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Venta Moncalvillo (La Rioja) crea una bodega de hidromiel única en España

Madrid —

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Madrid, 1 mar (EFE).- Los hermanos Echapresto, con una estrella Michelin en Venta Moncalvillo (Daroca de Rioja, La Rioja), han creado la primera bodega de España de hidromiel, una bebida milenaria a base de miel y agua que, según cuentan a Efe sus responsables, combina a la perfección con verduras, quesos y platos asiáticos a los que no les sienta bien el vino.

Se trata de Moncalvillo Meadery, un proyecto que une apicultura, enología y gastronomía en torno a la primera bebida fermentada de la historia, procedente de la fermentación de un mosto con agua y miel a partir del cual los Echapresto, en colaboración con el enólogo y apicultor Sergio Sáenz, han elaborado todo un abanico de variedades.

Carlos Echapresto, sumiller de Venta Moncalvillo y Premio Nacional de Gastronomía, trabaja en las hidromieles con su hijo vitivinicultor Ismael, desde la perspectiva de aprovechar la apicultura de La Rioja y aplicarla a una receta ancestral que combina con platos de verduras, escabeches y otros internacionales por cuya acidez o picante resulta difícil armonizar con vinos.

Además de ser un proyecto que apuesta por la apicultura, de vital importancia para el mantenimiento de especies vegetales gracias a la polinización, Moncalvillo Meadery supone una lanzadera para la recuperación de la producción y la vida en los pueblos de la España vaciada, “que ayuden a asentar población”.

Cuentan con 150 colmenas propias, además de la miel adquirida a apicultores locales de La Rioja, de las que obtienen mieles de almendro, romero, tomillo, brezo, calluna y roble, cada una con una aportación sápida y aromática distinta, como ocurre con las variedades de uva.

Su elemento diferenciador es, además, la crianza en barricas de roble y la maduración en botellas para obtener unas hidromieles con añadas cuyas calidades, como en los buenos vinos, “no deja de mejorar con el tiempo”.

“Las variedades de mieles utilizadas en la fermentación, así como la añada, juegan un papel fundamental, ya que cada cosecha de miel otorga a las hidromieles unas características definidas”, explica Sergio Sáenz.

Han sido tres años de trabajo, estudios intensivos y viajes a Polonia y Moscú para investigar sobre esta bebida, explica a Efe Carlos Echapresto, a quien le espoleó una iniciativa que, dentro del trabajo por el producto local de Venta Moncalvillo, les vincula “totalmente al territorio”, donde antaño existían colmenares que han recuperado.

“Aunque parece que es un producto vinculado a vikingos y a cerveceras, nos hemos lanzado a algo totalmente diferente con la bodega, que tiene unas posibilidades bestiales”, añade quien ya ha tenido una respuesta “muy positiva” de sumilleres de restaurantes a quienes les ha parecido una opción excepcional para acompañar quesos, escabeches y platos de cocina asiática.

Con entre 12 y 13 grados de alcohol -similar al del vino- la hidromiel aporta además minerales de la miel. “Es mucho más sano. El organismo asimila mejor los azúcares y no produce resaca ni tiene gluten”, asegura Echapresto.

Además de una opción para maridar verduras como alcachofas, apio, espárragos, acelgas, coles o colifor, las hidromieles se plantean como un acompañamiento ideal para gastronomías foráneas que incorporan salsa de soja, arroces fermentados, jengibre o wasabi, como la japonesa, la nikkei o la hindú .

“Es un espectáculo, tanto para los ácidos como para los picantes” asegura este Premio Nacional de Sumillería, para quien las hidromieles son “también una propuesta muy interesante para servir en menús degustación alternando con vinos”.

Por el momento, la producción es solo de 5.000 botellas porque no quieren “salir al mercado con prisas” y sus primeros clientes están en Alemania, Shanghái y California (EEUU). Pero el objetivo de los Echapresto es que tengan su espacio en las bodegas de los restaurantes españoles.

Con opciones más secas (similares a vinos blancos), semidulces y dulces, la hidromiel de Moncalvillo Meadery quiere ser otra aportación enogastronómica en una tierra bien conocida por sus vinos, sus productos y su cocina tradicional y creativa.

Por Pilar Salas