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Saul Goodman puede esperar

En Better Call Saul parece que no pasa nada y termina pasando de todo. Un ritmo de narración lenta, de cocción concienzuda hasta el punto de ebullición, que Vince Gilligan ya había convertido en una de las señas de identidad de Breaking Bad y que vuelve a repetir en su nueva serie con el mismo nivel de maestría. Lejos de achantarse por la sombra alargada de Walter White y compañía, el abogado más caradura de Nuevo México está todavía en proceso de transformación y de momento lo estará por una temporada más.

Contar el argumento de Better Call Saul (disponible en Movistar+) no lleva mucho tiempo pero examinar los elementos que le dan una personalidad tan marcada forma parte del placer de disfrutar de su despliegue de detalles. La primera temporada fue una buena carta de presentación y la segunda ha sido más que una confirmación.

La construcción de los futuros Saul y Mike. Para los que no han visto Breaking Bad, Better Call Saul está siendo la historia de dos tragedias personales: la de Jimmy, un buscavidas que aspira a ser un abogado honesto, y la de Mike, un policía de la vieja escuela que sigue pagando las consecuencias del mayor error de su vida.

La serie de Vince Gilligan y Peter Gould es una nueva muestra de su dominio en el estudio de caracteres. No solo con Jimmy y Mike, sino también la galería de nuevos personajes que se han ido incorporando para ser mucho más que complementos necesarios en el advenimiento de Saul.

Referencias a Breaking Bad.Breaking Bad Con 20 capítulos emitidos la lista ya es interminable, sin que eso signifique que Better Call Saul recurra a ellos de forma gratuita. Es un aliciente para los fans de la serie madre y el antecedente necesario del destino al que se dirige el personaje que todavía responde al nombre de Jimmy MGgill.

Los hay muy sutiles como ese puesto de perritos calientes en el que Kim y Jimmy empiezan a diseñar su futuro como compañeros de despacho y que en Breaking Bad se dejó caer Jesse más de una vez. Más retador ha sido la entrada en escena de Ice Station Zebra o el vodka con el que Jimmy demuestra sus dotes de encantador de serpientes ante un personaje, que por cierto era objetivo de la ira de Walter en la primera temporada de Breaking Bad.

Mención aparte se merecen la aparición del tío Salamanca, sus silenciosos y letales sobrinos, que mucho antes de casi matar a Hank se atrevieron a amenazar a Mike, o Krazy-8, el subalterno de Tuco que se convirtió en la primera víctima de Walter y Jesse.

La estética. La utilización del color, los planos subjetivos, los grandes angulares con los cielos infinitos y el desierto de Nuevo México… Better Call Saul destaca también por su composición visual y la planificación de sus planos. También en el significado de las escenas que anteceden a los títulos de crédito y hasta los paralelismos que ha habido entre las cabeceras de la segunda temporada con los de la primera y que no dejan de ser alusiones al futuro Saul Goodman.

Por tener, Better Call Saul no se ha resistido a incluir un plano secuencia memorable. La secuencia de casi cinco minutos que abre el capítulo 8 que recuerda al inicio de Sed de mal y que, a vista de drone, sigue el recorrido de uno de los camiones de la empresa tapadera de Héctor Salamanca por un control fronterizo entre México y Estados Unidos.

Kim, el personaje revelación. Como Bob Odenkirk, Rhea Seehorn era una actriz que se había dado a conocer sobre todo por su registro cómico. Su Kim está situada más en la vertiente de drama con la que Better Call Saul hace malabarismos. Su personaje dejó destellos en la primera temporada y abrió la puerta a ese pasado que Saul nunca mencionó en Breaking Bad; ahora sabemos que fue porque seguramente tuvo consecuencias dolorosas.

En la segunda ha consolidado su posición hasta convertirse en la gran revelación. Podemos intuir que la llegada de Saul se llevó por delante el futuro de Jimmy con Kim, pero además de eso y del disfrute del personaje y de la actriz que le da vida, Vince Gilligan, sobre todo, y Peter Gould han acabado con cualquier atisbo de duda sobre su construcción de personajes femeninos.

En Breaking Bad muchas de las críticas se centraron en el personaje de Skyler, lo que provocó que Anna Gunn publicara un artículo de defensa en The New York Times,  pero siempre quedará duda de si era por la forma en la que estaba diseñada su personaje o de su posición frente a la atracción que despertaba la maldad de Walter White en la audiencia.

Caín y Abel. Mike, Kim... y Chuck. La serie del secundario de Breaking Bad está siendo muy generosa con sus personajes secundarios. Los años de amargura, reproches y falta de reconocimiento y cariño entre Chuck y Jimmy han construido los mejores momentos dramáticos entre los hermanos McGill. Podemos censurar y casi comprender al mismo tiempo la actitud de Chuck respecto a Jimmy y también frustrarnos con la inevitabilidad del futuro que está empezando a labrarse el que se terminará llamando Saul Goodman.

El cliffhanger que cerró el penúltimo capítulo nunca fue un cliffhanger del todo porque sabemos que todavía nos quedan grandes momentos entre unos hermanos que nunca llegarán a entenderse: aunque los dos, en el fondo, busquen lo mismo.

En Better Call Saul parece que no pasa nada y termina pasando de todo. Un ritmo de narración lenta, de cocción concienzuda hasta el punto de ebullición, que Vince Gilligan ya había convertido en una de las señas de identidad de Breaking Bad y que vuelve a repetir en su nueva serie con el mismo nivel de maestría. Lejos de achantarse por la sombra alargada de Walter White y compañía, el abogado más caradura de Nuevo México está todavía en proceso de transformación y de momento lo estará por una temporada más.

Contar el argumento de Better Call Saul (disponible en Movistar+) no lleva mucho tiempo pero examinar los elementos que le dan una personalidad tan marcada forma parte del placer de disfrutar de su despliegue de detalles. La primera temporada fue una buena carta de presentación y la segunda ha sido más que una confirmación.