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La nueva normalidad que impone la Junta de Castilla y León aboca a la ruina a las orquestas de verano: “Estamos en cuidados paliativos”

La orquesta Fórmula

Ángel Villascusa

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Este año no habrá fiestas patronales y, por tanto, tampoco verbenas. Las recomendaciones de la Junta de Castilla y León, como sucede en otras comunidades autónomas, abocan a la ruina a las orquestas de verano. El sector, que mueve alrededor de 5.000 millones de euros en toda España (alrededor de 60 en Castilla y León) y da a empleo directo a 12.000 personas en la Comunidad, podría no volver a trabajar hasta dentro de un año. “Siendo optimistas podemos estar 18 meses sin trabajar”, explica José San Millán, empresario de las orquestas La Resistencia y La Fórmula.

El desconocimiento del sector por parte de la Junta ha implicado que se hayan quedado fuera de los planes de ayudas. “La primera reunión no sabían muy bien donde ubicarnos. Nos dicen que necesitan conocer el peso real del sector para saber cómo echarnos una mano. Ahora mismo estamos en cuidados paliativos”, cuenta San Millán. Los encuentros, en los que han participado el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, y las consejerías de Empleo y de Cultura, les han dejado algo más tranquilos, pero los compromisos todavía les saben a poco.

Las recomendaciones de la Junta son tan estrictas que los ayuntamientos de la comunidad están cancelando contratos para este verano, en muchos casos verbales, por lo que las cerca de 200 orquestas de la comunidad se sienten desamparadas. La Junta y la Federación Regional de Municipios y Provincias se han comprometido a clarificar a los alcaldes que ciertos eventos reducidos sí se pueden celebrar. “Hemos dado un paso para empezar a reactivar el sector. Los alcaldes están muy perdidos. Si clarifican lo que se puede y no hacer y se impulsa el formato reducido es posible que podamos empezar a funcionar de aquella manera y sobrevivir”, explica Carlos de la Calle, presidente de la asociación Acople, la más importante del sector.

El acuerdo para la nueva normalidad en Castilla y León ha cogido a los alcaldes desprevenidos y con la cancelación de las fiestas patronales han decidido no arriesgarse y buscar alternativas. Los consistorios son el principal contratista de las orquestas y sin ellos, el futuro es negro. “Los contratos se están quedando en un cajón. Los alcaldes no quieren poner en riesgo la salud de los ciudadanos, y tiene sentido, pero hay que racionalizar el miedo, porque hay conciertos pequeños que sí se podrían hacer”, resume De la Calle.

El periodo estival es básico para las orquestas, verbenas y discotecas móviles. Normalmente empiezan a moverse en primavera y de ahí hasta septiembre. El ritmo es frenético en verano. Kilómetros de carretera y conciertos casi todos los días. “Al final somos como una familia. No dejas de estar las 24 horas con las mismas personas durante tres meses y eso uno mucho”, cuenta José María Martín, músico. Este artista lleva sin trabajar desde el 15 de octubre, y nunca pensó que después de aquel concierto no volvería a subirse a un escenario. “Nos fuimos de vacaciones y en enero empezamos a ensayar, luego vino todo lo demás. Pensábamos que serían unos meses, pero no…”, explica.

“Los empresarios lo pasamos mal porque hay que pagar a proveedores, créditos, hipotecas… Pero para muchos trabajadores la situación es imposible. Bastantes están cobrando el ERTE y no tienen posibilidades económicas. Es posible que acaben dejando el trabajo”, lamenta San Millán. Martín, músico, es uno de los que no ha cobrado. “Afortunadamente mi pareja no ha dejado de trabajar, pero hay otros compañeros que no han tenido esa suerte”, relata. En su caso, de momento no se plantea dejar el trabajo, “no sé hacer otra cosa y me encanta”, confiesa. La alternativa es volcarse en la docencia, pero en verano todas las escuelas están cerradas. “Es un verano negro lo mires por donde lo mires”, sentencia.

De momento la Junta de Castilla y León les ha planteado varias alternativas como hacer conciertos más pequeños e implicarse en que los ayuntamientos puedan mantener algunos conciertos de pequeño formato. “El trato es bueno, pero no tengo muy claro cómo van a poder ayudarnos”, explica el presidente de Acople.

En la última reunión con la Consejería de Cultura, les invitaron a reinventarse. De la Calle se pregunta: ¿cómo se reinventa una orquesta o una discomóvil?. “Nadie va a pagar las cantidades que se pagaban. El formato que conocíamos hasta ahora es inviable, reducir el tamaño significa despidos. Estamos jodidos”, replica. El próximo día 8 han convocado una manifestación en Madrid con la que esperan llamar la atención del Gobierno y de los ciudadanos. “Siempre hemos estado ahí para alegrar a la gente, ahora necesitamos ayuda”, insta Martín.

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