Los trabajadores de Puy du Fou, sin registro horario y con largos parones no pagados: “Dormimos en el suelo”
“Cada noche tengo que comprobar el horario del día siguiente al llegar a casa, porque probablemente lo hayan cambiado”. Un actor de Puy du Fou explica así la volatilidad e inestabilidad de sus horarios. Una consulta que realiza, sin excepción, al final de cada una de sus jornadas laborales, que pueden llegar a extenderse hasta pasadas las 23 h. “Suelen compartirnos el planning una semana antes, pero siempre están sujetos a cambios”, comenta este intérprete a elDiario.es, que prefiere mantener su anonimato.
Esta falta de control, junto a la “ausencia de registro” de las que acaban siendo sus horas trabajadas, son dos de los motivos –junto al incumplimiento del Estatuto de los Trabajadores–, por los que UGT Castilla-La Mancha ha denunciado en la Inspección de Trabajo al parque temático localizado en Toledo, dedicado a la historia de España. Esta denuncia se suma a la que CCOO interpuso hace dos semanas a Puy du Fou por obligar a los actores a barrer y fregar baños y vestuarios. El sindicato alegó que las competencias de los artistas “no incluyen tener que limpiar las zonas comunes”.
El parque se organiza en torno a once espectáculos que se representan a lo largo del día (incluyendo pasajes y los que incorporan comida o cena en sus restaurantes), desde la apertura a las 11 de la mañana al cierre a las 22 h o las 22:30 h, según el momento de la temporada. El elenco se distribuye entre los diferentes shows, que van desde De tal palo..., que aborda desde la rendición de Granada a la Guerra de la Independencia; a El sueño de Toledo, el número estrella, que se representa por la noche, antes de la clausura del parque.
Artistas y acomodadores (que reciben la denominación de 'mangas verdes') están distribuidos entre ellos, de tal forma que hay quienes participan solamente en uno -que realizan el mismo día dos o tres veces-, o en varios números diferentes. UGT ha denunciado que la compañía “no garantiza el registro diario de la jornada”, ya que “el documento donde se dice a las personas trabajadoras que se apunten las horas es una hoja de papel que no garantiza la fiabilidad e invariabilidad de los datos”.
Este periódico se ha puesto en contacto con varios de los artistas y acomodadores que nutren los espectáculos que copan la agenda del parque, y confirman que, “solo” existe esta hoja de en la que simplemente les hacen firmar al lado de su nombre en el caso de El sueño de Toledo. No hay control alguno sobre el resto. El sindicato señala que todo esto tiene como consecuencia que los empleados –cuyo número asciende a más de 600 personas– acaban “superando el máximo de horas ordinarias de trabajo diario” y el “límite anual de horas extraordinarias”.
Además, critican que haya “una inexistencia total de abono, descanso o consignación en nómina” de estas horas extraordinarias; junto a que la empresa “incumple de manera sistemática y a sabiendas el descanso entre jornadas”. Desde el parque, preguntados por elDiario.es, no han querido dar ninguna declaración al respecto.
Ir al gimnasio, deambular o dormir en banco
Este medio ha tenido acceso a varios ejemplos de los plannings que se envía a los trabajadores para informales sobre cuáles serán sus jornadas. En ellos puede comprobarse que –además de incluir las horas estipuladas para la limpieza, en color gris–, esta distribución del trabajo genera largos periodos de pausas por las que no son remunerados. “Horas muertas”, como ellos mismos definen, en las que las opciones con las que cuentan son “comer, quedarte en el comedor, ir al gimnasio propio con el que cuentan algunos de los espectáculos, deambular por el parque, ver el resto de espectáculos o, si estamos cansados, dormir en algún banco”.
El problema radica en que para aquellos que no quieran hacer más deporte –las funciones requieren en sí esfuerzo físico al contar con coreografías, peleas y batallas, por citar algunos casos–, y prefieran descansar; no disponen de espacios para poder realizarlo, más allá del comedor. Una sala que, según describen, es “un poco mediocre en cuanto a instalaciones, bastante normalita”. “Hay compañeros que hasta se echan directamente encima de colchonetas y hamacas que nosotros mismos hemos colgado”, reconoce uno de los trabajadores, que prefiere no revelar su identidad, a elDiario.es. Hay quienes aprovechan el decorado de los propios shows para improvisar camas con sacos y cuerdas.
