueron a recoger el galardón.

Y, aunque las letras de sus temas fueron escritas hace décadas, muchas llaman la atención por su sorprendente actualidad. “Simplemente digo lo que pienso, pero es un poco triste que esas cosas no se hayan superado”, lamenta el artista. Uno de esos clásicos es el disco Ellos dicen mierda, nosotros amén (1990), un relato tan esperanzador como trágico sobre las distintas luchas sociales de los años 80 que incluso fue recuperado por movimientos como el 15-M con el famoso cántico de “lo llaman democracia y no lo es”.

De hecho, Evaristo se muestra ilusionado respecto a lo conseguido en aquel mayo de 2011. “Supongo que saldrá una segunda hornada”, comenta con esperanza. “Soy optimista porque si no, ¿qué mierda hago vivo? Tendría que haberme matado hace años con las cosas que digo”, añade. Con lo que no parece tan contento es un mundo que, según su juicio, parece “un auténtico campo de concentración para que estemos divididos: tú tienes 40 euros más al mes que yo y ya no somos lo mismo”.

Un rato después de esta entrevista, volvía a la misma sala del WiZink Center –habitual en fiestas VIP de determinados conciertos– acompañado del resto de La Polla Records para posar frente a un photocall. Lo hacían bromeando por lo extraño del momento para un grupo de sus características. Tras ello, llegaba la rueda de prensa: “Es la primera puta vez que hago esto en mi vida”.