La desigualdad del desempleo: consulta la tasa de paro de la gente como tú

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Tras seis años trabajando en la misma tienda de una zona comercial de San Cristóbal de la Laguna, en Tenerife, este marzo Cristina se quedó sin empleo. En el inicio de la pandemia de la COVID-19 había pasado cuatro meses en ERTE y, un año más tarde, se quedó en el paro, en medio de una crisis económica más dura aún en Canarias por la dependencia de su economía del turismo internacional. 

La joven cursó Estudios Ingleses, pero nunca ha estado empleada en su sector. “Me gustaría encontrar un trabajo relacionado con lo que estudié, pero soy consciente que me va a ser muy complicado”, reconoce Cristina. Para afirmarlo solo tiene que mirar a su alrededor. “La mayoría de mis excompañeros tienen estudios superiores, hasta de máster, pero llevan años sin encontrar empleo de lo suyo”, explica. 

Personas de menos de 25 años, con o sin formación, que viven en Canarias: 56,2% de paro

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Hombres de 45 a 55 años, con estudios superiores, que viven en Cantabria: 0,9% de paro

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La situación de Cristina es compartida por muchos isleños de las generaciones más jóvenes. En Canarias, de cada 100 menores de 25 años, 56 están desempleados. Esta tasa casi cuadruplica el paro total en el país, situado en el 14,6% en el tercer trimestre de 2021.

En cambio, en esta situación se encuentran menos de uno de cada cien hombres de entre 45 y 55 años, con estudios superiores, que viven en Cantabria. Solo el 0,9% de ellos está en paro, casi 14 puntos por debajo de la tasa de desempleo nacional del último trimestre.

La inmensa brecha entre estos dos grupos es una muestra de la desigualdad del desempleo entre más de 900 perfiles demográficos en España. Es una diferencia que se extrae del análisis realizado por elDiario.es de más de diez millones de registros de las Encuestas de Población Activa publicadas por el INE, desde 2005 y hasta el tercer trimestre de 2021.

Los datos señalan la distinta probabilidad de estar en paro según el género, la edad, la formación y la comunidad autónoma. ¿Cuáles son los grupos demográficos con más y menos nivel de desempleo?

Estos ejemplos muestran las desigualdades que se esconden tras la cifra de paro nacional que se publica cada trimestre. Los jóvenes, las mujeres, la población con menos estudios y de comunidades autónomas de la mitad sur del país registran tasas de desempleo por encima del promedio nacional.

Si se pertenece a uno o más de estos grupos demográficos, se incrementan las probabilidades de estar en paro. Es el caso de Cristina, que, cómo mujer joven residiendo en Canarias, está entre los perfiles que registran mayores niveles de desempleo en todo el país.

La evolución del paro en los últimos quince años también ha sido distinta para cada grupo. Aunque la crisis económica de 2008 y la actual, derivada de la pandemia, han afectado a toda la población, no lo han hecho de la misma forma para todos. El siguiente buscador permite ver la evolución del paro en España desde 2005 y compararla con la de diferentes subgrupos usando los menús desplegables. No hay datos disponibles para todas las combinaciones al no haber una muestra suficiente de respuestas en la encuesta. [Ver metodología.]

Como en muchos ámbitos de la economía, la brecha de género también existe en el desempleo: en casi todos los grupos de edad y nivel educativo las mujeres están más en situación de paro que los hombres. Solo en las franjas de edad donde la mayoría no han sido madres, las diferencias se reducen o desaparecen. Entre 25 a 35 años con estudios secundarios o superiores no se aprecia una brecha de género en el paro y únicamente entre los menores de 25 con educación superior las mujeres hasta están más ocupadas que los hombres.

“Sigue existiendo discriminación en el mercado laboral y la conciliación es aún cosa de mujeres”, explica la profesora de economía de la Universidad de Oviedo, Begoña Cueto. Por eso, aunque al principio de carrera laboral la brecha tiende a ser pequeña, las diferencias van en aumento.

La tasa de paro de las mujeres ha sido históricamente más elevada que la de los hombres. Solo durante la crisis económica de 2008 la brecha de género se cerró porque la mayor destrucción de empleo se produjo en el masculinizado sector de la construcción. Aun así, el paro masculino nunca llegó a superar el femenino.

Cueto explica que la convergencia de ambas tasas de paro durante la recesión no fue un reflejo completo de la realidad, porque escondía las variaciones en la población activa. En ese momento algunos hombres en paro dejaron la búsqueda de trabajo mientras que, “ante la falta de recursos en el hogar, mujeres que estaban inactivas empezaron a buscar empleo”, recuerda la economista.

La brecha más grande se ubica entre los jóvenes y el resto de la población. El paro de los menores de 25 años duplica la tasa general y ni tan solo las mujeres con una educación superior -el grupo de jóvenes con la tasa de paro más baja- registran menos desempleo que la media española. Además, la crisis del coronavirus ha golpeado más fuerte a los sectores con mayor número de empleados jóvenes.

