Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
'Outcast': Horror en la América profunda
A Robert Kirkman le gusta sembrar el horrar en los confines rurales de Estados Unidos. Atlanta es la primera protagonista de The Walking Dead pero el apocalipsis zombi pronto lleva a los pocos humanos supervivientes a deambular y buscarse la vida por las carreteras secundarias del estado de Georgia y alrededores. En la tercera historia que salta del cómic a la televisión, si no contamos el spin off que es Fear the Walking Dead, Robert Kirkman recurre a Oucast, una historia que cambia a los muertos vivientes por exorcismos pero que sigue conservando la dosis extra de inquietud que generan los lugares poco habitados y la excusa de una situación extrema para seguir hablando de los horrores que habitan en el alma humana.
Con una estética que a veces recuerda mucho a El Exorcista, Outcast (disponible en Fox) es la historia de Kyle Barnes, quien ha vivido toda su vida traumatizado por una presencia maligna que le han llevado por varios episodios de depresión y a una vida solitaria pero que también le ha convertido en la persona adecuada cuando un caso muy parecido al suyo ocurre en el pueblo.
El presunto poseído es un niño, que hace que algo se vuelva a descolocar en su interior y comience a recordar su dolorosa infancia, marcada por una madre que lo maltrataba, y que estaba al parecer también poseída. A partir de aquí, Outcast navega entre los horrores que le atan al género y al cómic del que nace, el retrato humano de los traumas de su protagonista y los secretos de los personajes que le rodean.
Outcast retrata un Estados Unidos rural, de pueblos destartalados, enormes casas de madera que hace años que dejaron de echar de menos una capa de barniz y unos vecinos que procuran no inmiscuirse en los asuntos que ocurren de puertas adentro. Una atmósfera que juega un papel muy importante en algo fundamental para que Outcast atrape: generar inquietud.
El primer capítulo no es un piloto al uso. Como tampoco lo era el de The Walking Dead, si recurrimos a otra serie con la firma de Robert Kirkman. Los demonios que siguen persiguiendo a Kyle no son figurados, el peso de los recuerdos de niñez se mimetiza con el horror se intuye tras las puertas de los caseros de Rome, el pueblo en el que está ambientado la serie, y está muy presente en el ambiente que lo que hemos visto es solo el principio del mal que corrompe esta pequeña comunidad estadounidense.
En su reparto Outcast no cuenta con estrellas pero si con actores reconocibles como Patrick Fugit (Casi Famosos, Perdida), Reg E. Cathey (The Wire, House of Cards, Banshee) o Philip Glenister (Life of Mars, Mad Dogs). Aunque la verdadera estrella del primer capítulo es Gabriel Bateman, el niño de 10 años que interpreta a Joshua Austin y que con unas escenas que ponen los pelos condensa todo el asco, miedo y horror que Outcast quiere servir este verano.
A Robert Kirkman le gusta sembrar el horrar en los confines rurales de Estados Unidos. Atlanta es la primera protagonista de The Walking Dead pero el apocalipsis zombi pronto lleva a los pocos humanos supervivientes a deambular y buscarse la vida por las carreteras secundarias del estado de Georgia y alrededores. En la tercera historia que salta del cómic a la televisión, si no contamos el spin off que es Fear the Walking Dead, Robert Kirkman recurre a Oucast, una historia que cambia a los muertos vivientes por exorcismos pero que sigue conservando la dosis extra de inquietud que generan los lugares poco habitados y la excusa de una situación extrema para seguir hablando de los horrores que habitan en el alma humana.
Con una estética que a veces recuerda mucho a El Exorcista, Outcast (disponible en Fox) es la historia de Kyle Barnes, quien ha vivido toda su vida traumatizado por una presencia maligna que le han llevado por varios episodios de depresión y a una vida solitaria pero que también le ha convertido en la persona adecuada cuando un caso muy parecido al suyo ocurre en el pueblo.