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“Pelagatos”, “hijo de puta”, “gilipollas”: la pugna entre los cómplices de Zaplana a espaldas de su “jefe”

Eduardo Zaplana y su presunto testaferro, Joaquín Barceló, en una imagen captada por la Guardia Civil.

Lucas Marco

Valencia —

Las conversaciones telefónicas intervenidas por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil a los principales investigados del caso Erial, por el que está imputado Eduardo Zaplana, muestran las tensiones y las inquinas personales de la banda. Joaquín Barceló, alias Pachano, presunto testaferro del exministro y Francisco Grau, el asesor fiscal de la trama, se llevaban como el perro y el gato. Zaplana, según de desprende de los pinchazos telefónicos, intentaba mediar. Los integrantes de la trama, especialmente Barceló que estaba “cagao en los pantalones”, temían que la publicación de un informe sobre el caso Odebrecht en el que aparecía una cuenta en Andorra de sus empresas offshore panameñas, acabara salpicándoles.  

El 20 de marzo de 2018 fue un día clave para los investigadores. En plena operación de retorno de los fondos en el extranjero de la trama, Barceló se desahoga por teléfono con Saturnino Suanzes, hermano de la exdiputada zaplanista Elvira Suanzes, ambos investigados por su vinculación con los fondos escondidos en Andorra y Panamá. En el registro del domicilio barcelonés de Nino Suanzes, la Guardia Civil intervino la documentación que llevó directamente a la cuenta en la Banca Privada de Andorra (BPA) a través de la cual la red corrupta movió 6,4 millones de euros mediante cuatro empresas panameñas y una mercantil luxemburguesa que la UCO vincula a la familia Cotino.

La repatriación de los fondos, según apuntan los investigadores, se hizo con la compra de terrenos y viviendas en España por parte de las empresas de Barceló. En la conversación telefónica con Nino Suanzes, Barceló le cuenta que aquella misma mañana del 20 de marzo se había citado con Grau “para un tema profesional de una venta de un solar”. “Le digo el tema del solar, le digo Paco, ¿eh? te tengo que pedir un favor personal, para hacerme el humilde y a pesar de todo hacerme el humilde y tragar”. 

Grau, al que Pachano se refiere irónicamente como “su excelencia” o “corazón” cuando se comunica con él, responde: “No continúes, no quiero oír hablar del tema y si continúas me levanto y me voy”. “Tiene unos huevos como el caballo de Espartero”, responde Nino Suanzes. “Me chulea lo que quiere y más, y al otro más todavía”, protesta el presunto testaferro. Al calor de la confesión, Barceló comete un error fatal y reconoce que Grau “es fundamental porque ha sido el artífice de toda esta ingeniería”.  

“Me he quedado con unas ganas de pegarle una patada en los huevos, por grande que sea, y decirle ¡que te den por culo, te piso el cuello, hijo de puta!”, comenta Joaquín Barceló a Saturnino Suanzes. “Sí, sí, totalmente de acuerdo”, responde su interlocutor.

Grau, ex directivo de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) en Terra Mítica,  narró a Eduardo Zaplana la reunión de aquella mañana: “Entonces ha habido un momento que me ha dicho, quiero que me hagas un favor, y le he dicho: no. (...) Que no, que me tienes muy quemado ¡coño!”.  

En otra conversación con su socio Ángel Salas, al que la Guardia Civil vincula a las operaciones de retorno de los fondos de Luxemburgo, Barceló se refiere a Grau como  “el pelagatos”. “Es un chulo” y “un gilipollas”, asevera Pachano. “Lo conozco más que si lo hubiera parido”, dice en otra conversación con Salas. “Tú párale los pies al chalao este”, añade. 

Grau y Barceló estaban condenados a entenderse pese a las inquinas personales. En una conversación telefónica intervenida por la UCO  ambos muestran su peculiar entendimiento cordial:

Joaquín Barceló (J. B.): Buenos días, Don Francisco. (...) ¿Cómo estás?

Francisco Grau (F. G.): Buenos días. Bueno, de pie ahora.

J.B.: Me alegro, me alegro.

F. G.: (ríe) Bueno, vendrá alguien y me intentará tumbar, como siempre.

J.B.: (ríe) Voy yo, voy yo, voy yo. (...) Estudié artes marciales.  

El “jefe” Eduardo Zaplana, en medio del enfrentamiento entre su amigo Pachano y su asesor fiscal, comenta la situación con el blanqueador confeso Fernando Belhot en una charla captada por la UCO en el Hotel Wellington de Madrid. “Él se marea mucho con Paco”, dice Belhot. “Ahora cuando pasen unos días me lo llevo a ver a Nino [Suanzes] (...) y que se encargue Nino de tutelarlo”, responde el exministro. La Guardia Civil constata  el “aparente manejo de Eduardo Zaplana sobre Joaquín Barceló” y el “aparente desconocimiento por parte de Barceló de la verdadera realidad y actividad de la mercantil panameña y, además, la aparente vinculación con ésta de Zaplana y de Belhot”. 

Con el frío de los grilletes en las muñecas llegó la venganza. El asesor fiscal de Zaplana, al que Barceló también se refirió como “el hijo de puta de Grau”, fue el único detenido del caso Erial que prestó declaración ante la Guardia Civil. Grau exculpó al exministro y declaró que “ha mantenido reuniones con Joaquín Barceló y se ha tenido que levantar porque éste se pone muy nervioso”. “No sabe el porqué se refiere Joaquín Barceló a él como el artífice de todo el entramado societario”, se lee en la transcripción del interrogatorio. En su declaración, el asesor fiscal de Zaplana centró todo el foco en Joaquín Barceló y en su relación con el abogado uruguayo Fernando Belhot.

Estas cosas pasan hasta en las mejores familias.

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