“Los jóvenes entran con salarios más bajos, contratos temporales y tardan más en encontrar condiciones decentes. Esta precariedad al entrar hace que también sean los primeros en salir”, explica Cueto. Esto sucedió durante la crisis financiera, cuando el paro de los menores de 25 años se disparó hasta el 57% en 2013. Una explicación del problema español es la difícil transición del sistema educativo a la vida laboral. “Tenemos que mejorar en la vinculación entre educación y mercado de trabajo”, dice la profesora.

Para Cueto, la variable que más influye para determinar el desempleo de un grupo de adultos es la educación: a más estudios, menos paro. Aunque entre los menores de 35 años la tasa de paro apenas varía según el nivel de formación, a partir de esa edad el desempleo de los que no terminaron la secundaria duplica el de los que alcanzaron la educación superior.

La economista explica que “los universitarios más tarde que temprano encuentran un empleo estable”, pero el abandono educativo, más elevado en España que en los países de su entorno, “limita toda la trayectoria laboral, porque el rango de empleos al que puedes acceder es menor y más precario”.

Jóvenes, mujeres y extranjeros, los más golpeados por las crisis

Más allá de estas diferencias, Cueto recuerda que existe un “efecto cicatriz” que se arrastra desde la crisis de 2008 y que ha afectado a todos los jóvenes: “no es lo mismo incorporarse en el mercado en recesión que en expansión. Había empezado la recuperación, pero ahora los jóvenes vuelven a ser los más golpeados por la crisis coronavirus”.

La recesión de 2008 también hizo aumentar la brecha del paro entre la población nacida en España y en otros países. En ese período creció más el desempleo entre los extranjeros “porque estaban sobrerrepresentados en ese sector”, recuerda Jacobo Muñoz, profesor de sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Como ya registran normalmente tasas más elevadas de paro que los nacidos en España, las diferencias se acentuaron.

La crisis del coronavirus ha incrementado brecha tanto entre géneros como entre migrantes y españoles, ya que “ha afectado más a los sectores de la hostelería, los servicios y los cuidados, más feminizados y con alta presencia de mujeres inmigrantes”, explica Muñoz.

Otra peculiaridad del paro en España es su desigual distribución en el territorio. Históricamente, la probabilidad de estar en paro se dispara si vives en el sur. Canarias, Extremadura y Andalucía comparten desde hace años las primeras posiciones. En la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Murcia el paro también está por encima de la tasa nacional. Begoña Cueto explica que una de las causas es que el sur está más especializado en actividades temporales.

Por el contrario, los niveles de paro se desploman en el norte de la Península. En Euskadi y Aragón, menos del 10% de la población activa está en el paro. De hecho, en toda la mitad norte del país la tasa de paro está por debajo del 14%. Cueto añade que la distribución de jóvenes y mayores en el territorio también afecta la tasa de paro: “en el norte, más envejecido, el desempleo es menor pero también lo es la tasa de actividad”.

“Las regiones son un reflejo de las dificultades que tienen hombres y mujeres en encontrar trabajo en diferentes sectores, porque la estructura productiva de cada comunidad es distinta”, explica Olga Cantó, profesora de Economía en la Universidad de Alcalá de Henares.

Por ejemplo, Canarias ha sido durante el último año la comunidad con más desempleo “porque el sector turístico golpeado por la pandemia está sobrerrepresentado”, dice Cantó. Actualmente casi una de cada cuatro personas del archipiélago están en el paro. En Baleares sucede cada año algo similar: dibuja la curva de desempleo más característica por el efecto estacional del empleo turístico concentrado en el verano.

“La estructura productiva de las comunidades no es tan beligerante en cuanto a la edad, sin embargo sí lo es en cuanto a género. Todas las regiones tienen problema en incorporar jóvenes al mercado de trabajo, pero por ejemplo, en las regiones con más sector servicios se espera más paro femenino”, dice la profesora de la UAH.

Aunque los grupos que tienen mayores tasas de paro sean los de menores de 25 años, el hecho de que en las cohortes más jóvenes haya menos población y, sobre todo, menos población activa (muchos están aún estudiando), hace que estos grupos no sean en los que realmente haya más parados. Las mujeres de 45 a 55 años sin estudios secundarios son el grupo que reúne a más personas sin empleo. Pese a registrar una tasa de paro del 23,9%, son más de 200.000 desempleadas.

Metodología

Para este artículo se han extraído los microdatos de cada Encuesta de Población Activa publicada por el INE desde el primer trimestre de 2005 al tercero de 2021, el último disponible en la fecha de publicación.

Con ellos se han calculado las tasas de parados por subgrupos de género, edad, formación y comunidad autónoma, en cada trimestre, y el número aproximado que representan en la sociedad. Se han excluido del análisis aquellos subgrupos en los que se habían encuestado a menos de 100 personas activas en la última EPA, para no mostrar tasas de paro de perfiles demográficos con una muestra poco representativa.

Para la primera visualización se ha usado la tipografía WeePeople que muestra siluetas de diferentes personas.