Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
'SMILF' temporada 2: la dramedia de ser madre soltera en el Boston de hoy
Ser madre soltera nunca fue fácil. Ni ayer ni hoy. Y si no que se lo pregunten a Bridgette Bird, la protagonista de SMILF, una veinteañera de Boston cuyas inquietudes en lo que se refiere al sexo, las relaciones y la vida laboral chocan casi frontalmente con la realidad diaria de ser madre del pequeño y adorable Larry –a quien dan vida indistintamente las gemelas Anna Chanel Reimer y Alexandra Mary Reimer–.
Con el peculiar apoyo de su madre Tutu –la gran Rosie O'Donnell–, Bridgette lucha por encontrar cada día el delicado equilibrio entre el cuidado de Larry, su escaso tiempo para divertirse y hacer algo que la llene a nivel personal, cuidar sus relaciones y la complicada búsqueda de un empleo estable. Mientras trata de encontrar su camino, se pregunta si será capaz de sobrevivir cada día a sus propias decisiones.
Frankie Shaw da vida a una mujer compleja y realista, al tiempo que impregna la serie de una personalidad única. Brillante, cómica y divertida pero también con garra, ánimo de crítica social y mucho humor negro. Al fin y al cabo, además de protagonista, Shaw también es la creadora, directora y guionista de SMILF: una dramedia comprometida con su tiempo cuya segunda temporada se puede ver, a capítulo por semana, en Movistar+.
Quién soy si soy madre
Con esta segunda temporada, Frankie Shaw vuelve a poner el dedo en ojo de la comedia de su país, retomando el discurso rompedor y fresco con el que SMILF abordaba la situación de una generación de madres. Con su Bridgette, volvemos a vivir el duro día a día de una madre de clase baja en el Boston actual, pero esta vez, además, ahondando en algunos de los presupuestos más interesantes que había apuntado la primera temporada.
Ahora, Bridgette quiere centrarse en su futuro, intentando que su realidad no gire alrededor del cuidado de Larry. No quiere que ser madre sea lo único que la defina. Pero por el camino, se tendrá que plantear quién quiere ser realmente, qué quiere para su vida y quién es cuando no aparenta ser otra persona.
Profundizando por el camino en la su relación con su madre, que le hace ver con otros ojos su propia maternidad, enfrentando nuevos retos en el terreno profesional en el que tiene que torear a su jefa, Ally –a quien da vida Connie Britton–, y sin perder de vista jamás su preocupación por encontrar un tiempo para sí misma que, muchas veces, no sabe que carece.
Una fantástica exploración no solo del hecho de la maternidad en el mundo moderno, también de las preocupaciones de una mujer que evalúa las máscaras que utiliza diariamente para ser buena madre, buena profesional y buena persona. Y la utilidad real de las mismas.
Llena de humor negro, pero con una mirada puesta siempre en lo social –en una línea semejante al tono que utiliza Shameless–, SMILF profundiza en estos nuevos episodios en su vertiente emocional y social. Alimentada por momentos de onirismo y fantasía genial, pero siempre con un deje realista que se inspira en las propias vivencias de su creadora, y que dota al conjunto de un trasfondo pegado a la actualidad.
SMILF plantea, ahora más que nunca, una pregunta a toda una generación. Con sinceridad e inteligencia, SMILF cuestiona a la mujer de hoy para que se pregunte quién es si se es madre. Y para contestar, decide reírse de muchas de nuestras penas como sociedad. Moviendo al espectador a hacerlo con ella, sin dejar de reflexionar sobre lo que le rodea.
Todo, sin olvidar que esta temporada se suman a la aventura de Frankie Shaw nombres como Kevin Bacon, Matthew Morrison –Glee–, Theresa Palmer, Melanie Griffith y Stormy Daniels delante de la pantalla. Y detrás, como directora invitada, llega Kerry Washington, la actriz y productora de Scandal.
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