Cuando en Deconstructeam comenzaron a desarrollar la historia de la bruja Fortuna, condenada a un milenio de exilio en la soledad de un asteroide, todavía no habían experimentado en sus carnes los efectos del aislamiento. Del mismo modo, el tarot, elemento central de su último videojuego, aún no era tan popular. Como si fuesen capaces de vislumbrar el futuro, en The Cosmic Wheel Sisterhood, el pequeño estudio afincado en Valencia vuelca sus inquietudes, despliega sus talentos y ofrece una aventura conversacional repleta de magia, cuestionamientos políticos y caminos entrelazados.
Desde que debutaron con el impactante thriller Gods Will Be Watching, sus señas de identidad han estado bien definidas: una cuidada estética pixel art, una envolvente banda sonora y una narrativa que se guía por la toma de decisiones basadas en conflictos morales. En el exitoso The Red String Club mostraron el perfeccionamiento de su propuesta en una filosófica aventura gráfica ciberpunk. Entre tanto, no han dejado de lanzar diversos títulos de pequeño formato, pero es con este último estreno para PC y Switch que han puesto todas sus cartas sobre la mesa.
El resultado es su videojuego más ambicioso hasta la fecha, en el que los bellos gráficos de Marina González, las inolvidables composiciones de Paula Ruiz, 'fingerspit', y el intrincado diseño de Jordi de Paco han ganado en matices. Cinco años de trabajo después y una pandemia de por medio, estrenan una obra cuya escala aseguran que se les “ha ido de las manos”, centrada en una bruja que, tras llevar cautiva doscientos años, rompe las normas de su aquelarre cósmico para invocar a Ábramar, un poderoso behemoth que le ayuda a recuperar su magia de adivinación y su libertad… a un precio.
I. Aire: astrología de la comunidad
El tarot es un elemento central de The Cosmic Wheel Sisterhood. Es la herramienta de adivinación de Fortuna y la mecánica principal para el jugador, que utiliza cartas elaboradas a partir de una serie de fondos, arcanos y símbolos. Aunque ahora esté de moda la astrología, si los desarrolladores acudieron a ella fue para entender mejor a algunos de sus amigos fans del esoterismo, afición que no compartían. Sin embargo, ahora forma parte de sus vidas: “Tenemos nuestras barajas y hacemos lecturas para amigas o lo utilizamos incluso a nivel creativo”, relatan en una entrevista por videollamada.
“Originalmente, la semilla inicial del juego era la comunidad, entender cómo surge el conflicto y cómo se lidia con él dentro de grupos de personas que piensan igual”, prosigue Jordi de Paco sobre su propuesta. Querían explorar “por qué existen diferencias en el feminismo” y “por qué la izquierda está tan fragmentada”, no hablar de polarización. Eso condujo a una inspirada trama política, que gira alrededor de la mejor manera de dirigir un aquelarre, enfrentando conceptos como progreso y statu quo. Así, exponen al usuario a resoluciones complejas y reflexiones profundas sobre su manera de entender la sociedad.
También por eso, las brujas hablan con naturalidad de temas como el sexo, algo que ha escandalizado a algunas personas que probaron la demo. En Deconstructeam creen que “una visibilidad positiva y tan casual no suele suceder en videojuegos”, sobre todo si encima incluye personas LGBTIQ+. Pero es a través de lecturas adivinatorias y cautivadoras conversaciones repletas de naturalidad, confidencias, filosofía y alusiones pop que la historia se despliega. Despacio al principio, algo precipitada en su recta final, pero en todo momento consciente de las complejidades del destino, y de cómo la aleatoriedad y las decisiones que tomamos se dan la mano a la hora de escribir nuestro propio porvenir.
II. Agua: convivir con la pandemia
The Cosmic Wheel Sisterhood llega cinco años después de iniciar su desarrollo. “De haber salido a tiempo, hubiera sido como Death Stranding prediciendo la pandemia”, bromea De Paco. El motivo de su retraso tiene que ver precisamente con el confinamiento. “Seguimos trabajando en un juego sobre estar aislada mientras estábamos aislados. Fue lo que nos llevó a perder la salud mental, aparte de que tuvimos la brillante idea de trabajar catorce horas al día”, recuerda.