“Tenemos libertad para hacer lo que queramos en esos huecos, pero es que estamos en medio de la nada, e ir y volver quita bastante tiempo”, comenta uno de los intérpretes. La localización del parque temático, a las afueras de Toledo, es el gran hándicap que complica regresar a casa a comer o realizar alguna otra actividad. Gran parte de la plantilla vive en Madrid, situada a 55 minutos en coche –siempre y cuando se disponga de uno–, por lo que para ellos es directamente inviable. La alternativa con transporte público es el tren, pero no existe ningún medio que ofrezca el trayecto hasta las puertas del parque.
De hecho, en la propia web del espacio, la indicación que se da a los visitantes sobre cómo llegar, que puede aplicarse a los trabajadores, es: “Estamos a tan solo diez minutos de la estación de Tren de Toledo. Podrás acceder a Puy du Fou en taxi”. En la página de información incluyen como alternativa para el traslado hasta el avión, siendo el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, ubicado a “una hora aproximadamente”: “Para llegar desde allí, podrás venir en taxi o coche de alquiler”.
Los parones pueden llegar a superar las tres horas. Para su organización interna, los artistas se elaboran sus propias tablas, como así ha podido comprobar este medio, con las que contabilizar sus horarios. Tal y como puede comprobarse en las imágenes, puede ocurrir que la hora de llegada de un trabajador sea las 11:30 y la salida a las 20, completando con ellas ocho horas y media en el recinto, con 6 horas y cuarto trabajadas –y cobradas– y 2 horas y 15 minutos de pausa –no remuneradas–.
Como se puede ver en los horarios, otro actor puede ser citado a las 12 y marcharse a las 20:15. Pero de esas 8 horas y cuarto que pasa en el parque, solo le cuentan como trabajadas 5 horas y 15 minutos, mientras que tres son de descanso no remunerado.
Aviso con poco tiempo de los horarios
La falta de anticipación con la que se avisa a los trabajadores de sus horarios, y que estén sujetos de forma continua a alteraciones, se vuelve más grave por las complicaciones logísticas que implica la ubicación del parque. “Cada día tenemos un planning diferente y lo cambian sin avisar”, lamenta una acomodadora, que aporta su testimonio de forma anónima.
“Las modificaciones son por el aforo del parque. Según las entradas que estiman que van a vender, ponen un programa. Un domingo en el que cuentan que van a acudir 3.000 personas, por ejemplo. Si de repente se venden más, tienen que subir las horas en el planning para añadir más espectáculos y que entre toda la gente. Puede acabar variando por completo”, expone. “Puede ocurrir que se den hasta siete versiones de un mismo horario hasta llegar el definitivo. El parque vive por y para el público, para que vengan más y ellos ganar más dinero”, opina otro actor.
Puede ocurrir que se den hasta siete versiones de un mismo horario hasta llegar el definitivo. El parque vive por y para el público, para que venga más y ellos ganar más dinero
En líneas generales, los trabajadores se organizan entre ellos para llenar los coches de quienes sí disponen de él y, en función de las horas a las que entra cada uno, ofrecer más o menos plazas y lugares de recogida. elDiario.es ha tenido acceso al grupo de WhatsApp, llamado 'Puy du cars Madrid', que usan para repartirse. “El problema es, si yo no sé hasta última hora a cuál me toca entrar al día siguiente, ¿cómo voy a saber a la que tengo que salir para ponerme de acuerdo con mis compañeros?”, plantea uno de los actores, de los que dispone vehículo propio.
“Hace unas semanas crearon una aplicación parecida a BlaBlaCar, pero claro, llevamos tiempo organizándonos por nuestra cuenta”, describe sobre una herramienta que consideran que ha llegado tarde, más allá de cuestionar alguna de sus funciones como “premiar con una entrada doble al compañero que más gente lleve”.
UGT concluye en su denuncia que con las condiciones aplicadas se está “discriminando y marginando” a las trabajadoras y trabajadores. Y que todos ellos, por su “condición de precariedad, se ven obligados a aceptar dichas condiciones por temor a las consecuencias y represalias”. Una conclusión que impregna las reflexiones de sus empleados. “Si te hacen echar 10 horas para cobrar luego seis o siete demuestra que no te cuidan, que no merece la pena”, lamenta uno de los actores, que continúa formando parte de la plantilla.
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