Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
La importancia de llamarse Shonda Rhimes
Shonda Rhimes es sinónimo de éxito. Una de las showrunners más poderosas de la ficción televisiva que no ha inventado el placer culpable seriéfilo (un calificativo que a la propia Rhimes no le hace mucha gracia) pero que ha conseguido que series como Anatomía de Grey pero sobre todo Scandal y Cómo defender a un asesino compitan en las principales ceremonias de premios con dramas que enarbolan la etiqueta de sesudos.
Hasta que la dictadura de la audiencia y su legión de seguidores digan lo contrario, todo lo que toca Shonda Rhimes se convierte en éxito. Y lo ha conseguido con una fórmula narrativa, convertida en el sello inconfundible de su imperio Shondaland, liderada por una protagonista femenina y aderezada por una historia llena de giros inesperados y tramas que se van resolviendo a una velocidad vertiginosa.
El objetivo es convertir a la serie en cuestión en TT durante su emisión y en el tema de conversación al día siguiente. Solo así se entiende que Anatomía de Grey (Fox Life) haya cumplido 12 años en antena, que Scandal (Fox Life) entre en la categoría de serie política y que Cómo defender a un asesino (AXN) haya dado a Viola Davis el desafío interpretativo que la actriz decía no encontrar en el cine.
Más allá de ser reconocida a un nivel solo reservado para los creadores de HBO y AMC, lo que ha conseguido Shonda Rhimes es tener una franja de prime time en la cadena ABC con sus tres series estrella (Shondaland day) o que The Catch (Canal+ Series), su nueva serie, se haya vendido a más de 180 países antes de estrenarse.
La creadora sigue luchando contra prejuicios de género y raza que, por ejemplo, hicieron que The New York Times tuviera que rectificar y disculparse por llamarla en un artículo “mujer negra enfadada”. Contra la falta de diversidad de Hollywood, ella ha encumbrado a Olivia Pope, Meredith Grey, Cristina Yang o Annalise Keating, personajes casi autobiográficos en algunos aspectos.
Su ultimo fichaje es Alice Vaughan, protagonista de The Catch (Movistar+). Un personaje y una serie que también es un desafío para la actriz que le da vida. Para muchos seriéfilos, Mireille Enos sigue siendo Sarah Linden, la atormentada detective de The Killing, que combatía el eterno invierno de Seattle con gruesos e icónicos jerséis de lana, como los que hizo famosos su tocaya Sarah Lund en la sueca Forbrydelsen.
Curiosamente, Mireille Enos abandona aquel Seattle que, siempre nublado y con probabilidad de lluvia por encima de 99%, no parecía la misma la ciudad, quizá sí más real, que la que acoge desde hace más de 12 temporadas a Anatomía de Grey. En The Catch se convierte en la elegante y sofisticada investigadora, una especialista en perseguir estafadores que se convertirá en la víctima de un engaño personal y profesional. Shondaland tiene una nueva heroína.
Shonda Rhimes es sinónimo de éxito. Una de las showrunners más poderosas de la ficción televisiva que no ha inventado el placer culpable seriéfilo (un calificativo que a la propia Rhimes no le hace mucha gracia) pero que ha conseguido que series como Anatomía de Grey pero sobre todo Scandal y Cómo defender a un asesino compitan en las principales ceremonias de premios con dramas que enarbolan la etiqueta de sesudos.
Hasta que la dictadura de la audiencia y su legión de seguidores digan lo contrario, todo lo que toca Shonda Rhimes se convierte en éxito. Y lo ha conseguido con una fórmula narrativa, convertida en el sello inconfundible de su imperio Shondaland, liderada por una protagonista femenina y aderezada por una historia llena de giros inesperados y tramas que se van resolviendo a una velocidad vertiginosa.