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República Centroafricana: crisis e indiferencia

Oxfam

Victoria López Gutiérrez

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Desde hace cinco años atrás la población centroafricana vive en medio de permanentes enfrentamientos. La República Centroafricana (RCA) está dividida entre musulmanes y cristianos que luchan por el control del poder y la religión. Toda la masacre desatada en el país se debe al surgimiento de grupos armados que continuamente atacan aldeas. Conocidos como Selekas intentan eliminar cristianos en una especie de limpieza interna. Como respuesta ante los actos violentos surgió el grupo Anti-balaka, que no forman un frente de milicias cristianas, por el contrario, son un grupo de personas que se defienden de los constantes ataques sangrientos de los Selekas. Sin embargo, han llegado a cometer crímenes atroces hacia toda persona que se declare musulmán, por consiguiente los dos grupos armados no gubernamentales son responsables de graves violaciones a los derechos humanos.

Todos estos acontecimientos tienen lugar en un país empobrecido y fraccionado. No existe un registro fiable de las personas que habitan la República Centroafricana, los datos proporcionados hasta la actualidad han sido recogidos por organizaciones internacionales que tratan, en medio de la violencia, de ayudar a la población.

La RCA está golpeada por la crisis y la pobreza. Los niveles de desnutrición son alarmantes. A eso se agrega el peligro que sufren los niños de ser reclutados por cualquiera de los dos bandos para enfrentarse. Civiles que matan a civiles por la absurda campaña de limpieza basada en la religión. Tanto Save the Children como Unicef intentan rescatar niños y niñas que forman parte de las milicias. Generalmente son utilizados para formar parte de la primera línea de combate. Además las niñas son víctimas de constantes abusos y violencia sexual, lo que significa que la infancia es un recuerdo doloroso y amargo para los niños y jóvenes de RCA. El desarme, desmovilización y reintegración son objetivos primordiales de las organizaciones que protegen los derechos de los niños, niñas y adolescentes.  

A esto se agregan los continuos desplazamientos de personas hacia zonas libres del conflicto. Huyen de la muerte y el hambre, dejan toda su vida e historia para ser extranjeros en otras tierras donde pueden encontrar seguridad, refugiados que piden ayuda ante su difícil situación. Según datos de Acnur cerca de un quinto de la población ha tenido que desplazarse internamente y hacia países vecinos. Quienes han logrado instalarse en refugios improvisados necesitan ayuda para subsistir. En septiembre de 2015 fuerzas de paz de las Naciones Unidas reemplazaron a un ejército de Naciones Africanas, pero la violencia subsiste, pese a los acuerdos de paz, la población refugiada se encuentra en riesgo al regresar a sus hogares.  

Según datos de Amnistía Internacional nuevos ataques fueron perpetrados hace pocos días, y al menos veinte personas murieron. La violencia estalló después de que las fuerzas de seguridad trataran de detener a un miembro de un grupo armado de “autodefensa” en el barrio de PK5, en Bangui.

Esta crisis humanitaria desatada en la República Centroafricana no se debe únicamente al conflicto armado, sino también a la inestabilidad política de los últimos años. A esto se añade la catástrofe sanitaria por la que atraviesa el país, ya que no cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales, ni tienen acceso al agua potable, lo que conlleva la aparición de enfermedades que por  falta de medicamentos y personal apropiado provocan muertes. En definitiva, la situación actual de los centroafricanos es caótica y se enfrentan al olvido. Varias organizaciones internacionales se encuentran presentes para socorrer a las víctimas del conflicto, además de proteger los derechos de las personas. Oxfam Intermón trabaja en el terreno con proyectos que proporcionan agua, saneamiento e higiene, seguridad alimentaria y medios de vida.

Son objetivos principales en estos momentos el restablecimiento de la paz, la seguridad, la conciliación y el estado de derecho. El mundo no puede continuar indiferente ante este tipo de actos violentos. No es posible que la guerra interna continúe cobrando la vida de inocentes y la población siga sometida al empobrecimiento en un país rico en recursos. La ayuda internacional llega a cuenta gotas, especialmente por la oposición de Selekas y Anti-balakas, quienes no permiten que las personas reciban atención.

Es necesario e imprescindible que los culpables de este tipo de actos atentatorios de los Derechos Humanos sean llevados ante los Tribunales Internacionales. La República Centroafricana no puede seguir siendo víctima de continuas violaciones a sus derechos, tiene derecho a gozar de libertad, seguridad y una vida digna. África debe recuperarse de la fragmentación y la pobreza. Ese compromiso de promoción y protección de los derechos está a cargo de todos los seres humanos, la responsabilidad es de todos y la indiferencia no hará que el problema desaparezca. 

*Victoria López Gutiérrez, abogada y estudiante de Máster en Derechos Humanos, Paz y Desarrollo Sostenible. Voluntaria en el equipo de Acción Ciudadana de Oxfam Intermón Valencia.

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