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“La Delegacion del Gobierno de Melilla me trató de traficante de inmigrantes y solo había hecho fotos”

Tres jóvenes de origen subsahariano que se encontró la fotoperiodista Ángela Ríos en su camino al CETI, a los que se acercó para hacerles fotos, antes de ser detenida por la Guardia Civil por supuesto tráfico de inmigrantes. La imagen se presentó como prueba judicial para demosrar su inocencia. / Fotografía: Ángela Ríoss

Gabriela Sánchez

Acostumbra a permanecer detrás de la cámara, pero acaparó titulares el pasado 11 de marzo. “Una fotoperiodista, detenida por trasladar a inmigrantes en su coche”, rezaban muchas de las noticias sobre el intento de salto que había tenido lugar aquel día. Tras pasar horas en el calabozo, salió en libertad. Esta semana el juez le ha dado la razón: fue detenida mientras hacía su trabajo y, en contra de la acusación de la Guardia Civil, no subió a ninguna persona en su vehículo.

El pasado 11 de marzo, Ángela Ríos, fotoperiodista freelance afincada en Melilla desde hace cuatro años, fue detenida por agentes del Instituto Armado tras un intento de entrada a la ciudad autónoma. Ella afirmaba que estaba haciendo su trabajo, mientras que la Guardia Civil le acusó de tráfico de inmigrantes por haber trasladado supuestamente a varias personas de origen subsaharianos hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).

Este lunes el juez Emilio Lamo de Espinosa concluyó que “no se aprecia hecho alguno que pueda justificar la continuación de la instrucción de la causa”. De las declaraciones y pruebas presentadas, solo se puede extraer que Ángela Ríos “acudió a la zona del CETI y que allí tomó fotografías de diversas personas”, afirmó el magistrado. La imagen que abre esta noticia fue clave para demostrarlo.

Más calmada, responde al teléfono para contar su versión de los hechos.

¿Cómo está después de que el juez haya sobreseído el caso?

Me acaban de dar el acta judicial en el que se devuelve el dinero, el coche, hay que esperar 5 días por si alguna de las partes quiere recurrir el auto del juez... Y ha acabado todo. Me siento todavía rara. Me hago muchas preguntas. Por qué siendo inocente tienes que pasar por todo esto, tienes que manchar tu nombre, tu dignidad, y por qué sin aportar pruebas tienen derecho a decir todas las mentiras que quieran.

¿Qué pasó?

Me desperté y escuché las sirenas de la valla. Desde hace mucho que no sonaban. La Gendarmería marroquí echó a todos los inmigrantes del Gurugú hace un mes y hacía mucho tiempo que no tenía lugar un intento de salto. Me visto corriendo, salgo de casa y, cuando voy en el coche, me encuentro a cuatro inmigrantes en sentido contrario de mi dirección. Paro el coche para coger la cámara, quería hacerle fotos.

Ellos empiezan a decirme 'África, África', en referencia al CETI. Entonces, les señalé dónde está el CETI y les pido que esperen un momento que quería hacerles una foto, pero ellos continuaron.

La Guardia Civil dijo que no estaba haciendo su trabajo como periodista.

No es verdad y hay fotos que fueron presentadas al juez que lo demuestran. Al ver que seguían corriendo, pensé que podía adelantarme a ellos para poder retratarlos. Lo hice, es ahí cuando les fotografié. Ellos continuaron su camino hacia el CETI.

De repente apareció un coche de la Guardia Civil y sorprendieron a los cuatro. Uno entró en pánico e intentó subir una propiedad privada. Los otros corrieron hacia el CETI. Yo seguí mi camino para el CETI y empecé a preguntar a las personas de seguridad que cuántos habían llegado... Vamos, lo de siempre.

¿Cuándo se dirigió a usted la Guardia Civil?

