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Opinión - ¡Nos comerán! Por Esther Palomera

De qué lado queremos estar los periodistas

¿Qué pasaría si el cincuenta por ciento - o más- de los periodistas que cubren información política no acudiera a las ruedas de prensa sin preguntas?

¿Qué consecuencias tendría que los periodistas que estuvieran obligados a ir por presión de sus jefes, lo hicieran con pancartas contra las ruedas de prensa sin preguntas, con lemas como “Sin preguntas no hay periodismo. Sin periodismo no hay democracia”?

¿Qué beneficios tendría que los periodistas reivindicaran su maltrecho derecho a repreguntar en caso de que su interlocutor no contestara a su primera pregunta?

¿Qué efecto provocaría que los periodistas alzaran la voz y gritaran sus preguntas en caso de que les arrebataran micrófono y turno para preguntar?

¿Qué consecuencias tendría que los periodistas mencionaran en las ruedas de prensa aquellos asuntos que sus jefes les han señalado como temas por los que no preguntar?

¿Se percibirían cambios en las informaciones publicadas/emitidas y en la propia sociedad y política del país si todos periodistas actuaran como si no trabajaran para los medios de comunicación que les pagan, sino para la gente, si concibieran la información como servicio público?

¿Qué pasaría si por encima del corporativismo empresarial estuviera el deseo de trabajar para denunciar las desigualdades y mejorar la sociedad?

¿Cómo sería percibido que todos periodistas asumieran aquello que dijo Kapuscinski sobre “el carácter intencional” del periodismo, como herramienta para intentar cambiar el mundo, para intentar mejorarlo?

¿Qué repercusión política y social tendría un periodismo concebido no para perpetuar el pensamiento dominante, sino como uso público de la palabra, como altavoz de la ciudadanía y no de los poderes privados?

Estas y otras cuestiones son semanalmente planteadas por los lectores en el buzón de la Defensora de la comunidad de eldiario.es, que introducen debates siempre necesarios. Y sin duda son preguntas que debemos hacernos cotidianamente quienes ejercemos esta profesión, para decidir qué función queremos tener en el contexto actual. Para elegir de qué lado queremos estar.

En la indiferencia hay toda una toma de partido. En la creencia de que una persona sola no puede hacer nada se esconde una resignación adelantada y quizá, quién sabe, un deseo de no asumir responsabilidades. El periodismo es publicar lo que alguien no quiere que se publique, cuestionarse lo que ocurre con rigor y sentido crítico, buscar los porqués, actuar como contrapoder en un mundo cada vez más desequilibrado. Para no terminar siendo cómplice del discurso hegemónico, sino de la verdad, por molesta que sea.

¿Qué pasaría si el cincuenta por ciento - o más- de los periodistas que cubren información política no acudiera a las ruedas de prensa sin preguntas?

¿Qué consecuencias tendría que los periodistas que estuvieran obligados a ir por presión de sus jefes, lo hicieran con pancartas contra las ruedas de prensa sin preguntas, con lemas como “Sin preguntas no hay periodismo. Sin periodismo no hay democracia”?