Natalia Sancha, periodista freelance que trabaja para el El País, retrata en la exposición 'Ellas. Metamorfosis sirias' la transformación que ha sufrido el rol de las mujeres como consecuencia del conflicto en Siria
Las fotografías han sido tomadas en Siria, Turquía, Líbano y Grecia durante los ocho largos años de guerra
La Asociación de Prensa de Valladolid organiza la exposición, que podrá visitarse hasta el 21 de mayo
El 70% de los estudiantes en las universidades son mujeres. La gratuidad de los estudios superiores en Damasco y la pérdida de potenciales maridos está provocando una mayor afluencia de las mujeres a las universidades. “Ahora, a los 23 años, en lugar de cuidando al hijo están acabando la carrera”, algo que puede contribuir a una mayor independencia económica que evite matrimonios forzosos un mayor empoderamiento económico.
El 70% de los estudiantes en las universidades son mujeres. La gratuidad de los estudios superiores en Damasco y la pérdida de potenciales maridos está provocando una mayor afluencia de las mujeres a las universidades. “Ahora, a los 23 años, en lugar de cuidando al hijo están acabando la carrera”, algo que puede contribuir a una mayor independencia económica que evite matrimonios forzosos un mayor empoderamiento económico.
“La guerra es una cosa de género, pero también de clases sociales”, Sancha recuerda que las personas con menores recursos económicos no han podido salir del país y engrosan la lista de los desplazados internos. Hay barrios en la capital, cuenta la periodista, en los que apenas se ha notado la influencia de la guerra, se han mantenido a salvo de las bombas y han podido mantener un nivel de vida muy alto.
“La guerra es una cosa de género, pero también de clases sociales”, Sancha recuerda que las personas con menores recursos económicos no han podido salir del país y engrosan la lista de los desplazados internos. Hay barrios en la capital, cuenta la periodista, en los que apenas se ha notado la influencia de la guerra, se han mantenido a salvo de las bombas y han podido mantener un nivel de vida muy alto.
La mujer de la fotografía es Lulu. Tenía 14 años cuando fue alcanzada por un mortero lanzado por la insurgencia siria desde el otro lado de la frontera. Vivía en un poblado libanés en una zona controlada por la milicia chií Hezbolá. A esta zona, cuenta Sancha, han ido a parar las viudas y las víctimas de la guerra. Lulu y su familia no querían abandonar el pueblo porque estaban empeñados en que ella terminase sus estudios.
La mujer de la fotografía es Lulu. Tenía 14 años cuando fue alcanzada por un mortero lanzado por la insurgencia siria desde el otro lado de la frontera. Vivía en un poblado libanés en una zona controlada por la milicia chií Hezbolá. A esta zona, cuenta Sancha, han ido a parar las viudas y las víctimas de la guerra. Lulu y su familia no querían abandonar el pueblo porque estaban empeñados en que ella terminase sus estudios.
Todo proceso destructivo entraña uno creativo. Las mujeres se están viendo obligadas a adoptar otros roles antes propios de los hombres y están empezando a ocupar espacios económicos y militares antes no permitidos por las sociedades tan patriarcales en las que viven. “Esto no es algo novedoso pero sí lo es en Siria”, insiste Sancha: “Lo que hay que ver ahora es cuál va a ser el impacto y si va a ser duradero”.
Todo proceso destructivo entraña uno creativo. Las mujeres se están viendo obligadas a adoptar otros roles antes propios de los hombres y están empezando a ocupar espacios económicos y militares antes no permitidos por las sociedades tan patriarcales en las que viven. “Esto no es algo novedoso pero sí lo es en Siria”, insiste Sancha: “Lo que hay que ver ahora es cuál va a ser el impacto y si va a ser duradero”.
Aunque socialmente esté cambiando el rol de las mujeres, que cada vez están ocupando más espacios más allá del privado, su representación política sigue siendo casi inexistente. En los grupos negociadores en Ginebra, donde se diseña el futuro de Siria, ni oposición ni Gobierno tienen entre sus filas a mujeres, lamenta Sancha.
Aunque socialmente esté cambiando el rol de las mujeres, que cada vez están ocupando más espacios más allá del privado, su representación política sigue siendo casi inexistente. En los grupos negociadores en Ginebra, donde se diseña el futuro de Siria, ni oposición ni Gobierno tienen entre sus filas a mujeres, lamenta Sancha.
No solo en Siria, también los países vecinos como Turquía y Líbano --donde está asentada Sancha-- continúan recibiendo el flujo de refugiados que huyen del conflicto, que se encamina ya a su octavo año sin vistas de que el desenlace esté cerca.