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Francisco Igea, el candidato improbable que cuestiona al aparato de Ciudadanos

Igea este sábado en Valencia.

Laura Cornejo

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Hace un año Francisco Igea (1964) anunciaba su candidatura a las primarias en Castilla y León contra la expresidenta de las Cortes, Silvia Clemente, que acababa de dejar el PP para fichar por Ciudadanos. Lo que ocurrió al final de su 'road movie' (recorrió la Comunidad en coche junto a Luis Garicano) ya es conocido: perdió, descubrió el pucherazo que hoy investiga la Fiscalía de Valladolid y dio la vuelta al resultado. Doce meses después, el vicepresidente de la Junta está recorriendo España, también en coche, para reunir apoyos que le permitan cambiar Ciudadanos y además disputar otras primarias, esta vez a Inés Arrimadas, para presidir el partido.

A Igea se le ponen pocas cosas por delante y hay pocas personas que puedan contener su impulsividad. Más de una vez él mismo ha tenido que agradecer la paciencia que tienen su mujer y  su equipo. Se mueve por impulsos aun sabiendo que las consecuencias pueden ser indeseadas. Compensa esa visceralidad con ironía y con la capacidad de reírse de sí mismo. En alguna ocasión ha parafraseado a Winston Churchill para admitir que comerse sus propias palabras “no es una mala dieta”.

Médico especialista en aparato digestivo, empezó a coquetear con la política en UPyD en 2007, y llegó a formar parte de la Ejecutiva si bien renunció porque en ese momento le resultaba complicado compaginarlo con su familia y su trabajo. En 2013, cuando ya era jefe del Servicio de Digestivo en el Hospital Río Carrión de Palencia, inició una cruzada contra la gerencia, que retiró un facultativo y los módulos de exención de guardia, lo que según él suponía “una importantísima merma en la capacidad del servicio ya de por sí muy limitada”. Inició entonces una huelga a la japonesa en la que estuvo días y días sin salir del hospital. Meses después se le destituyó, una decisión política, tomada en medio las críticas de los recortes sanitarios que se negaban desde la Junta de Castilla y León. En 2014 se presentó a las primarias de UPyD para ser candidato a la presidencia de la Comunidad. Perdió. Poco después, recaló en Ciudadanos, donde estaba su amigo de juventud Luis Garicano, cuando el partido empezaba a expandirse fuera de Cataluña. 

Igea había apostado porque el partido que lideraba Rosa Díez convergiese con Ciudadanos. Entonces pensaba que no había mucha diferencia entre uno y otro. En el partido de Albert Rivera no le fue mal: consiguió escaño de diputado en 2015 y 2016 y además entró en la Ejecutiva. En el Congreso, como portavoz en la Comisión de Sanidad, empezó a destacar por su solvencia. Si hablaba de Sanidad, lo hacía recién despojado de la bata de médico, conociendo el terreno.

En Castilla y León sin embargo, la cara de Ciudadanos era el anodino Luis Fuentes, hoy presidente de las Cortes, y se apuntaba a Igea como una posibilidad interesante en la Comunidad para un partido que había entrado en el Parlamento autonómico pero que no acababa de despuntar. En público y en privado, Igea siempre negó que su objetivo estuviese en la Junta de Castilla y León. Pero el destino y los políticos son caprichosos. Eso, junto a la impulsividad que le caracteriza cuando cree en algo, dieron un giro a sus planes. El 21 de febrero de 2019 la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, anunciaba su dimisión y su baja del PP. Esa misma tarde eldiario.es publicaba una foto de la política con dos miembros de Ciudadanos. Uno de ellos era el secretario autonómico de Comunicación, Pablo Yáñez, que tenía pésima relación con Igea. Clemente se iba al partido de Rivera.

Paco, como le conoce la gente más cercana, tomó la decisión en tres días: convocó a la prensa un domingo para anunciar su candidatura a primarias. Se enfrentó directamente al aparato criticando abiertamente el fichaje de Clemente. Se convirtió en un problema y en un candidato improbable para el partido. El caso es que a pesar de que el único apoyo de peso que tuvo en su campaña fue el de Garicano, convenció. Inicialmente fue el perdedor. Clemente había ganado por 35 votos de ventaja. “Soy médico”, dijo al conocer el resultado, “volveré al hospital”. Esa afirmación no aguantó ni 24 horas. Sus colaboradores descubrieron un pucherazo e Igea, a la puerta de un juzgado llamó al partido para advertir de que o se paralizaba la proclamación o denunciaba. 

El médico de digestivo provocó más de un dolor de estómago: era el candidato a la Junta, pese al aparato. Pero meses después, Igea, que había prometido acabar con tres décadas de PP en Castilla y León, se vio obligado a aceptar un pacto impuesto desde Madrid. Las fotos de esos días son fiel reflejo de lo mal que lo llevó. Además de ser contrario a ese pacto, tenía y tiene que bregar con miembros de su grupo parlamentario, como Fuentes, hoy presidente de las Cortes, que le son abiertamente hostiles. Quienes controlan el partido son los acólitos del aparato, como el secretario de Organización, Miguel Ángel González.

Entre los cambios que proponen los igeístas está ese: que sean las agrupaciones las que elijan a sus cargos orgánicos, una forma de que el aparato deje de tener un control omnímodo. La oposición frontal del partido -Arrimadas se ha negado en reiteradas ocasiones a reunirse con Igea- ha materializado lo que al principio fue una tibia insinuación: disputar a Arrimadas la presidencia de Ciudadanos. Provincia a provincia, Igea y los suyos devoran kilómetros y aúnan apoyos. El jueves, después del Consejo de Gobierno, pusieron rumbo a Santiago de Compostela, de ahí bajaron a Murcia y después se acercaron a Valencia. Rutas eternas en coche en las que Paco “sin haber salido del alfoz” de la ciudad en la que esté, “consigue quedarse dormido” y hacer un plácido viaje. De entre las anécdotas de estos días destaca la de su viaje a Madrid. Un chaparrón inesperado les obligó a refugiarse bajo el Congreso de los Diputados, poco después apareció otra persona que huía de la lluvia: era Toni Roldán, con el que Igea tiene una gran amistad y que dejó el partido hace unos meses por sus discrepancias con la dirección. Entre las negativas, ver a Garicano apoyando a Arrimadas y posicionándose para estar en la Ejecutiva.

Las últimas horas están siendo convulsas: el voto telemático para elegir compromisarios empezaba el viernes a las 00.00. A las 17.00 horas del sábado pocos habían conseguido votar. El sistema daba error. Igea pidió aclarar qué estaba pasando y retrasar el proceso. El voto se retrasa al próximo 29. Pero de momento, los planes de Igea pasan por anunciar este lunes su candidatura, como adelantó eldiario.es, ya que es el día en que Arrimadas estará en Valladolid, en un desayuno organizado por Diario de Valladolid-El Mundo, propiedad de José Luis Ulibarri, acusado en Gürtel e imputado en Púnica y Enredadera. A partir de ese momento se sabrá si es ese candidato improbable o una nueva bofetada al aparato.

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