ENTREVISTA | Antón Reixa

“El Ministerio de Cultura conocía la 'rueda de las televisiones' e hizo caso omiso”

Antón Reixa fue presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) hasta julio de 2013. Durante los 14 meses que ocupó el cargo, el compositor, productor y líder de la banda de punk Os Resentidos, denunció interna y públicamente la existencia de la “rueda de las televisiones”, un entramado en torno a los derechos de autor cobrados por música emitida en programas nocturnos.

Pero lejos de tener consecuencias para los responsables de la estafa, la denuncia de la misma “provocó su caída”. Así lo afirma en una entrevista con eldiario.es concedida tan solo unas horas después de que estallara la operación contra este fraude de la propiedad intelectual que se ha saldado con la detención de 18 personas.

¿En qué consiste la “rueda de las televisiones”?

Es un procedimiento muy sofisticado y complejo en el que una serie de intermediarios producen minutos musicales que venden a las televisiones. El esquema de negocio es el siguiente: los intermediarios le ceden a la editorial de cada cadena el 50% de lo que se llama el derecho editorial y del otro 50%, que habitualmente va para el autor, una parte se lo quedan ellos mismos y lo registran a su nombre.

Por lo tanto un porcentaje va a parar a estos intermediarios, personas que no son autores, que se declaran autores y figuran como tales en el registro de la SGAE teniendo derecho a voto. Normalmente el autor real queda fuera o minimizado en el porcentaje.

¿Dónde está el origen de la estafa?

Este negocio tiene que ver con que las televisiones pagan una licencia anual a la SGAE y esa cantidad está pactada de antemano. Esto supone que hay una parte que las teles recuperan a través de los derechos editoriales. Este es el inicio que pervierte el esquema.

Los estafados son fundamentalmente el resto de los autores. Una televisión paga al año una cantidad por todo el catálogo de la SGAE, lo que se llama “blanket licence” o “barra libre”. Si una parte importante se destina a esas obras que se emiten en horario de madrugada y reiteradamente, minora la cantidad que perciben lo que llamamos “autores sanos”. Estos pueden ser Paul McCartney, Alejandro Sanz o un tipo como yo que no tiene un repertorio especialmente exitoso. Hay una distorsión del reparto autoral bastante importante.

¿De cuánto dinero estamos hablando?

Cuando yo inicio estas investigaciones, en 2013, hablábamos de 25 millones pero es posible que llegue a los 50 millones. Pero hay que tener en cuenta otros beneficios. Además de recaudar como falsos autores, la SGAE tiene un sistema de voto ponderado por el cual tú tienes más votos según lo que recaudes.

¿Es decir que estos autores al final tenían mano en la SGAE?

Estos autores son los que tienen más poder político en la SGAE y además escogen testaferros que registran las obras. Uno de los posibles detenidos en la operación había registrado 6.000 obras en cinco años, le tendríamos que haber dado el Premio Mozart a la fecundidad autoral.

¿Esta trama de la rueda, aparte del poder que tenía por los votos, tenía influencia en otros colectivos, en la dirección de la SGAE?

Hay un problema muy claro que ocurría en la directiva de la que yo fui presidente y en las que vinieron después, que es que teníamos un conflicto de intereses. Hay autores que están en la junta directiva, que es posible que no hayan cometido ningún fraude, pero hay un conflicto de intereses porque están contratados por esos intermediarios.

¿Estos intermediarios podían ayudar a que directivos de la SGAE tuvieran ingresos extraordinarios por la “rueda de la televisiones”?

Imagínate que eres uno de los promotores de la rueda y yo soy miembro de la ejecutiva de la SGAE. Si tú a mí me das trabajo y en vez de quitarme el porcentaje que le quitas a autores, como eres un tipo influyente me lo dejas en el 50%, obviamente se produce un conflicto de intereses con estos directivos y una resistencia a investigarlo o a tomar soluciones que van incluso más allá.

¿Todas las televisiones han participado en este sistema? Porque en la parrilla prácticamente todas lo tienen.

Está muy generalizado. Lo han hecho televisiones privadas, televisiones públicas. Televisión Española lo ha hecho de una forma incluso creciente desde 2013. He hablado un montón de veces con las televisiones tratando de explicarles que sería más conveniente que tuvieran un sistema de pago por uso, no un porcentaje al año. Al ser una cantidad cerrada, sucumben a este sistema que les permite amortizar una parte, que en algunos casos puede suponer el 30%.

¿Y eran conocedoras del fraude?

De esa música hay algo que no es ilegal, que es que el 50% de los derechos editoriales lo tienen las mismas televisiones que amortizan así una parte de lo que pagan al año a la SGAE.

Gran parte de las televisiones podrían ser engañadas, ya que hay un fraude que consiste en que esas obras son registradas en la SGAE por un sistema que se llama declaración jurada. Tú vas a la ventanilla de autores, te declaras autor de una obra y a no ser que sea la Novena Sinfonía de Beethoven, la SGAE da por cierto que eso es así. Igual que esos falsos autores registran las obras, cuando firman contratos editoriales con las televisiones cometen el engaño de declararse autores de obras que no lo son o no lo son en su totalidad.

Cuando hago público esto, hay canales que hacen una auditoría interna y purgan a esos proveedores fraudulentos, e incluso a los cargos internos de su estructura corporativa que participaban en esto. Pero me temo que eso no ha funcionado en todos los casos.

