En un país tan bipolar como es España los medios están alineados siempre, y en todo. A favor y en contra de determinada opción política, y también de todo lo demás: cineastas, escritores, clubes de fútbol, intelectuales, editoriales, gobiernos extranjeros, empresas y hasta cantantes de moda son ‘de los nuestros’ o ‘de los de enfrente’, blanco y negro sin mezcla de gris alguno. Para ‘los nuestros’, todo; para ‘los de enfrente’, nada. Esto hace que la lectura de periódicos, la escucha de informativos de radio o la contemplación de telediarios sea mucho más predecible, puesto que se sabe con antelación qué noticias se van a dar (o no) y con qué enfoque. A cambio el consumo de medios se hace aburrido y casi innecesario, dado que con saber a qué trinchera pertenece una cabecera demasiadas veces ya sabemos lo que va a decir.
Además del aburrimiento el fenómeno tiene otras consecuencias quizá más insidiosas, sobre todo cuando se acopla con una interpretación paticorta de la objetividad periodística que consiste en demandar igualdad de trato a los dos (únicamente dos) bandos que se supone existen en cualquier disputa o cuestión. Partiendo de la idea de que hay dos líneas de trincheras enfrentadas la única forma de tratar cualquier tema con equidad sería darle igual espacio a las dos partes; confrontar la versión de unos con la de otros sin privilegiar ninguna y dar la misma preeminencia a ambas. Esta teoría, sumada a la existencia de medios de titularidad pública en los que la proyección de cada partido se mide al milímetro para que no haya privilegios en la cobertura (sin mucho éxito), genera una demanda de igualdad estricta de trato respecto a las opciones políticas. Si se habla de escándalos de uno, considera esta tendencia, hay que hablar de escándalos del otro. Si se trata en portada un caso de corrupción de un determinado político es necesario equilibrarlo con un escándalo equivalente y de sentido contrario del partido de enfrente. Lo contrario sería una muestra de partidismo y desigualdad manifiesta por parte del medio responsable; mal periodismo, en suma. La teoría de la igualdad entendida como igualitarismo estricto.
El lector Juan López López, de Madrid, expresa este punto de vista en varias protestas enviadas al defensor:
“Mi queja viene por el tratamiento que se da en este periódico a las noticias en función de a quien se refieran. He observado que cuando se da una noticia de corrupción, si hace referencia al PSOE o a la izquierda en general, la noticia suele desaparecer en seguida de portada, aparte de estar en un lugar poco destacado. Por el contrario, si la noticia hace referencia al PP, la noticia suele estar en un lugar más destacado y durar más tiempo, algunas veces días. Como ejemplo, el tratamiento que se ha dado a las siguientes noticias: ”La Policía investiga un presunto fraude en cursos de formación de parados en Andalucía“ – La noticia se colgó el día 15/04 a las 19:18. El día 16/04 a las 10:45 ya había desaparecido de la portada. ”El extraño caso del tesorero en diferido“ - La noticia se colgó el día 15/04 a las 20:19. La noticia sigue en portada. No es la primera vez que veo esto. Me gustaría que me explicasen los criterios que se siguen para mantener una noticia en portada y porque se ha considerado que una noticia de corrupción es menos importante que otra.”La Policía investiga un presunto fraude en cursos de formación de parados en AndalucíaEl extraño caso del tesorero en diferido
En la misma línea Juan López López se muestra preocupado por las noticias publicadas respecto a un caso en el que estuvo implicado el ex-ministro y actual cabeza de lista del PP a las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete:
“Los días 29 y 30 de abril, se publicaron en este periódico sendos artículos [1 y 2] sobre un accidente ocurrido en una empresa de la que el ex-ministro y actual candidato del PP, Miguel Arias Cañete era presidente. Dicho accidente, según recoge la noticia, ocurrió en 2010 y la causa abierta fue sobreseída en verano de 2013. Lo primero que me llama la atención, es que se decida recuperar un hecho ocurrido hace cuatro años y cuya causa judicial fue sobreseída hace uno. Lo segundo, es que se publiquen dos noticias sobre lo mismo dos días seguidos sin que realmente haya ningún hecho informativo novedoso que lo justifique. ¿Podría explicar qué criterios se han seguido para decidir publicar estas dos ”noticias“? Porque a primera vista, parece que lo que prima es atacar al candidato del PP.”12
