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Vuillard: El turismo no deja de ser una prolongación del sistema colonial

Barcelona —

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Jose Oliva

Barcelona, 9 mar (EFE).- El escritor francés Éric Vuillard, que en “Una salida honrosa” disecciona con su habitual prosa concisa y minuciosidad los factores que desencadenaron la guerra colonial francesa en Indochina, cree que “el turismo no deja de ser una prolongación del sistema colonial”.

En una entrevista con EFE, Vuillard ha dicho que en esta novela partió de una guía de viaje a Indochina de 1923, que “habla de aquellos que la leyeron mejor que sus cartas o sus confesiones”.

Y en esa guía, continúa el autor, se incluye un breve léxico para turistas con frases como “ve a buscar un rickshaw, acelera, ve más despacio, gira a la derecha, retrocede, pon la capota, llévame al banco, a la joyería, a la concesión”, “expresiones en las que no había ninguna marca de cortesía, son todo órdenes, es un léxico de servidumbre”.

La misma guía incluía curiosamente “un anuncio que vendía armas de caza y de guerra para turistas, que confirma esa relación entre el turismo y el colonialismo”.

Considera Vuillard que la guerra de Indochina no es tan recordada en Francia como la de Argelia porque “la guerra americana de Vietnam ocultó la guerra francesa, e incluso el cine americano hizo que los vietnamitas fueran meros figurantes, son los adversarios, anónimos, invisibles”.

En uno de los capítulos, el autor alude a un programa televisivo americano de máxima audiencia, “Meet the Press” (NBC), en el que intervino el comandante jefe francés en Vietnam, De Lattre de Tassigny, que apenas podía expresarse en inglés: “Viendo el ridículo que hizo se constata que los franceses eran meras marionetas, que la guerra de Indochina fue financiada por Estados Unidos”.

El momento más claro es cuando en el mismo plató el senador republicano Henry Cabot Lodge, que en 1960 formó parte de la candidatura presidencial derrotada de Richard Nixon, acaba preguntando al general francés para que acabe diciendo que “la guerra francesa de Indochina es como la guerra de Corea para los norteamericanos”.

Además de la guía y del programa de la NBC, en la génesis de “Una salida honrosa” (Tusquets en castellano y Edicions 62 en catalán) Vuillard utilizó “documentos que contradicen la tesis relativista” que se suele aplicar al colonialismo, entre ellos un informe de la inspección laboral a empresas que operaban en Indochina como Michelin o las actas de las intervenciones políticas en la Asamblea Nacional“.

Frente a la posterior guerra de Argelia, “una guerra de población”, en Indochina, continúa Vuillard, “no hay prácticamente franceses, allí opera Francia como si fuera una empresa”.

No puede evitar Vuillard cierta extrañeza por esa amnesia hacia “la guerra colonial más brutal que ha existido”, en la que, como recoge al final de la novela, “hubo 400.000 muertos por parte de Francia y de Estados Unidos, contando las tropas coloniales e indochinas que formaban el grueso del ejército francés, mientras por el lado vietnamita causó al menos 3.600.000 muertos, tantos como franceses y alemanes en la Primera Guerra Mundial”.

Advierte el autor de “El orden del día” y “14 de julio” que “todas las empresas francesas que había en Indochina, fueran de explotación del carbón o de extracción del látex, tenían detrás a la Banque d'Indochine y firmaron sus estatutos en un gran edificio de París en el céntrico Boulevard Haussmann, que aún hoy pertenece a un banco”.

Las novelas modernas, resume Vuillard, “no explican las vidas de las personas, sino la vida de las instituciones o de las empresas”.

Para el escritor francés, habituado a crear ficción a partir de hechos históricos, “la literatura es capaz de establecer una relación entre lo que es realidad y lo que es más extraño para la historia” y en su caso la literatura “establece un vínculo entre una guía de viaje, un informe de inspección laboral que habla de los trabajos forzados de los 'coolies' en las plantaciones o el consejo de administración de un banco”.

Éric Vuillard (Lyon, 1968) ganó en 2017 el prestigioso premio literario Goncourt por su novela “L'ordre du jour” (El orden del día).