En su caso, estar en una relación tanto laboral como sentimental y encima convivir afecta al proceso creativo. Lo consideran “un arma de doble filo”, pues los tres se esfuerzan más para estar a la altura del trabajo del resto, a la vez que cuidan que los demás no se excedan. “Hay que poner muchos límites, porque si no, trabajas siempre”, apunta Ruiz, a lo que sus compañeros añaden que la clave es tener una comunicación constante para evitar que todo se vuelva “demasiado intenso y vicioso”.
Mientras se recuperaban, aparcaron su proyecto más grande para centrarse en lanzar el recopilatorio Essays on Empathy. Que pudieran parar más de un año fue posible gracias al apoyo de su publisher, Devolver Digital. González considera que es algo “excepcional”, que han hecho porque tienen la confianza de llevar trabajando juntos casi diez años. Por eso, aunque De Paco insiste en que la política de esta distribuidora es “generar el máximo bienestar y felicidad para las desarrolladoras, porque eso aumenta la calidad del producto”, Ruiz no pierde de vista que en su caso es posible porque son un “estudio barato”.
III. Tierra: la fuerza está en el equipo
Fortuna, presa de la soledad, atestigua que “la existencia no es posible sin otros que la presencien”. En el estudio son igual de conscientes de la importancia de estar bien rodeados, por eso este es su videojuego más colaborativo y todo el mundo aparece acreditado, incluyendo traductores. Los diseños de los personajes y ciertos elementos que conforman la baraja son de Ivan Papiol de Brainwash Gang, el artista Nucleose ha creado una cabecera animada, diversas autoras han escrito relatos interactivos y varios ilustradores han preparado cómics con los que han presentado a las protagonistas en redes.
“Al tener dinero de marketing, pensamos que sería guay colaborar con artistas que nos encantan”, resumen, alegres de haber podido colaborar con tantos amigos. Es también el caso de The Game Kitchen, cuyo Penitente aparece entre los arcanos del tarot. “El sistema de cartas se prestaba a hacer homenajes. Pero la colaboración con Blasphemous no es solo un guiño estético, están conectados los universos”, relata De Paco. “Hablamos con ellos y hay un personaje de nuestro juego que proviene de Cvstodia. Si rascas, puedes encontrar las referencias a su universo dentro de The Cosmic Weel Sisterhood, y viceversa”, desvela.
IV. Fuego: un futuro de éxitos
En una industria en la que prima la inmediatez, los videojuegos de Deconstructeam se siguen recomendando por su habilidad para sorprender y conectar con la audiencia. “Es algo que nos ha salvado, a día de hoy hay gente que sigue comprando The Red String Club”, declara De Paco, al mismo tiempo que achaca este hecho a un “algoritmo que premia tener reseñas positivas en Steam”. Sin embargo, Paula Ruiz afirma, optimista, que les han llegado multitud de comentarios de jugadores que han disfrutado tanto de la propuesta que han comprado varias copias para regalar. En un punto medio se encuentra Marina González, quien considera que su éxito “es una combinación: se hizo popular antes de que el algoritmo gobernara y eso ha ayudado a alimentarlo”.
Al preguntarles hacia dónde les lleva el destino, reconocen sentir nervios por el lanzamiento y revelan que durante la presentación de The Cosmic Wheel Sisterhood utilizaron una baraja para leer su futuro. Primero salió el Emperador, que auguraba que el evento sería un éxito, como fue. Después, la Sacerdotisa, que asocian al momento que rodea el estreno. Y, por último, la propia Rueda de la Fortuna. “Eso pronostica que va a ser un éxito comercial y nos va a permitir acceder a lo que queramos hacer creativamente”, explica con afán Jordi de Paco, antes de concluir con un esperanzador “confiemos en las cartas”.