Respecto a una de esas noticias, el lector añade:
“Mi queja viene por un titular que a mi entender, es claramente tendencioso y pretende llevar a engaño. ”Una empresa de Cañete pagó 240.000 euros para evitarle un juicio por homicidio imprudente“ da a entender que Arias Cañete iba a ser juzgado directamente por homicidio imprudente y la empresa pago 240.000 € para evitar el juicio cuando lo que realmente dice la noticia es que ”Durante la investigación se detectaron indicios de homicidio y lesiones imprudentes y de delitos contra los trabajadores por parte de la petrolera“.”Una empresa de Cañete pagó 240.000 euros para evitarle un juicio por homicidio imprudente
Preguntado Carlos Sosa, director de Canarias Ahora, la sección de noticias de Canarias de eldiario.es donde se publicaron ambas informaciones, responde respecto a la primera queja:
“Es cierto que los hechos ocurrieron en 2010, pero la causa sigue viva porque lo que ocurrió en verano de 2013 fue un sobreseimiento provisional que la empresa Petrologis Canarias, en el momento de los hechos presidida por Miguel Arias Cañete, recurrió ante la Audiencia Provincial ese auto reclamando que el sobreseimiento fuera definitivo, a lo que la Fiscalía se opuso. El recurso no se ha visto todavía por parte de la Sección VI de ese órgano jurisdiccional.
La relevancia periodística es la misma que encontramos en 2011 cuando el Partido Popular decidió nombrar ministro a Arias Cañete. Entonces, con muchos menos datos que ahora porque no se había practicado ni la mitad de las diligencias de investigación, en Canarias Ahora publicamos que existía una causa abierta por el suceso del año anterior.
La información coincide ahora con la designación de Arias Cañete como candidato a las elecciones europeas y con la avalancha de noticias sobre sus vinculaciones empresariales no comunicadas con el rigor exigible al Congreso de los Diputados. Entre otras informaciones publicadas por este y otros medios españoles destaca que Petrologis Canarias contratara en la etapa de Arias Cañete con administraciones públicas sin las debidas comunicaciones formales. Eso nos animó a preguntar cómo había acabado aquella investigación, y fruto de nuestras pesquisas fue la información a la que el lector hace referencia.
Nos pareció relevante, al valorar los datos recabados, que hasta ahora nadie había publicado, que un candidato que pretende ser comisario europeo haya presidido una empresa petrolífera que aún hoy sigue teniendo una causa abierta en los tribunales de justicia por la muerte de un trabajador y las secuelas incurables en otro y que, para colmo, se librara de una causa penal por homicidio imprudente gracias a que la compañía y sus aseguradoras indemnizaron a la familia del fallecido y al afectado, que sufre invalidez permanente.
Desde el punto de vista de la responsabilidad del periodista, creemos que un candidato que pide a sus conciudadanos el voto para ocupar una responsabilidad pública, no sólo ha de presentar una declaración de bienes y de intereses ante los órganos correspondientes, sino también una hoja intachable de comportamiento político y empresarial (en el caso de ser o haber sido empresario), que ofrezca garantías de su conducta futura. En este caso, consideramos importante que los electores conozcan a la perfección comportamientos que a nosotros al menos nos parecen más que reprochables.“
En lo que respecta al titular, Carlos Sosa aclara:
“El titular se ciñe exactamente a los datos que se ofrecen en la noticia, desconocidos hasta el momento en que indagamos en qué punto se encontraba la causa penal abierta contra la empresa Petrologis y otros por un accidente laboral con resultado de una muerte y un herido con secuelas.
De no haberse indemnizado a las víctimas, ni las acusaciones particulares ni el Ministerio Fiscal se habrían retirado, lo que condujo al juez a un sobreseimiento provisional sometido ahora a recurso en la Audiencia Provincial de Las Palmas. De hecho, los letrados de la acusación particular llegaron a pedir al juez que imputara al presidente de la empresa, pero entre el temor a que la causa se complicara y se encareciera en el Supremo (era aforado) y la predisposición de la empresa y sus aseguradoras a indemnizar, todo se solventó de la manera que contamos en la pieza.