¿Sabía el Ministerio de Cultura lo que estaba pasando?

Sí, sí. Hay una responsabilidad importante del Ministerio de Cultura, que tiene obligación de tutela sobre la SGAE. Tienen la misma documentación que yo llevé en 2013 al Consejo y que ha sido la base de la investigación policial. Además, yo esto lo hablé más de una vez con los responsables de Cultura, les dije lo que estaba ocurriendo e hicieron caso omiso.

¿Qué podía haber hecho en aquel momento el Ministerio para frenar eso?

Fundamentalmente, lo que tendrían que hacer ahora. Sería muy importante para que no se paralice el sistema de retribución de la propiedad intelectual y que los autores sanos no salgan dañados, porque esto va a producir un colapso y una falta de credibilidad muy grande en la entidad. El Ministerio debería intervenir en la SGAE.

Además deberían crear una ventana única, que el Ministerio de Cultura genere una estructura que sea la que recaude por las obras a los usuarios del repertorio y los autores seremos los que nos repartiríamos eso.

Lo increíble es que el sistema interno de la SGAE falló, que eso provocó mi caída, y que esto haya salido adelante gracias a un grupo de autores independiente agrupado en la Coalición Autoral que ponen esto en conocimiento de la Fiscalía Anticorrupción que investiga durante cuatro años.

Los falsos autores son los que aparecían copando los primeros puestos de recaudación de la SGAE.

En el 2012 veo la liquidación de ese año y me doy cuenta que en los primeros 15 puestos había autores absolutamente desconocidos al menos para mí. A partir de ahí se inicia una investigación interna y aparecen una serie de autores que son los que son motivo de investigación que acumulan tal registro de obras y tal recaudación que no se corresponde con la difusión real de su repertorio.

¿Cómo registraban obras de dominio público como el Adagio de Albinioni o el Canon de Pachelbel?AdagioCanon

Eso es una parte pequeña del fraude, pero es una parte importantísima. Lo que hacían con estas obras que tienen un dominio público es registrar un arreglo. Se queda un valor añadido a la composición original y ese arreglo se puede registrar. Esos arreglos se falseaban.

Yo asistí a comisiones en las que las partituras de esos arreglos eran prácticamente fotocopias de las originales. Hice todo lo posible por disolver esto, no sé qué futuro habrá corrido, pero me costó bastantes disgustos.

¿Si las modificaciones de la música clásica son una pequeña parte del entramado, cuál es la gran parte? La Policía habla del fraude de la “música inaudible”.

Soy músico y no me atrevo a calificar la obra que componen otros autores. La policía habla de “música de baja calidad”. Será de alta o baja calidad, pero en todo caso su registro es fraudulento. Hay mucha música ligera, mucha música pop, música de todos los estilos que se benefician de una red que, además, tiene algo de arbitraria.

¿Por qué entran unos y otros no? Es un sistema totalmente arbitrario que se basa en un comportamiento mafioso. Obviamente entregas parte de tus derechos o no entras en esa red. Con el perjuicio que esto causa a los autores sanos.

¿Qué miembros de la junta directiva actual han participado en esa red?

No conozco la identidad de las 18 personas detenidas. Es posible que haya alguno de la junta directiva, no lo sé. Pero sé que gran parte de los ingresos de algunos autores provenían de ese tipo de emisiones y eso obviamente genera un conflicto de intereses.

Hay directivos, por lo menos a partir de 2013, que quizá no han incurrido en ningún delito fiscal pero han protegido, al ser beneficiarios de esa red, los derechos de esos intermediarios.

La operación estalla justo a dos días de que se celebre la junta de la SGAE en la que se tenían que aprobar los presupuestos. ¿Cree que está relacionado?

No, la investigación ha seguido su ritmo, son cuatro años. Desde el momento en el que la unidad policial de propiedad intelectual empieza a investigar a mí me piden testimonio.

Tenían problemas para conseguir personas que testificasen y yo hice una declaración durante varias horas en varios días. La firmé porque al fin y al cabo lo que decía era lo mismo que yo había llevado ante el consejo de la SGAE, la información con la que mis propios compañeros de directiva consideraban que hacía mal en difundir de forma tan drástica. Sabía que habría una resistencia interna tan grande. Hice lo que creo que tenía que hacer en conciencia y lo que creo que debería haber hecho la propia sociedad de autores.

¿Cuándo fue la declaración?

Eso fue entre finales de 2013 y principios de 2014. Imagino que finalmente habrán encontrado muchos informadores. Hay hasta personas que están amenazadas por haber colaborado con esta investigación.

¿Por qué no se hizo nada pese a que esto se sabe desde hace años?

El gran fracaso de la SGAE fue que el reglamento interno que permite purgar estos fraudes no ha funcionado. Hubo un comité disciplinario que investigó a muchos de estos participantes en la rueda y no aplicó ninguna sanción. Eso es lo grave, que han pasado cuatro años y la SGAE no ha sabido resolverlo porque hubo un conflicto de intereses. Personas de la junta directiva y del consejo estaban en esta red, tenían mayor o menor implicación, pero sus ingresos dependían de ello y no tenían independencia suficiente para purgar esto.

A pesar de todo lo que se ha insistido, la imagen de SGAE no mejora porque continuamente pasan cosas de este tipo y esto es algo que se sabía desde hace años, y que lleva ocurriendo desde el año 2006-2007.