“Espero que mi legado sea haber dicho que no y que sí a las cosas correctas”. Tom Hanks (California, 1956), reflexiona así sobre su extensa y valiosa carrera desde que en 1981 debutara en la película Sabe que estás sola. Más de cuatro décadas después, el actor se ha convertido en uno de los mejores intérpretes de su generación gracias, en gran parte, a su capacidad para parecer que es un miembro más de la familia. Resulta imposible no acabar queriendo a un personaje encarnado por él. Y ha sabido sacarle —y mucho— partido.
Splash (1984), Big (1988), Philadelphia (1993), Forrest Gump (1994), Apolo 13 (1995), Salvar al soldado Ryan (1998), Náufrago (2000), El Código Da Vinci (2006), Capitán Phillips (2013), El puente de los espías (2015) y Los archivos del pentágono (2017) son solo algunos de los títulos que componen su laureada filmografía. El estadounidense ha ampliado por partida triple su trayectoria en 2022, con el estreno de tres largometrajes: Elvis, Pinocho y, el próximo 28 de diciembre, El peor vecino del mundo.
Un título dirigido por Marc Foster que adapta la novela homónima que Fredrik Backman publicó en 2012. El libro contaba con una primera versión sueca de 2015 y, maravillado con ella, Hanks decidió no solo protagonizar la nueva cinta, sino también producirla junto a su pareja, Rita Wilson. El resultado es este filme que sigue a Otto, un hombre irascible, solitario y muy estricto con las normas, al que la llegada de una familia mexicana a su calle trastoca por completo su vida.
“Está en su peor momento. Se ha dado por vencido y ya no tiene fe en el futuro. No está de mal humor todo el rato porque sí”, explica el actor a elDiario.es en su visita a Madrid, sobre el personaje. En esencia, la cinta reivindica la importancia de crear comunidad. “He vivido en muchos sitios pero nunca en un vecindario en el que la gente te preguntara qué tal estás. No he podido echar esas raíces. Es difícil que esto ocurra en Estados Unidos porque siempre estamos mudándonos y nunca hay nadie en casa”, declara.
Aun así, considera que la pandemia y sus correspondientes cuarentenas han hecho que “ahora la gente esté mucho más dispuesta a pertenecer a este tipo de comunidades que antes. Todos necesitamos a alguien con quien hablar”.
El conciliador alegato que vertebra El peor vecino del mundo llegará a las salas en un momento de especial polarización a nivel global. Un contexto que, a priori, se plantea idóneo para estrenar un título así, pero ante lo que Hanks sostiene: “No creo que ninguna película pueda enseñar una lección que cambie la opinión de nadie. Sí que pueden generar nuevas sensibilidades”.
Del mismo modo, se postula en contra de los largometrajes obvios. “Hay un tipo de cine en el que no tienes exactamente claro qué es lo que te vas a encontrar. Aquí puedes pensar que va sobre un viejo gruñón, pero en realidad habla sobre la familia de mexicanos que se muda al otro lado de la calle, que habrá quien piense que van a estropear el vecindario. Pero no, lo que van a hacer es mejorarlo”, argumenta.
No creo que ninguna película pueda enseñar una lección que cambie la opinión de nadie
Más allá de su esperanzadora trama, encarnada principalmente por Marisol (gratísima sorpresa Mariana Treviño); la otra gran particularidad de la película es haber supuesto el debut como actor de Truman Hanks, hijo del ganador de dos premios Oscar. El joven, licenciado en matemáticas puras, se mete en la piel del mismo personaje que su padre en los flashbacks en los que El peor vecino del mundo explora el pasado del protagonista. “Una vez tomó la decisión confié plenamente en su talento, pero antes le dije que si decía que sí iba a tener que hacerlo, y no todo el mundo quiere hacerlo porque no pueden. Pero él pudo”, aplaude.
