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El Pompidou recuerda el papel de los artistas negros en la segunda mitad del siglo XX

París, 18 mar (EFE).- El papel y la influencia de los artistas negros en el París de la segunda mitad del siglo XX es el eje de la última gran exposición temporal del Centro Pompidou antes de su cierre durante cinco años para una gran renovación.
Bajo el título 'París Negro. Circulaciones artísticas y luchas anticolonicales, 1950-2000', la exposición, presentada este martes, rastrea el trabajo durante medio siglo de artistas surgidos del colonialismo o de la herencia de la esclavitud en busca de una identidad propia y de un lugar en el mundo del arte.
La muestra incide, a través del trabajo de más de 150 artistas que vivieron y crearon en París pero que muy raramente fueron expuestos en Francia, en una visión de una ciudad cosmopolita donde convergieron gentes de todo el mundo.
Se trata de un gran proyecto, con más de 300 obras artísticas (pinturas, esculturas, tapices, collages...), acompañadas de fotografías, fragmentos de documentales, cartas y otros medios que ofrecen en 2.000 metros cuadrados un panorama de la fecunda actividad artística de los afrodescendientes en París durante la segunda mitad del siglo pasado.
La ley de financiación de estudios para exmilitares estadounidenses, conocida como 'G.I. Bill', impulsó que muchos antiguos soldados de la Segunda Guerra Mundial llegaran a París para desarrollar sus estudios artísticos, entre ellos un buen puñado de afroamericanos.
Además, la creación de los departamentos franceses de ultramar favoreció la llegada de artistas y estudiantes de arte de territorios no considerados como colonias.
A ello se sumó la llegada de artistas y estudiantes de territorios en proceso de descolonización o ya independizados -sobre todo de África-, pero que mantenían vínculos con la metrópoli francesa.
El resultado es que en París se creó una especie de “internacional negra” de artistas e intelectuales afrodescendientes que encontraron en la ciudad el lugar ideal para desarrollar su actividad, explicó una de las comisarias de la exposición, Eva Barois de Caevel.
La universalización del jazz, incluido el 'free jazz' de los años 60 y su influencia en los artistas visuales, muchos de ellos también músicos, tiene también un papel destacado en la muestra.
Estadounidenses como Beauford Delaney o Gordon Parks; haitianos como Roland Dorcély o Luce Turnier; africanos como el senegalés Papa Ibra Sall o la togolesa Afi Nayo; y latinoamericanos como el cubano Wilfredo Lam; o el brasileño Antonio Bandeira figuran entre el medio centenar de artistas presentes.
Muchos se fueron alimentando del surrealismo europeo, al que enriquecieron con sus propias influencias, hasta 1950, y, a partir de ese año, comenzaron a sumarse al arte abstracto que extendía la escuela internacional asentada en París, igual que luego volvieron al arte figurativo.
La capital francesa se convirtió también en centro de exposición de escuelas artísticas africanas, como la congoleña de Poto Poto, o los movimientos Shona (Zimbabue) o Osogbo (Nigeria).
París fue además lugar de encuentro de los artistas que comenzaban a circular entre los países africanos recién independizados, que buscaban en el arte una forma identidad interna y de aserción en la esfera internacional.
Aunque ya están presentes en grandes museos y colecciones privadas importantes, muchos de estos artistas fueron víctimas del “racismo institucional que hizo que no fueran reconocidos por las instituciones (artístiticas) hasta hace poco”, añadió Barois de Caevel.
Esta exposición, que se cierra el 30 de junio, es la última temporal de gran envergadura que habrá en el Centro Pompidou antes de su cierre este verano, por cinco años, para una profunda reestructuración.
Más adelante, se presentarán otras exposiciones de menor alcance y más cortas antes del cierre temporal de uno de los museos más visitados del mundo (3,2 millones en 2024).
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