Parte de lo que ocurrió en la Guerra Civil española todavía se encuentra oculto, enterrado entre cunetas y trincheras. Pero también existen otros lugares recónditos que actúan como enemigos contra la memoria histórica: los archivos. Cualquier carpeta clasificada puede contener documentos inéditos de la contienda, y eso es justo lo que ocurrió a Nina Monova, una profesora e investigadora del Teatro de Títeres Obraztsov de Moscú que descubrió en la capital rusa un gran material gráfico hasta ahora desconocido en España.
Mónova halló casi cuarenta fotografías, tres libretos y varios recortes de prensa que fueron aportados a la institución Rusa en 1937 por Miguel Prieto, pintor y director de una compañía teatral que tenía como objetivo animar a los soldados republicanos durante la Guerra Civil española. Se trataba de La Tarumba, una iniciativa que, como demuestra el programa encontrado por la docente, fue apoyada por artistas de la talla de Miguel Hernández.
“Abrí varias carpetas relativas a la puesta en escena del gran (Federico) García Lorca de El retablillo de don Cristóbal, vi unas fotografías y decidí averiguar de qué se trataba, porque saltaba a la vista que eran distintas”, explicó Mónova a la agencia EFE en referencia al momento de un hallazgo presentado en el Instituto Cervantes de Moscú.
Además de la obra del dramaturgo granadino -que décadas después llevaría a la cárcel a dos titiriteros madrileños-, la investigadora encontró otras dos también representadas por La Tarumba: Los salvadores de España, de Rafael Alberti, y Defensa de Madrid y lidia de Mola, escrita por el propio Miguel Prieto y su compañero, el poeta Luis Pérez Infante.
En esta última, hasta ahora inédita en España, se podía ver a Franco y al general Mola con un disfraz de toro mientras un miliciano le toreaba. Pero no eran los únicos personajes. También aparecían otros como Queipo de Llano, Mussolini o Hitler, quien era caracterizado como un cañón que terminaba cayendo sobre un orinal.
“El teatro de La Tarumba es sencillo y extremadamente portátil. A los quince minutos de la aparición de los actores en medio de las trincheras, o en un hospital de campaña, o entre las tierras de los campesinos de Granada, o en el patio de una escuela valenciana, el público puede asistir ya al comienzo de la representación”, se puede leer en uno de los textos hallados por Mónova.
Pero, ¿cómo llegaron estos documentos a Rusia? En septiembre de 1937 se celebró en Moscú el V Festival de Teatro soviético, un encuentro al que acudieron artistas y periodistas representantes de la cultura de cada país.
Entre los invitados españoles estaba Miguel Prieto, Francisco Martínez Allende, la actriz Gloria Santullano, profesora de la escuela de teatro para niños en Valencia, y el poeta Miguel Hernández. Fueron hasta allí para dejar constancia de cómo la juventud artística de España estaba uniendo fuerzas para combatir el fascismo, no con armas, sino con música, carteles, películas y panfletos.
Durante su visita a Moscú, Prieto visitó el Teatro Central de Títeres del que era director Andrei Yakovlevich Fedotov. Fue este quien creó la carpeta recientemente localizada por Nina Mónova en la que se encuentran todos los documentos donados por el artista además de recortes sobre el teatro español en prensa soviética. “Este pequeño teatro es un arma militar real, tan efectiva como un fusil”, escribió el propio Fedotov durante 1938 en la revista rusa Juguete.
Tanto el director ruso como Prieto sacaron algo de aquel breve encuentro. El primero, como Monova describe en el folleto de la exposición alojada en el Instituto Cervantes de Moscú, “aprendió que el teatro de marionetas puede ser tan importante para las personas como las armas en el frente de guerra”. En cambio, el segundo consiguió adentrarse “para siempre con los colegas de su teatro en la historia”, ya que “después de todo, los títeres nunca le abandonarán”.
La misma casualidad que llevó a descubrir la carpeta también quiso que sobreviviera a los infortunios de las batallas. “Fue un verdadero milagro que se conservaran esos documentos, porque durante la Segunda Guerra Mundial una bomba impactó en el teatro y se perdió parte del archivo”, dijo la investigadora en declaraciones a EFE. Porque, a veces, independientemente del país y del cajón en el que se encuentre, es el azar quien obliga a sacar a flote parte de un pasado que a pesar de todo se encuentra presente.