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El día que Rusia invadió Noruega

Hay vida más allá de Nordic Noir y las nuevas series nórdicas se están ocupando de demostrarlo. Primero fue el descubrimiento en otras latitudes, del 'boom' de la ficción televisiva hecha en Noruega, Suecia y Dinamarca, luego llegaron los remakes y las series que se inspiraron en sus códigos narrativos y el abanico temático empezó a abrirse con Borgen, convertida en una de las series políticas de referencia, la histórica 1864, la futurista Real Humans o el drama familiar que retrata The Legacy.

Una de las últimas series en colgarse la etiqueta de altamente recomendable es Occupied (Okkupert), que también se desmarca del thriller policial con una historia que mezcla un conflicto político-diplomático, un planteamiento distópico y un debate social.

Occupied (disponible en Movistar+) pone los pelos de punta, porque, como hace Black Mirror, conecta directamente con la actualidad informativa a través de unos hechos que no están teniendo lugar, pero que no sería descabellado que ocurriesen en cualquier momento. Noruega, un país que vivió un florecimiento económico tras la Segunda Guerra Mundial gracias al petróleo, abandona la producción de gas y petróleo para apostar, por iniciativa de un Gobierno en manos del partido verde, por una energía no contaminante. Las consecuencias y el conflicto geopolítico que provoca esta decisión se dejan sentir desde el arranque en el episodio piloto.

Noruega empieza a recibir presiones de Rusia, una situación que se agrava por la pasividad de la UE y el descontento que había provocado la decisión del Gobierno en varios sectores del país. Esto aviva una escalada de tensiones que culmina con una invasión rusa, que somete al Gobierno y fractura a la sociedad noruega, entre los que se oponen combatiendo la ocupación y los que se convierten en colaboracionistas.

Occupied atrapa porque la situación, aunque ficticia, no parece improbable y porque nos enfrenta a nuestros valores, nuestra visión respecto a las idealizadas (aunque cada vez menos) sociedades nórdicas y nuestra propia postura si esto sucediera en nuestro entorno. Su creador es Jo Nesbø, uno de los escritores noruegos más conocidos de la actualidad, que tras varios años intentando llevar el proyecto consiguió luz verde reservándose el control de la producción y conservando el debate generador de polémicas que impulsa a la serie.

La primera temporada generó malestar en Rusia, que protestó por el miedo que podía despertar la serie hacia ellos, y en la propia Noruega, donde varios sectores no salen demasiado bien parados y donde fue acusada de crear peligro a partir de confundir realidad con ficción. En la confluencia que últimamente se está dando entre las ficciones televisivas y la actualidad informativa, solo el tiempo dirá si Occupied es más El Ala Oeste de la Casa Blanca, The Good Wife o Homeland.

Hay vida más allá de Nordic Noir y las nuevas series nórdicas se están ocupando de demostrarlo. Primero fue el descubrimiento en otras latitudes, del 'boom' de la ficción televisiva hecha en Noruega, Suecia y Dinamarca, luego llegaron los remakes y las series que se inspiraron en sus códigos narrativos y el abanico temático empezó a abrirse con Borgen, convertida en una de las series políticas de referencia, la histórica 1864, la futurista Real Humans o el drama familiar que retrata The Legacy.

Una de las últimas series en colgarse la etiqueta de altamente recomendable es Occupied (Okkupert), que también se desmarca del thriller policial con una historia que mezcla un conflicto político-diplomático, un planteamiento distópico y un debate social.