Cevisama apuesta por el mercado norteamericano ante la incertidumbre global y la estabilización de las exportaciones
La esperada feria de la cerámica Cevisama, uno de los encuentros más importantes para la industria cerámica nacional –cuyo principal clúster se encuentra en Castellón-, ha reunido durante esta semana a cerca de 800 firmas con presencia de hasta 36 países. La importancia que para el sector tiene el comercio exterior y la sombra de una posible ralentización de las exportaciones –que ha motivado durante los últimos meses diversos expedientes de regulación de empleo (ERE) en más de 12 empresas-, han hecho que empresarios, sindicatos y trabajadores hayan puesto el punto de mira sobre esta edición, a la espera de poder entrever las pautas que sigue el sector durante los próximos años.
La feria, inaugurada por la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha tomado el pulso a un mercado que parece reaccionar de forma positiva. Esta edición se ha volcado en un mercado internacional que ha aumentado su presencia un 20% tras un periodo de enfriamiento de las exportaciones, el cual se espera se mantenga durante 2019. Especialmente destacable ha sido la presencia de ocho importadores estadounidense de gran magnitud, mercado que se perfila como líder exportador del producto español.
Manuel Rubert, presidente de Cevisama, valoraba positivamente una edición en la que “estamos viendo entre pasillos, y así nos los hacen saber las personas con los que hablamos, que los expositores están contentos por la afluencia y hay mucho movimiento. Prevemos superar las cifras del año pasado en cuanto a visitantes”. En cuanto a la situación del mercado de cara al 2019, Rubert pronostica que el próximo no será un año de despegue de las exportaciones, sino que tendrá una tónica muy similar al crecimiento del 2% de este año.
“No es que el sector haya ido a la baja, sino que nos encontramos en una postura horizontal. Algunos fabricantes han vendido más que la media y otros no han llegado a los objetivos. En ese sentido somos positivos”, declara Rubert.
Buena tónica a pesar de la incertidumbre internacional
Según los datos ofrecidos por la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER), el curso pasado se cerró con la cifra 2.710 millones de euros –a pesar del freno de las exportaciones con respecto al primer trimestre-. Según declara Vicente Nomdedeu, presidente de ASCER, “no hay que perder de vista que vivimos en un entorno global en el que siempre surgen incertidumbres. El aumento general del proteccionismo, los conflictos comerciales sin resolver, las dudas sobre el Brexit o los problemas en las economías de mercados clave son factores que limitan nuestra capacidad exportadora”.
Así pues, el mercado norteamericano –con un aumento del 11’8%- y el canadiense se perfilan como líder exportador de la cerámica made in Spain. Los países del Golfo Pérsico se siguen manteniendo como uno de los principales exportadores, a pesar de los problemas que el sector ha tenido allí. La Federación Rusa, por su parte, vuelve al top ten de exportadores rondando los 70 millones de euros de exportación.
A grandes rasgos, explica Rubert, “estamos apostando muy fuerte por el mercado americano y el canadiense. Nuestros mercados europeos siguen ahí, si bien es cierto que, como a todos, nos afecta la incertidumbre por el Brexit. Esto es algo generalizado, nadie sabe cómo va a acabar. Es cierto que tenemos algunos problemas en el Golfo Pérsico, el mercado ruso se mantiene al alza y los mercados asiáticos están más receptivos”.
Cerámica y medio ambiente, una relación conflictiva
Durante la feria también se han podido ver concentraciones y protestas como la organizada por La Coordinadora Por Una Serranía Viva. En ella la plataforma denunció el perjuicio que las actividades derivadas del sector –del cual depende, de forma directa o indirecta, buena parte de los empleos en la provincia de Castellón- producen en el medioambiente y exigieron un sello de buenas prácticas mineras para certificar que esas materias primas cumplen con la normativa medioambiental y de seguridad laboral vigentes.
Según datos ofrecido por la Generalitat, únicamente con el transporte de materias primas para el sector cerámico, sin el debido almacenaje estanco, se producen cada año más 1.200 toneladas de partículas en suspensión respirables, las cuales pueden resultar nocivas para la salud. Las medidas para combatir esta situación pasan por limitar esos transportes, que la entrada y salida del complejo los camiones vayan cubiertos o instalar sistemas de limpieza húmeda a la salida de las empresas.
Sin embargo, en zonas de extracción de la comarca de La Serranía -donde se obtiene buena parte de los minerales para la cerámica castellonense- estas medidas no se están cumpliendo. Diversos colectivos ecologistas vienen denunciando desde hace décadas los altos niveles de polvo en suspensión y que pone en peligro la salud de los vecinos.
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