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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Viena dedica a Diego Velázquez la “exposición del siglo”

EFE

Viena —

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Viena dedica a Diego Velázquez “la exposición del siglo”. La primera muestra monográfica sobre el genio barroco en Europa Central se presentó hoy celebrando la fuerza visionaria de “un pintor de pintores” adelantado a su tiempo.

“Esta muestra es un hito en la historia del museo”, resumió sin ahorrar en superlativos la directora del Museo de Historia del Arte (KHM), Sabine Haag, que la definió como “la exposición del siglo”.

La muestra ofrece hasta el 15 de febrero un completo recorrido por la vida y obra del pintor, ilustrada con 46 lienzos, entre ellos 35 cuadros de Velázquez como “El aguador de Sevilla”, “La adoración de los Reyes Magos”, “La fragua de Vulcano” y “La Venus del espejo”.

“Es un regalo” y “pura alegría para la mirada”, valoró Haag, para concluir que, “probablemente, una exposición de estas dimensiones, con estos originales, no vuelva a verse en nuestra generación”.

La muestra será oficialmente inaugurada esta tarde por la Reina Letizia de España y el presidente de Austria, Heinz Fischer, en un acto en el que también estarán presentes el secretario de Estado español de Cultura, José María Lassalle.

La directora del KHM definió a Velázquez como un “pintor de pintores”, por la atracción que el maestro sevillano ejerció sobre numerosos artistas, desde los impresionistas Édouard Manet y Renoir hasta genios del siglo XX como Pablo Picasso y Francis Bacon.

La muestra ofrece un recorrido dividido en tres etapas: sus años de aprendizaje en Sevilla, su etapa como pintor cortesano a partir de los 24 años, y los temas que más le atrajeron, como las escenas religiosas y mitológicas, bodegones, paisajes y retratos.

El viaje comienza en Sevilla, una de las ciudades más ricas del mundo en el siglo XVII, y cómo un joven Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660) comienza su formación como pintor en el taller de Francisco Pacheco, quien luego sería su suegro.

En esa primera etapa se observa ya que el artista cuenta con una aguda capacidad de observación, un gran talento narrativo y que, como en “El aguador de Sevilla”, dedica a cada detalle el mayor cuidado y atención.

Y es que Velázquez retrató con la misma dignidad tanto a los pobres como a los aristócratas, indagó con el mismo empeño en la psicología de un vendedor callejero que en la del rey Felipe IV, plasmó con la misma sensibilidad a un bufón que al papa Inocencio X.

En una segunda parte se muestra al Velázquez que quiere hacer carrera en Madrid y cómo se convirtió en 1623 en el pintor de un joven Felipe IV, a quien uniría una larga y a veces complicada amistad, y de quien hizo numerosos retratos.

El último tramo del recorrido recoge piezas monumentales como la “La fragua de Vulcano” y se puede admirar el único desnudo que pintó, “La Venus del espejo”, después de su viaje a Italia.

La muestra incorpora además una sección de destacados cuadros de Tiziano, uno de los maestros que inspiró al joven Velázquez y que permiten observar de primera mano su influencia.

Con esta exhibición el KHM salda además una deuda con el maestro español, ya que pese a ser la segunda pinacoteca con más originales de Velázquez, sólo detrás del Museo del Prado, nunca le dedicó una exposición monográfica, según recordó la comisaria, Sylvia Ferino.

Ferino ha pretendido ofrecer una visión completa del pintor dado que en Viena la docena de cuadros que se conservan -por los vínculos dinásticos de la Casa de Habsburgo- son todos de tipo cortesano, como “La infanta Margarita en azul”.

“Uno de los lugares donde más naturalmente se podría celebrar una exposición de Velázquez es Viena. Es casi la segunda casa de Velázquez en términos de sus propia obra”, explicó a Efe Javier Portús, jefe de conservación de pintura española del Prado y uno de los mayores especialistas en el maestro barroco.

Para Portús, “Velázquez fue un pintor adelantado a su tiempo”, ya que su obra encierra múltiples significados, fue visto como un precursor por los naturalistas franceses en el siglo XIX, mientras que en el siglo XX se lo festejó como un artista casi conceptual por su indagación en el papel del espectador en “Las Meninas”.

“Cada época encuentra en Velázquez aquello que le pueda interesar, entre otras cosas porque tiene una obra muy abierta desde el punto de vista del significado”, resumió Portús.

Por su parte, Ferino explicó a Efe que lo que hace único a Velázquez es “su sobriedad, su introspección en los personajes, y su realismo prodigioso. Logrado además con una pincelada llena de ligereza que otorga una gran vitalidad a sus trabajos”.

La muestra ha sido posible gracias a los préstamos ofrecidos, sobre todo, por el Prado, que devuelve así los brindados por el KHM en 2013 para la exhibición “Velázquez y la familia de Felipe IV”.

Para completar el fervor por Velázquez, la empresa de Correos austríaca anunció hoy que ha lanzado una serie de 220.000 sellos de alta calidad de “La infanta Margarita en traje blanco” en homenaje al maestro español.