Actores del musical ‘Pretty woman’: sin contrato y sin sueldo
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Sin contrato, sin alta en la Seguridad Social y, finalmente, sin sueldo. Así se quedaron los actores que trabajaron durante varios meses en el musical Pretty woman my love en 2012, tanto en Madrid, en el teatro Nuevo Apolo, como en Barcelona, en el Arteria Paral·lel. El productor, Eliseo Peris, fue demandado por varios de ellos –hay cerca de treinta artistas afectados- en febrero de 2013. En abril de 2014 se celebró el juicio oral al que no se presentó.
La sentencia del juzgado de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictaminó en mayo del año pasado que Peris debía pagar 18.399,83 euros. Su jugada, no obstante, fue la esperada por muchos: se declaró insolvente y la paga de los actores pasó a ser responsabilidad del Fogasa (Fondo de Garantía Salarial). Es decir, el Estado.
Por este motivo, varios actores se concentraron el pasado miércoles frente al Compac de Gran Vía de Madrid durante el estreno de Nino Bravo, el musical, el montaje de Peris que gira por toda España y que según los datos que ofrecen desde la productora Elite Producciones ya han visto más de 100.000 espectadores. No es mala cifra. La pancarta que portaban era cristalina: “Este productor no paga”. No había aún mucho público, pero algunos, extrañados, comentaban que de haberlo sabido no hubieran ido a ver la obra.
“En esta historia todo empezó mal desde el principio. No nos hizo contrato y aunque se lo pedíamos nos contestaba que ya nos lo haría. Después nos ofreció pagarnos por debajo del convenio de actores. Nos decía que la taquilla iba mal, pero que confiáramos en él. Nunca nos pagó”, relata ahora Jazmín Abuin Janeiro, actriz que participó en Pretty woman, y que espera que la sentencia sea ejecutada.
Pagos en sobres
Pagos en sobresPeris lleva más de una década produciendo musicales. Es un veterano en el sector y parece conocérselas todas. “Y ya ha dejado varios cadáveres por el camino. Está afectada la gente de Pretty Woman, pero también de The Beatles, La leyenda. Siempre paga por debajo del convenio y deja cantidades a deber, cuando no la totalidad”, afirma Iñaki Guevara, presidente de la Unión de Actores, el sindicato que animó a los artistas a poner las denuncias.
Abuin Janeiro lo ratifica: “Sí, yo volví a trabajar con él en The Beatles y tampoco nos pagó. Y en esta ocasión el teatro, que era el Coliseum en Madrid, sí que se llenaba. Ganó mucho dinero, pero los actores no vimos un duro”.
Además de la demanda de varios actores, otros, como Silvia Parejo, que ahora trabaja en Los miserables, decidieron denunciar por su cuenta. “Gané también, pero al igual que ellos, también fue el Fogasa el que se encargó. Me pagaron 1.000 euros, aunque se me debía algo más”, sostiene.
Hubo otros actores que, sin embargo, no llegaron a poner la demanda. Peris también tenía otras prácticas. “Yo no llegué a denunciar, pero él me iba a dando 300 euros de vez en cuando. Lo hace con mucha gente”, reconoce la actriz Tari Barceló. Es la perversión de la precarización. “Al final, como no te llega ni para el alquiler, vas cogiendo el dinero”, asume Barceló.
Pero aún hay más. “Sabemos que a muchos actores los paga con sobres, en negro, claro. Y da gracias de que te da el sobre”, admite Abuin Janeiro. “Ahora a nosotros nos gustaría que con Nino Bravo le embargaran la taquilla para que pague lo que debe, pero va a ser complicado”, añade desde la impotencia.
Productoras piratas
Productoras piratasComo explica Guevara, a pesar de que Elite Producciones sea la empresa principal, el productor va creando nuevas empresas y cambiando su titular. De hecho, la productora del montaje sobre Nino Bravo es En Pie Producciones, creada en marzo de 2013. Al frente está su mujer, la actriz María Marín, que a su vez es protagonista del musical. “Esta es una empresa que no tiene deudas, que no ha cometido ningún fraude por lo que por ahí es difícil”, reconoce.
Peris está en el punto de mira de muchos artistas, pero estos confiesan que no es el único productor que realiza las mismas prácticas. “Hay muchas que tardan en pagarte, otras directamente no te pagan. Juegan contigo y con tu vocación. Te dicen que estarás en un teatro y con eso parece servir”, confiesa Abuin Janeiro. “Es una práctica habitual en productoras de musicales. Hay muchas piratas. Luego hay otras, entre ellas, Stage [la productora de El Rey León, entre otras], que pagan correctamente y con sueldos aceptables”, indica Guevara.
Los actores continuarán con su lucha contra este productor que, pese a los impagos, sigue montando nuevos musicales.
¿Quién es Eliseo Peris?
¿Quién es Eliseo Peris?Antes de ser productor y manager, el valenciano Eliseo Peris (Alzamora, 1949) paseó palmito yeyé por aquel añejo Festival de Benidorm. Primero fue en 1969 con su grupo Los D-2, que quedaron segundos con la canción Don José, y después, en 1971, ya en solitario, consiguió el primer premio con el single Mi rincón. Entonces se hacía llamar Ely Forcada y pertenecía a aquella estirpe de cantantes de música romántica como el idolatrado Nino Bravo, Camilo Sesto, Miguel Gallardo o Lorenzo Santamaría.
Con la caída de aquellos primeros mitos de la Superpop –su primer número fue en 1977– y la llegada de la Movida, Peris cambió el escenario por los negocios. Creó la empresa Elite Producciones y se convirtió en manager de grupos como Azul y Negro y aquellas bandas de los noventa como Tennesee o Amistades Peligrosas que, pese a todo, convirtió en grandes booms comerciales.
A finales de esta década vio un nuevo caladero: los musicales. Por aquel entonces empezaban a hacer furor en España con El hombre de la Mancha, producido por Luis Ramírez. Él fue quien puso en marcha Grease Tour en 1998, aunque después, por cuestiones de derechos, tuviera que cambiarle el nombre por Brillantina, y después por Gomina. Pero vio que el dinero estaba en la nostalgia. ¿Por qué no montar musicales sobre las películas románticas más taquilleras? ¿Por qué no revivir a los cantantes de los sesenta y setenta? Y así fue como llegaron The Beatles, la leyenda; Pretty Woman, my love; Algo de mí (sobre Camilo Sesto) o Nino Bravo, el musical, estrenados todos en teatros privados (y muchos de ellos de la red Arteria, de la SGAE). Mucho sentimiento, pero, por las denuncias recibidas, poca consideración hacia los artistas.