La importancia del legado
El pasado mes de septiembre se hicieron virales unas declaraciones de Hanks en las que afirmaba haber hecho solo “cuatro películas buenas”. El estadounidense lamenta que no se entendiera la ironía de sus palabras y reivindica riendo a la vez: “Claro que he hecho más”. No obstante, a la hora de reflexionar sobre su trayectoria, considera que “no hay nada que pueda decir. Es tu trabajo el que habla por ti”. El artista recuerda que en sus inicios “decía a todo que sí porque ¡me estaban proponiendo estar en una película! ¡No podía creerlo! ¡No me planteaba no aceptar! Pero llegó un momento en el que tuve que preguntarme si lo que estaba haciendo era suficientemente auténtico”.
El intérprete se pronuncia con sumo respeto sobre los entramados de la industria del cine y su propia profesión. “Solo Bo Burnham [artífice de Inside] ha podido hacer una película él solo, que fue extraordinario; pero el resto tenemos que aliarnos con otra gente creativa por lo que el único poder del actor es decir sí o no. Tu legado lo forman los proyectos a los que dijiste que no”, comparte. “El mayor reto al que se enfrentan las películas es mantenerse auténticas 20 años después”, añade sobre cómo luego es el tiempo el que realmente calibra la valía de las obras.
El mayor reto al que se enfrentan las películas es mantenerse auténticas 20 años después
Ventajas y desventajas de resultar tan familiar
Y del mismo modo ocurre con la relevancia de los personajes, a los que Hanks tiene el don de transmitir siempre una profunda y genuina humanidad. “Todo actor y actriz aporta su semblante a cada papel que representa. Es imposible negarlo, salvo que estés cambiando por completo tu cuerpo, que desaparezcas”, reflexiona citando como ejemplo su trabajo como el Coronel Tom Parker en el biopic de Elvis filmado por Baz Luhrmann este año, para cuya caracterización necesitó cinco horas diarias en la sala de maquillaje.
Echando la vista atrás a las carreras de los grandes referentes de la historia, el californiano recuerda que “Gary Cooper siempre aportó a Gary Cooper a sus personajes, igual que Bette Davis, Marlon Brando y Sophia Loren. Y sigue ocurriendo hoy en día. Javier Bardem siempre aporta a Javier Bardem”. Hanks no considera que eso sea un problema. Al contrario, lo acepta. “Sé que no soy un extraño”, reconoce, “existen actores a los que no has visto nunca o que son un misterio absoluto, pero no es mi caso”. A su vez, explica que los intérpretes son “una suma de todo lo que eres y has hecho”. “Tengo que satisfacer mis deseos de hacer algo nuevo, pero tampoco puedes hacer de repente algo completamente diferente”, añade.
La evolución del arrastre de las estrellas de Hollywood
“El contrato que existe ahora entre las películas y el público ha cambiado”, reflexiona el artista, en gran parte porque “ya nadie necesita el cine para estar entretenido todo el día. Todo lo que se ha hecho está disponible todas las veces que quieras en YouTube, donde a la vez puedes ver las miles de cosas que se publican cada día”. El actor opina que quizás lo que haga ir a las salas es la necesidad de “ser los primeros en ver algo” y cita como ejemplos de razones para hacerlo el “pertenecer a un multiverso o ser la continuación de alguna historia”.
“Las estrellas ya no importan lo que antes”, sostiene, “y no es el algo malo, ha sido una evolución natural. Mucha gente ha ido a ver Todo a la vez en todas partes [una de los largometrajes más aplaudidos del año y que apunta a premios, dirigido por Dan Kwan y Daniel Scheinert], pero no porque salga Jamie Lee Curtis, siendo una actriz muy querida”. El veterano actor reflexiona así sobre una industria cambiante en la que parece igual de adaptado que cuando, al dar sus primeros pasos, no podía imaginar la cantidad de personajes memorables en los que acabaría imprimiendo —y los que quedan— su “semblante”.