'El Grito' teatral que cuenta cómo la justicia sigue sospechando de las intenciones de las mujeres
El Grito es una obra teatral –basada en hechos reales– que se desarrolla durante ochos años en el marco de la crisis económica española de 2008. Aina Lóguez Amat, protagonista principal –interpretada por Nuria García–, transita situaciones críticas en diversos planos vitales. Desde la vulnerabilidad y la superación a las batallas jurídicas, que emprende la protagonista contra su anterior pareja, que desapareció, sin mediar palabra, tras tener dos mellizos con ella.
“Esta obra quiere rendir homenaje a esas mujeres tenaces que han sabido enfrentar grandes dificultades en el proceso de su maternidad y quiere compartir algunas preguntas esenciales con el público: ¿Por qué la sociedad es incrédula ante los testimonios de las mujeres? ¿Por qué duda de sus intenciones y sospecha de sus conductas?”, cuestionan las dramaturgas Amaranta Osorio e Itziar Pascual –Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud 2019–.
El Grito es la cuarta obra coescrita por Amaranta Osorio e Itziar Pascual. Pilar de Yzaguirre –piedra angular de la compañía Ysarca Producciones e importante figura del teatro nacional– las encargó escribir el texto y ofreció la dirección de El Grito a la argentina Adriana Roffi. “La obra cuenta con un gran elenco, todo imaginado, creado y dirigido por mujeres”, destaca De Yzaguirre, directora y productora ejecutiva de Ysarca. El Grito se representará en las tablas de la Sala Guirau del Teatro Fernán Gómez de Madrid del 26 de febrero al 4 de abril. “Un grito sereno, de una verdad interior que arrasa”, opina la actriz Lucía Barrado.
Crónicas de la resiliencia
“No es una obra a la manera del teatro documento en la que hay una exactitud. Sí hay un proceso exhaustivo de documentación, de conocimiento del procedimiento judicial, y del corpus de sentencias que se fueron dando en el proceso de los ocho años que duró esta historia. Sin embargo, hay un componente ficcional que refiere, por supuesto, al nombre de todos los personajes de la obra, al entorno y al contexto cultural y geográfico en el que tiene lugar la acción”, comparte la coautora del texto Itziar Pascual.
La obra nace desde el amor que surge entre Aina Lóguez Amat y su jefe. Ambos deciden formar una familia. La fecundación será in vitro pues él tenía hecha la vasectomía debido a una (supuesta) mala relación anterior. Aina Lóguez, ante la petición del que entonces era su pareja y jefe, deja su puesto de trabajo. Entonces, queda embarazada de mellizos y su pareja comienza a cambiar radicalmente su comportamiento, se muestra frío e indiferente. Él, sin ni siquiera compartir su sentir, se distancia de Aina Lóguez hasta el punto de abandonar la relación.
La protagonista de la obra sigue adelante junto a sus dos hijos y con el acompañamiento de su madre –interpretada por Ana Fernández–, que sufre la enfermedad de Alzheimer. La crisis económica, el desempleo y su situación familiar la conducen a una situación de vulnerabilidad extrema. A esto se añade que su expareja se niega a prestarle cualquier tipo de ayuda económica por la crianza de los hijos. Así, la protagonista, al frente de su núcleo familiar monomarental, emprende acciones legales frente a su expareja. El resultado del juicio fue negativo para la madre y llega a ser juzgada como estafadora y adúltera. Entonces, cobra más presencia la figura de su abogada de oficio –representada por Lucía Barrado–, que propone un “único camino posible”, según Pilar de Yzaguirre.
Sororidad más allá de las tablas
“Pilar de Yzaguirre siempre ha sido mi baluarte, ha confiado siempre en mí. Para mí, este personaje ha sido un regalo. Vengo de un periodo de maternidad en el que mi profesión se ha quedado un poco velada y este personaje me ha dado mucha fuerza interior para mi vida”. Para ella “Aina es un personaje que lucha contra viento y marea por demostrar su verdad a pesar de todas las trabas que le ponen, ella, con su abogada, que es su gran aliada, y con su madre, por supuesto, consigue al final que la gente sepa que lo que ella decía era verdad”, asegura la protagonista Nuria García.
El elenco de El Grito transmite el honor que les supone trabajar en una obra gestada por una veterana activista como Pilar de Yzaguirre. De Yzaguirre nació en época de guerra, vivió el Franquismo, en 1984 dirigió el primer Festival de Otoño –puesto en el cual trabajó hasta 1989–; y ahora, en medio de una pandemia global, con 85 años, dirige una obra de teatro feminista en España, actualmente, único país de Europa con los teatros abiertos.
“El Grito compendia, seguramente, muchas de las preguntas esenciales que nos hacemos como dramaturgas y como mujeres. Preguntas que tienen que ver con la incredulidad de la sociedad ante las circunstancias de las mujeres, la cultura de los cuidados, la maternidad, la relación madres-hijas, la lucha por la justicia, por la equidad, el derecho al respeto y a una vida en la que la presunción de inocencia sea una realidad. Esto es esencialmente lo que hemos querido, o intentado, compartir en El Grito”, desvela Itziar Pascual. “Creo que es una historia que está en deuda con muchas mujeres (...) Virginia Woolf decía: otras mujeres han allanado mi camino y han permitido mis pasos aquí, eso es esencialmente El Grito para nosotras”, añade.
“¿Cuáles son los orígenes culturales, sociales y educativos de ese juicio a las mujeres? Las compañeras del grupo Las Tesis, ese colectivo escénico chileno, que ha transformado el mundo con su performance Un violador en tu camino, dicen ‘El patriarcado es un juez’. Y yo creo que, tal vez, ahí está la clave”, plantea Itziar Pascual.
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