La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Un día en la precaria sala de doblaje de Sheldon Cooper y Meredith Grey

En octubre supimos que Jim Parsons había logrado un acuerdo con Warner Bros para cobrar un millón de dólares (926.000 euros) por capítulo de The Big Bang Theory. El actor que interpreta a Sheldon Cooper ha creado un mito seriéfilo que durará generaciones y exigió una compensación económica acorde. Sus maniáticos gestos y el tono sincopado de su voz son el bien mejor pagado de la televisión.

Muchos españoles reconocerían a Sheldon con los ojos cerrados gracias a la icónica voz de Fernando Cabrera. El actor de doblaje sabe que se enfrenta a un personaje de Globo de Oro cada vez que graba una frase del científico en castellano. Un esfuerzo que ha sido retribuido durante más de diez años con precariedad laboral.

Los trabajadores del sector de doblaje y la sonorización de la Comunidad de Madrid han convocado paros en días alternos hasta finales de este mes. Series en antena como The Big Bang Theory, The Walking Dead o Anatomía de Grey han empezado a verse afectadas porque las empresas de doblaje no responden ante las peticiones de los profesionales. “El convenio por el que nos regimos es del año 93, han pasado nada menos que 25 años, y a lo largo de este tiempo hemos perdido poder adquisitivo”, denuncia Fernando Cabrera.

“Lo que se pide es una subida de un 3,5% y la única empresa que lo ha aceptado es Mediasound, ahí no hay paros”, cuenta Mercedes Cepeda. La actriz presta su voz a otro de los personajes más conocidos y longevos de la televisión, Meredith Grey en Anatomía de Grey. Tanto ella como Cabrera pertenecen al Sindicato de Artistas de Doblaje ADOMA, que ha convocado los paros tras dos años de negociación frustrada con la Asociación Madrileña de Empresas de Doblaje.

El 31 de marzo es la fecha límite para alcanzar un pacto y, de no conseguirse, Fernando Cabrera confiesa que “posiblemente vayamos a la huelga indefinida”. El jueves pasado, el canal TNT tuvo que anunciar en Twitter que no podía emitir el nuevo episodio de The Big Bang Theory por “causas ajenas”. Aunque hubo algunos que no reaccionaron bien ante la desaparición de Sheldon en antena, Cabrera reconoce que solo ha recibido muestras de apoyo por las redes sociales y correos privados. Un pequeño hilo que ha desflecado el día a día de los actores de doblaje en nuestro país, muy alejado del glamour de las series donde prestan sus dotes.

Inmediatez e imágenes pixeladas

Las plataformas de vídeo por streaming han alimentado al peor enemigo de los actores de doblaje: la inmediatez. Un capítulo se estrena por la noche en Estados Unidos y al día siguiente debe tener lista su versión doblada para evitar que los espectadores recurran a las descargas de Internet. Esto provoca jornadas estresantes en la sala de grabación y escaso margen de maniobra para el personal del estudio. “Las llamamos series exprés porque llegan a Madrid con muy poquito tiempo para traducir, ajustar y, por supuesto, para doblar”, dice Mercedes Cepeda.

En el caso de The Big Bang Theory, los actores necesitan una jornada de mañana para doblar un episodio de veinte minutos. Pero Anatomía de Grey, una serie con muchas más subtramas y personajes invitados, solo cuenta con una jornada de tarde más para interpretar en castellano un capítulo de casi una hora.

Tanto Fernando Cabrera como Cepeda coinciden, sin embargo, en que ese es el menor problema de la sala de doblaje. “Lo peor son las medidas de seguridad que se toman contra la piratería”, cuenta el intérprete de Sheldon Cooper. Los vídeos llegan a las empresas españolas en blanco y negro, pixelados y con grandes señales de agua por todo el marco de la pantalla.

“A veces ni siquiera ves la boca al actor y lo que dices debe encajar en el movimiento de sus labios. Es nuestra principal referencia”, se lamenta Cabrera. Con el personaje dramático de Meredith Grey, Mercedes Cepeda en ocasiones necesita reproducir simultáneamente la voz original para fijarse en los cambios de tono de Ellen Pompeo. “Son unas condiciones lamentables”, resume la actriz.

A la cola de Europa

Existe un gran desconocimiento sobre la situación salarial de los actores de doblaje. Como demuestra la noticia de la apertura, el sueldo de los intérpretes de imagen es conocido, compartido y comentado en los medios de todo el mundo. Se asume que, como los tres protagonistas principales de The Big Bang Theory han alcanzado un contrato millonario, sus dobladores en español tendrán también un caché.

“Yo cobro lo mismo por interpretar a Sheldon Cooper que a un secundario de una serie B de sobremesa”, desmiente Fernando Cabrera. En el polémico convenio de 1993 está fijado que los actores de la Comunidad de Madrid cobren todos lo mismo por take o un minuto de guion.

“Creo que el precio por takes en las series está en cuatro euros y medio”, dice Mercedes. “Yo, en Anatomía de Grey tengo una media de 20 takes, lo que se convierte en 100 o 120 euros por capítulo”. Desde mediados de los noventa, un actor de doblaje ha perdido el 70% de poder adquisitivo, una situación que se agrava con la competencia desleal entre estudios.

“Las empresas han ido bajando precios para captar clientes (distribuidoras y productoras) y ofrecer presupuestos más bajos, y eso repercute en los actores y en el resto de personal del estudio de doblaje”, admite Fernando.

Esto contrasta con el panorama de otros países con la misma cultura del doblaje, como Francia, Italia y Alemania. ADOMA reivindica la precariedad en comparación con el doblaje del mismo personaje en el resto de Europa, donde el actor cobra un 100% más que el español. “El cliente es el mismo. Disney es Disney tanto allí como aquí. Si se acepta cobrar ese dinero en Italia y Francia, en España debe haber un problema interno de competencia desleal por parte de las empresas”, comparte Mercedes Cepeda.

Adiós a la voz con caché

Hubo un tiempo en el que Constantino Romero, Ricardo Solans o Pepe Mediavilla eran nombres propios en una industria eclipsada por la imagen de la pantalla. Ellos formaban parte inexorable de Morgan Freeman, Robert de Niro o Clint Eastwood, y como tal eran reclamados. Pero ese estrellato se esfumó con el paso de los años y la precariedad de la maquinaria empresarial.

Mercedes Cepeda lo ilustra con un ejemplo reciente de su participación en Juego de tronos. Ya que la séptima temporada llega a nuestro país en julio, la empresa de doblaje ha pedido a los actores que anulen sus vacaciones hasta después de agosto, cuando se retoman el resto de proyectos. “Nos meten miedo con la cantinela de que, si no te quedas en verano, te sustituyen. Siempre con la amenaza por detrás”, cuenta. El mensaje que quieren dar es claro: las voces imprescindibles son cosa del pasado.

Fernando Cabrera piensa que ese caché debería mantenerse al menos en el sueldo. “Si un personaje tiene cierta demanda y éxito, y las serie genera grandes beneficios, tendría que repercutir en nosotros también. Pero, tranquilos, no voy a pedir un millón de dólares como Jim Parsons (ríe)”.