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El 'renglón torcido' del “Dadá”, Emmy Ball-Hennigs, llega a la novela gráfica
Poeta, escritora, cantante, actriz, musa de pintores, poetas, periodistas y hasta tipógrafos, prostituta ocasional y morfinómana, además de esposa de Hugo Ball y amante del comunista español Julio Álvarez del Vayo, Emmy Ball-Hennigs, protagoniza una novela gráfica como “el renglón torcido” del Dadá.
Así la ha calificado Fernando González-Viñas, autor del guión de la novela gráfica “El ángel dadá” (editorial El Paseo), cuyas ilustraciones son del dibujante José Lázaro, una obra que se extiende por 232 páginas que cuentan la vida de esta extraordinaria mujer que alumbró el mítico “Cabaret Voltaire”.
La biografía visual de Emmy Ball-Hennings (1885-1948) arranca con unos orígenes que parecen sacados de una novela de Dickens para ir descubriendo y describiendo los ambientes culturales, musicales, literarios, políticos y bohemios de la Europa algo alucinada que se internaba en el siglo XX.
“'El ángel dadá' es una reivindicación de los renglones torcidos de la Historia; el relato oficial gusta de renglones rectos con letras de imprenta; así ocurrió con la creación del Cabaret Voltaire y por ende del movimiento dadaísta; el renglón torcido era Emmy Ball-Hennings”, ha dicho a Efe Gonzaléz Viñas.
“Mientras su marido Hugo Ball y Tristan Tzara pasan a la posteridad como creadores del término ”dadá“ y del antiarte que nace en el Cabaret Voltaire, Emmy, 'El ángel dadá', permite el éxito de aquel espectáculo gracias a su voz y su magnetismo”, según González Viñas, hombre casi tan polifacético como su biografiada, ya que también es biógrafo de Manolete, director de la inclasificable revista “Boletín de Loterías y Toros” y traductor del alemán.
Esta novela gráfica es también “la historia de una vida al límite, entre la morfina y el coñac, entre la tinta y la rebelión ante las convenciones sociales”.
Todo lo cual, según su guionista, “en la Europa de principios de siglo, cabalgando hacia la autodestrucción sobre el corcel de la Gran Guerra, discurre la vida de una mujer sin ataduras a la vez que se cruzan en su destino -en el destino de Europa- figuras como Lenin, Álvarez del Vayo -futuro creador del FRAP-, Arthur Cravan o los poetas del expresionismo alemán”.
Según González Viñas -especialista en la vida de Hennings, cuyas biografías y cuyas memorias no están traducidas del alemán- han escogido la novela gráfica para arrojar luz sobre “la verdadera protagonista del Cabaret Voltaire” porque se trata de “un arte secuencial, un medio que entronca con la pintura románica, con las Cantigas de Alfonso X y con la Columna de Trajano”.
“La novela gráfica permite unas posibilidades, unión de imagen encasillada y texto en bocadillo, que una novela tradicional no permite”, según el guionista.
“La clave de estas posibilidades las resume muy bien Doña Urraca, la genial creación de Jorge Bernet, cuando sacando su cuerpo de una viñeta, se asoma a la viñeta continua para ver qué ocurre: Eso es 'El ángel dadá': Aquello que ocurrió más allá del relato tradicional de la creación del Cabaret Voltaire”, ha concluido.
El dibujante José Lázaro, autor de las ilustraciones, ha dicho a Efe que su planteamiento ha sido “hacer de las viñetas de 'El ángel dadá' una pantalla de cine; el arte secuencial no es cine, es otra cosa, pero tienen una raíz común”.
Además “la época en la que discurre la novela gráfica es la de la explosión del cine, de ese cine mudo expresionista que sirve de inspiración a las viñetas de esta obra: primeros planos, sombras, expresionismo...”
El dibujante ha añadido que en su obra “el resultado gráfico quiere ir paralelo a lo que aquellos años creativos y convulsos representan, por eso hemos querido, a veces, desdoblar el lenguaje y mientras el guión nos cuenta unas cosas, la viñeta explica otras”.
“La complejidad del personaje de Emmy, a quien he querido siempre retratar con el magnetismo que sus fotografías desprenden, exigían un esfuerzo para estar a la altura de la poliédrica vida de la protagonista”, ha concluido Lázaro.
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