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Unas semillas cambian la historia de Fuerteventura: los majos sembraban

Imagen de un tagoro (lugar de reunión o asamblea en las sociedades aborígenes de Canarias) conservado en el yacimiento arqueológico prehispánico de la Cueva de Villaverde, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura), facilitada por el Gobierno de Canarias.

EFE

Puerto del Rosario (Fuerteventura) —

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El análisis de unas semillas recuperadas en la Cueva de Villaverde ha dado un vuelco a la arqueología de Fuerteventura, pues por primera vez se ha podido constatar la práctica de la agricultura entre los majos, los antiguos pobladores de la isla, desde hace 1.600 años.

La empresa Arenisca, Arqueología y Patrimonio reanudó  las investigaciones en ese enclave en 2018 con el objetivo de recuperar la  riqueza patrimonial de uno de los yacimientos más importantes de Fuerteventura, debido a que esa cueva fue habitada por los antiguos majos durante casi 800 años, ha informado la Dirección de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias en un comunicado.

En 2019, este mismo equipo, en colaboración con profesionales de distintos ámbitos y investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, realizó una segunda campaña de excavación en el interior del tubo volcánico y la zona exterior aledaña.

La arqueóloga directora de Arenisca y de la investigación, Rosa López, ha explicado que “estos trabajos han permitido registrar varios momentos de ocupación humana en la cueva a lo largo de un periodo temporal muy extenso”.

Uno de los hallazgos más importantes de esta campaña fue la recuperación de un buen número de semillas de plantas cultivadas, así como de especies silvestres recolectadas que fueron usadas en la alimentación y como combustible, entre otros usos.

“Esto fue posible gracias a la realización, por primera vez en Fuerteventura, de una recuperación sistemática de los sedimentos extraídos durante la excavación, así como de su limpieza con agua para extraer los fósiles vegetales del yacimiento”, ha apuntado la investigadora.

Los estudios realizados por el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Jacob Morales han logrado identificar semillas pertenecientes a tres especies cultivadas: la cebada, el trigo y la lenteja.

Junto a las semillas se han documentado algunos molinos de piedra que probablemente se usaron en el cocinado de estos granos y en la elaboración de gofio.

Con el objeto de conocer la antigüedad de las semillas, se procedió a la datación directa mediante el análisis del Carbono 14 de una semilla de cebada y otra de trigo.

Los resultados indican que las semillas tienen una edad aproximada de 1.300 y 1.600 años,  respectivamente, y sugieren que entre los siglos V al VIII de nuestra era, la primera población de Fuerteventura  practicaba la agricultura.

“Estas evidencias ofrecen los primeros datos sobre el cultivo de plantas en esta isla y modifican de forma sustancial el conocimiento relativo a sus antiguos pobladores, los majos, que, en el momento de contacto con los exploradores europeos, entre los siglos XIV-XV de nuestra era, son descritos como un pueblo que no conoce la agricultura y cuya dieta se sustentaba en el consumo de leche y carne procedente de cabras y ovejas, así como en la pesca y el marisqueo”, ha argumentado López.

Jacob Morales cree que, “esta información transforma de manera significativa el conocimiento que existía sobre la economía y forma de vida preeuropeas de Fuerteventura, ya que la práctica de la agricultura implica una organización social y una propiedad de la tierra diferentes, con un mayor impacto en el medio ambiente y un ciclo anual marcado por los distintos trabajos agrícolas”.

El especialista ha explicado que “la cebada, el trigo y la lenteja forman parte del grupo de cultivos introducidos por los primeros aborígenes en el resto del archipiélago canario y su presencia en Fuerteventura indica que los majos tenían un origen común con el resto de pobladores de Canarias”.

Según la hipótesis que maneja el equipo de investigación, es probable que la primera población de la isla practicara la agricultura y el pastoreo y que, posteriormente, abandonaron el cultivo de cereales y legumbres debido a un cambio en el clima o a la degradación y agotamiento de los suelos, centrando su economía en los animales domésticos y en los recursos obtenidos de la pesca y el marisqueo.

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