Madrid, 28 mar (EFE).- Sin padrinos, aunque en su último disco aparezca arropado por C. Tangana y por una multinacional, Sen Senra se ha convertido en uno de los valores más pujantes de la nueva escena musical flirteando con el r&b en español, pero sobre todo dejándose fluir sin una hoja de ruta que, de momento, lo llevará ya en 2022 al multitudinario Wizink Center de Madrid.
“En realidad no me gusta conocerme demasiado a nivel musical. No quiero saber lo que voy a hacer de aquí a un año, sino sorprenderme a mí mismo y no ponerme pautas”, declara a Efe el gallego tras la publicación de su esperado EP “Corazón cromado” (Universal Music), que de momento sí mantiene la senda musical del previo “Sensaciones” (2020).
Hasta que llegó él, parecía que el r&b estaba condenado a un lugar muy residual en las escuchas españolas, pero Senra (Forcarei, Pontevedra, 1995) ha crecido exponencialmente en oyentes desde aquel álbum publicado con los medios modestos de la industria independiente y tras dos años de trabajo silencioso en un pequeño cuarto de Madrid en busca de un sonido personal.
“Puede que ahora ese estilo tenga más pegada porque se hace de una manera más fresca”, reflexiona desde la modestia, también desde un hogar en Madrid algo más espacioso que el anterior y con el amparo de una multinacional para desarrollar mejores videoclips.
En 2021 decidió que entregaría a sus seguidores un EP, la versión corta de un LP, con siete canciones mimadas de manera individual. “Me gusta jugar con conceptos en los discos, pero aquí me quise tomar esta libertad. Yo lo veo como una colección de canciones, cada una con su vídeo”, explica sobre la elección del formato.
“Lo del título viene porque me dio por frikear lo de la capa de cromado. Se hace para evitar que se oxide un objeto por desuso, también por estética, y cromar un corazón me pareció muy guay como concepto, sobre todo viniendo de 'Sensaciones'”, explica este compositor de canciones románticas y sexuales.
El punto de partida del disco fue el tema “Perfecto”, de lo primero que hizo cuando “Sensaciones” ya estaba “con el lacito puesto”, y lo escogió -como sucede “en casi todos los aspectos” de su carrera- por pura intuición, “feels” dice él.
Añade que así surgen a menudo también sus temas, chapurreando encima de la melodía. “Muchas veces la magia está ahí, en el momento; a veces estás en casa dándole vueltas y vueltas a las cosas y no salen”, revela sobre su proceso creativo.
De manera tan natural surgió una de las canciones con mayor pegada, “Tumbado en el jardín viendo atardecer”. “Estaba en una 'jam session' en el local de ensayo con colegas que tocan las congas. Un poco con el 'flow' de Santana en Woodstock, un momento mágico. Yo andaba con el teclado y así surgió el gancho de la melodía”, recuerda.
Con esa “copla” en la cabeza, fue tirando del hilo hasta sacar el tema entero con el sintetizador. Y fue, como cuenta el título, “tumbado en el jardín de mi casa viendo atardecer”, con esa progresión de notas sinestésica que refleja en efecto el crepúsculo.
Su manera de trabajar basada en la exploración libre le une de alguna manera con C. Tangana, quien colabora precisamente en el último sencillo extraído de la grabación, llamado “Qué facilidad”.
“Nos conocemos desde hace seis años o así, cuando él acababa de sacar la 'mixtape' de '10/15' (2015) por colegas que tenemos en común en Vigo. Al estar este año los dos en Madrid, cuadró ir al estudio sin pretensión de nada y desde cero; nos metimos en cabina y surgió esto”, rememora.
La compenetración entre ambos se percibe desde la primera escucha y por momentos cuesta distinguir cuándo canta el madrileño y cuándo lo hace el gallego. “Compartimos el gusto por el riesgo y por experimentar”, afirma Senra, quien en sus primeros dos álbumes tiraba más por el guitarreo psicodélico.
Actualmente puede tener 30 o 40 bocetos de canciones en su ordenador, suficientes para otros tres discos más, pero “toca darle espacio de momento a este EP” y pensar en conciertos, todos los que permita la pandemia junto a su banda, con “dos o tres fechas importantes” en el horizonte, incluida una en el Wizink Center “en enero de 2022”.
Javier Herrero