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Roses se gradua en el arte de bailar-pero-no-mucho con La Casa Azul
Roses (Girona), 25 jul (EFE).- Mover el culo sin despegarlo del asiento, alzar los brazos y levantarse brevemente manteniendo la parte trasera de las piernas en contacto con la silla son las lecciones básicas del arte de bailar-pero-no-mucho en el que Roses se ha graduado este sábado al ritmo de La Casa Azul.
Guille Milkyway y su banda han sido puntuales y, una vez encima del escenario del festival Sons del Món, se han comprometido a hacer todo lo posible para regalar “un momento de evasión” al público de la Ciutadella.
La reacción al otro lado del escenario ha sido un 'match'.
El concierto ha arrancado con “El momento” y “El final del amor eterno”, ambos temas de La Gran esfera, el disco con el que La Casa Azul rompió casi un década de silencio en 2019.
Fiel al estilo electro-pop que le caracteriza, el grupo ha acompañado cada uno de los temas que ha tocado con juegos de luces, múltiples efectos e instrumentos, y proyecciones que en determinados momentos creaban una experiencia inmersiva.
Aunque las canciones del último álbum han sido mayoritarias, también ha habido espacio para temas más antiguos como “Chicle Cosmos”, “Superguay” o “Cerca de Shibuya”.
Tampoco han faltado himnos de La polinesia meridional, uno de sus trabajos más aclamados, como “Sucumbir”, “La fiesta universal” o “Los chicos hoy saltarán a la pista”.
Además, Milkyway ha premiado a los seguidores más veteranos desempolvando “Siempre brilla el sol” y con una versión al piano de “Yo también” -con cameo del Corazón Partío de Alejandro Sanz incluido-, que ha demostrado hasta qué punto pueden ser melancólicas las aparentemente alegres canciones de La Casa Azul cuando se las despoja de los efectos que las acompañan.
A esos seguidores “de toda la vida” es a quienes el cantante ha dado las gracias “por estar siempre ahí”, incluso en medio de una pandemia mundial, y los ha comparado con “los amigos de verdad”.
La búsqueda de complicidad con el público ha sido una constante durante la actuación.
Un ejemplo de ello es lo que ha sucedido cuando Milkyway se ha equivocado en la letra de “Como un fan”; ha empezado contando por qué se confunde a menudo y ha acabado cantando el tema a trozos, explicando el significado de cada estrofa.
Aunque los asistentes no han parado de bailar durante la más de hora y media de concierto, explorando todas las versiones posibles para menearse sin vulnerar las medidas de seguridad, la euforia como tal se ha desatado con “La revolución sexual” y su verano del amor, con guiño a Raffaella Carrá.
Marta Vergoñós Pascual
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