Apareció por primera vez en el CETI. Me pidieron la documentación, y no me extrañó. En todos los saltos me piden el DNI... Anotaron mis datos, anotaron mi matrícula y se fueron. En ningún momento me pidieron el carné de prensa ni me preguntaron para qué medios colaboro. Eran las 5 y media de la mañana aproximadamente. Seguí trabajando.

Una hora después, sobre las 6.30 horas, apareció una patrulla de la Guardia Civil y me dijo que le acompañase porque se me acusaba de tráfico de inmigrantes porque supuestamente yo había subido a los cuatro chicos a mi coche. Digo que tengo pruebas de que eso no fue así y no me dejan mostrárselas. Me meten en el calabozo. Me registraron, me tomaron las huellas, me hicieron la típica foto de la cara... y pasé a disposición judicial. Me dejaron en el calabozo de los juzgados y, después de declarar, el juez me dejó en libertad.

El juez dijo que llevaba bastante dinero en el coche.

Sí, aquella noche llevaba dinero y lo he tenido que justificar con unos pagos del estudio de fotografía. Tras el plazo de 48 horas para presentar todas las pruebas, el juez hizo sus investigaciones y concluyó con el sobreseimiento y archivo de la causa.

El juez ha concluido que no trasladó a inmigrantes en su coche. ¿A qué cree que se debió esa acusación?

Cuando salí del juicio, me invitó a un cigarro un guardia civil. Él me dio a entender que había sido la cabeza de turco. Me pareció raro y le pregunté por qué. Me recordó la imputación de 8 guardias civiles (que declaran la próxima semana) y me dijo que habían pagado justos por pecadores. Es un sin sentido.

¿Cómo es trabajar en la valla de Melilla para una fotoperiodista?

Es muy difícil y yo creo que se ha endurecido aún más. A raíz de que ONG y fotoperiodistas denunciaran la vulneración de derechos humanos en la valla y que se empezase a tener en cuenta en un juzgado, ha aumentado la persecución hacia nosotros. No nos dejan trabajar. Cada vez que hay un salto tenemos pegado a nosotros a un grupo de guardias civiles viendo cómo trabajamos. Vigilándonos por si hacemos algo que a ellos no les parece bien.

Muchas veces ponen el perímetro de seguridad tremendamente lejos. Nosotros tenemos que grabar y es imposible. Intentamos de buenas maneras que nos dejen acercarnos, pero ellos te piden la documentación y te intimidan.

En algunas informaciones se dijo de usted que en los últimos meses se había vuelto una fotoperiodista “incómoda”.

Mis fotografías han sido siempre neutrales, no han favorecido más ni a uno y a otro. He hecho fotos a un agente echando un extintor a un inmigrante subido en la valla, a guardias civiles golpeando a los inmigrantes... También he fotografiado a los cameruneses haciendo una bola de tela llena de fuego y lanzándola hacia el otro lado, a la Guardia Civil entregando botellas de agua a los inmigrantes...

Mis fotos siempre han sido las mismas. Ese día era de noche, estaba yo sola, no había testigos y se tomaron la justicia por su mano. ¿Por qué? No lo sé, pero me tocaba y me tocaba.

La Delegación del Gobierno lanzó un comunicado dando por buena la versión de la Guardia Civil.

La Delegacion del Gobierno me trató de delincuente y de traficante de inmigrantes y solo había hecho mi trabajo. En ningún momento mantuvo la presunción de inocencia. Lo dieron por hecho. Tampoco mantuvieron mi anonimato, aportaron mi nombre completo.

¿Le han pedido disculpas tras el auto del juez?

No se han puesto en contacto conmigo, no me han pedido perdón. Estoy esperando los cinco días que han dado a las partes para recurrir. Mi intención es tomar medidas por dañar mi imagen y por poner mi profesionalidad en tela de juicio.

¿Va a denunciar?

Tengo que valorarlo con mi abogado, pero mi intención es denunciar a Delegación del Gobierno y a la Guardia Civil por los daños causados.

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