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Alicante pone en valor sus refugios de la Guerra Civil, incluso con la derecha en el Ayuntamiento

El interior de uno de los refugios de la Guerra Civil de Alicante.

Emilio J. Salazar

Alicante —

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Alicante va recuperando poco a poco su memoria olvidada. La ciudad de la que partieron los últimos exiliados españoles en el Stanbrook tras la victoria de Franco en la Guerra Civil ha apretado el acelerador en los últimos años y tras décadas de silencio, va a pasar a convertirse en el primer municipio de España -y de los primeros de Europa- con más refugios recuperados.

El Ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular y Ciudadanos, ha anunciado esta semana que la Mesa de Contratación ha resuelto la licitación para la contratación de las obras del proyecto de rehabilitación y apertura al público de cinco refugios antiaéreos por un importe de 280.245 euros, que se enmarcan dentro de las ayudas europeas de la Edusi, como son los de las escalinatas del Jorge Juan (General Marvá), Marqués de Molins, Plaza Músico Tordera, Mercado Central y Tabacalera; y que se suman a los dos que ya están abiertos al público, como son los de las Plazas de Séneca y Balmis, desde 2015.

La apuesta de Alicante, como la de Alcoi, también con dos refugios visitables, el de Cervantes y el de la calle de Santo Tomás, contrasta con la de otros municipios vecinos como es el caso de Elche, hasta ahora reacio a reabrir sus refugios -hasta doce- y que se encuentra a la expectativa de rehabilitar los dos que esconde el suelo del Mercado Central y el de Paseo de Germanies.

La explicación a este empuje de la capital de provincia la encontramos, por un lado, en la voluntad política iniciada por el gobierno del PP de Sonia Castedo en 2014 cuando emprendió las obras de adecuación, continuada por el tripartito de izquierdas en 2015 cuando creó la primera concejalía de Memoria Histórica del país y mejoró sus infraestructuras -como la accesibilidad y electricidad- e inició el plan de visitas guiadas. Concluirá de nuevo con el PP, y ahora también Cs.

Se da la circunstancia de que el concejal entonces en el PP que hizo más fuerza durante la etapa de Castedo para poner en valor los refugios fue Adrián Santos, en aquel momento concejal de Imagen Urbana y actualmente regidor de Urbanismo por Ciudadanos. Una formación que ha tomado las riendas de una concejalía que ha sufrido numerosos cambios, desde el paso de cuatro regidores -Compromís, PSPV-PSOE, PP y Cs- en solo cuatro años, hasta su reformulación, obviando el término “histórica”, y pasándose a llamar únicamente, área de Memoria.

Por otro lado, este caso de éxito no se explicaría sin la determinación de los técnicos municipales, encabezados por el jefe del Departamento de Memoria del Ayuntamiento de Alicante, Pablo Rosser, que está poniendo en valor el patrimonio histórico de primera magnitud que atesora la ciudad alicantina gracias a las investigaciones que ha venido desarrollando.

Otro factor clave que no hay que olvidar lo encontramos en los fondos de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (Edusi) Las Cigarreras, que han supuesto para el consistorio, una vez recibida la ayuda, el compromiso con la Unión Europea de sacar adelante la adecuación de los cinco últimos refugios bajo riesgo de quedar excluidos en las siguientes convocatorias en caso de echarse para atrás.

Atractivo turístico

Todas estas cuestiones explicarían por qué los diversos colores políticos que han ostentado la concejalía han remado en la misma dirección y no han trastocado el plan inicial, una rara avis en la política española teniendo en cuenta lo reacia que se ha mostrado la derecha a desempolvar la memoria franquista.

Pero el atractivo turístico y la consiguiente dinamización de los barrios han sido motivos más que suficientes en este caso para la que fue la última ciudad republicana y una de las más castigadas por la aviación fascista por orden de Franco, que ha dejado para el recuerdo el bombardeo del Mercado Central el 25 de mayo de 1935, con casi 300 muertos y miles de heridos.

Un atractivo turístico que se traduce en más de 12.000 visitantes desde abril de 2019, según explica el concejal del área, Antonio Manresa, gracias en buena parte a la promoción de un paquete que incluye la visita a los dos refugios y al Centro de Interpretación de la Guerra Civil que contratan tanto colegios como turistas particulares o turoperadores. “Recibimos muchas demandas del turista japonés y cada vez más del chino”, señala el también profesor de la Universidad de Alicante Pablo Rosser.

Más refugios

Alicante podría pasar en un año, que es cuando está prevista la reapertura de las últimas infraestructuras, de tener dos refugios antiaéreos visitables a un total de siete, de un conjunto de 92 refugios inventariados y protegidos como Bien de Relevancia Local -algunos fueron destruidos por el paso del tiempo y no todos son susceptibles de ser adecuados-.

Posteriormente podrían sumarse dos refugios más, avanza Rosser, así como las defensas antiaéreas del Cabo de las Huertas y Rabasa, que fueron instaladas con los primeros bombardeos que sufrió Alicante al inicio de la guerra. También queda pendiente poner en valor los castillos de Santa Bárbara y San Fernando, ambos utilizados como campos de concentración, en el segundo caso para retener a oficiales republicanos tras la contienda, “y muchas más actuaciones” que hagan de Alicante la capital de la memoria.

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