Jamás podremos saber qué factor pesó más en esa predisposición a indemnizar en una causa en la que Petrologis pretendió siempre culpar al operario fallecido, si la notificación a las partes de que se pretendía la imputación de Cañete o el reconocimiento de que algo no se hizo bien en una empresa a la que la Inspección de Trabajo afeó severamente sus escasas medidas de seguridad laboral.
La responsabilidad penal de la empresa quedó acreditada durante la instrucción, y el máximo responsable de una sociedad anónima es el presidente de su consejo de administración, a la sazón el hoy candidato del PP al Parlamento Europeo.“
Nos hemos acostumbrado al trincherismo y la bandería, pero lo cierto es que ni tiene por qué haber sólo dos opciones ni la igualdad de espacio es justa necesariamente. Con independencia de que un medio pueda tener principios editoriales más próximos a determinadas ideas, principios que deberían estar claramente definidos para que nadie se llame a engaño ni se confunda, lo cierto es que tan injusto es tratar de modo desigual a los iguales como tratar igual a los desiguales. Cubrir un tema que afecta a una opción ideológica o política no supone un ataque, sino una evaluación periodística profesional del interés noticioso del hecho. Debe pedirse a un medio que trate por igual los casos de corrupción de cualquier opción ideológica en el momento en el que sean noticia, no que practique un absurdo juego de equilibrio perverso forzando la aparición de noticias malas para un grupo sólo porque saltan a la actualidad historias que perjudican a su contrario. Un equilibrio de tiempos o espacios en portada que no estuviese basado en la existencia de noticias iguales, producto sólo de una mal entendida pretensión de equidad, sería una manipulación flagrante y una perversión de la idea de tratamiento justo de la información. No se puede imponer en el nombre del trato equitativo una igualdad que la actualidad no respalda. Hacerlo sería, paradójicamente, injusto, y un flaco servicio a la ciudadanía y a los lectores.
En un país tan bipolar como es España los medios están alineados siempre, y en todo. A favor y en contra de determinada opción política, y también de todo lo demás: cineastas, escritores, clubes de fútbol, intelectuales, editoriales, gobiernos extranjeros, empresas y hasta cantantes de moda son ‘de los nuestros’ o ‘de los de enfrente’, blanco y negro sin mezcla de gris alguno. Para ‘los nuestros’, todo; para ‘los de enfrente’, nada. Esto hace que la lectura de periódicos, la escucha de informativos de radio o la contemplación de telediarios sea mucho más predecible, puesto que se sabe con antelación qué noticias se van a dar (o no) y con qué enfoque. A cambio el consumo de medios se hace aburrido y casi innecesario, dado que con saber a qué trinchera pertenece una cabecera demasiadas veces ya sabemos lo que va a decir.
Además del aburrimiento el fenómeno tiene otras consecuencias quizá más insidiosas, sobre todo cuando se acopla con una interpretación paticorta de la objetividad periodística que consiste en demandar igualdad de trato a los dos (únicamente dos) bandos que se supone existen en cualquier disputa o cuestión. Partiendo de la idea de que hay dos líneas de trincheras enfrentadas la única forma de tratar cualquier tema con equidad sería darle igual espacio a las dos partes; confrontar la versión de unos con la de otros sin privilegiar ninguna y dar la misma preeminencia a ambas. Esta teoría, sumada a la existencia de medios de titularidad pública en los que la proyección de cada partido se mide al milímetro para que no haya privilegios en la cobertura (sin mucho éxito), genera una demanda de igualdad estricta de trato respecto a las opciones políticas. Si se habla de escándalos de uno, considera esta tendencia, hay que hablar de escándalos del otro. Si se trata en portada un caso de corrupción de un determinado político es necesario equilibrarlo con un escándalo equivalente y de sentido contrario del partido de enfrente. Lo contrario sería una muestra de partidismo y desigualdad manifiesta por parte del medio responsable; mal periodismo, en suma. La teoría de la igualdad entendida como igualitarismo estricto.