Así puntúan las ciudades españolas en los objetivos contra la pobreza: suspenso en trabajo digno o igualdad de género
Las ciudades ocupan una pequeña parte del planeta, pero generan más del 80% del PIB mundial, producen más del 70% de los gases de efecto invernadero y sus habitantes consumen más de dos terceras partes de la energía que se produce en el mundo. Para 2050, dos de cada tres personas vivirán en núcleos urbanos y, con ellas, llegarán más necesidades: viviendas, sistemas de transporte bien conectados, servicios básicos, empleo.
Por este peso creciente, el papel de las ciudades es clave a la hora de tomar medidas para luchar contra la pobreza o reducir la contaminación, tal y como establece la Agenda 2030 que los líderes mundiales acordaron hace tres años para promover el desarrollo sostenible. En España, un 80% de la población ya es urbana. Sin embargo, ninguna de las ciudades españolas con más habitantes aprueba a día de hoy los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados en 2015.
Es la principal conclusión que arroja el último estudio que la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), rama española de la red de Naciones Unidas SDSN, que mide por primera vez cómo se están cumpliendo estas metas a escala local. Las 100 ciudades evaluadas, que albergan a la mitad de la población que vive en España, sacan su principal suspenso en la creación de empleo, trabajo decente y crecimiento económico arrastradas, sobre todo, por las elevadas tasas de desempleo.
Este objetivo no ha sido alcanzado por ninguna de las localidades analizadas. “Este resultado era esperable, tenemos un problema estructural de empleo que hay que abordar y se manifiesta en las ciudades”, explica en una conversación con eldiario.es Inés Sánchez de Madariaga, una de las responsables del informe.
Un total de 16 ciudades han obtenido un 'rojo' en esta meta, entre ellas Cádiz, Córdoba o Badajoz. Para conocer el nivel de cumplimiento de los ODS, el estudio plasma sus resultados con un código de colores del semáforo que incluye el verde, si la ciudad ha alcanzado el objetivo; amarillo, si se está en camino pero los avances no suficientes; naranja, si los progresos son escasos; y rojo, el peor escenario, en el que la localidad se encuentra lejos de la meta acordada.
Los autores utilizan, para ello, 85 indicadores basados en estadísticas oficiales y calculan las mejores puntuaciones a partir de la agenda de la ONU -por ejemplo, el ODS que persigue el fin de la pobreza implica una tasa de pobreza del 0%- o, en algunos casos, el promedio de las cinco mejores ciudades españolas. El estudio abarca todas las capitales de provincia, las localidades de más de 80.000 habitantes y las doce principales áreas metropolitanas del país.
A la creación de puestos de trabajo y las condiciones laborales dignas le sigue, en peor puntuación, el objetivo que persigue la igualdad de género, que también ha sufrido un retroceso en los análisis de REDS a nivel nacional. La igualdad de género es la que mayor número de resultados saca en el rango amarillo y naranja: solo Bilbao se coloca en el mejor rango, en verde, Ceuta es la única que saca un ‘rojo’ en desigualdad de género.
“La razón por la que aparece tan mal es por la selección de indicadores que se refieren, sobre todo, a la inserción de las mujeres en el mercado laboral y las pensiones”, explica Sánchez de Madariaga. “El mercado laboral es malo para todo el mundo, el que tiene peores resultados, y en él miramos cómo estamos las mujeres, que sufrimos discriminación de varias maneras: porque el empleo femenino se concentra en sectores peor pagados, en empleos más precarios, tienen menos años de vida activa, brecha salarial... Al final, la brecha en pensiones es resultado de todo lo anterior”, recalca la experta, profesora de Urbanismo Politécnica de Madrid.
Otro de los peores resultados llega en la lucha contra el cambio climático, el ODS 13, que mide la tasa de emisiones de CO2 o el riesgo de inundación. Un total de 15 municipios suspenden en este objetivo, entre ellos Sevilla, Girona o Pamplona. Los ODS 9, 10 y 11, sobre industria, innovación e infraestructura, la reducción de desigualdades o las ciudades sostenibles aparecen con puntuaciones bajas en una mayoría de localidades. Este resultado, según el informe, refleja que se debe insistir en un modelo de apoyo al transporte público y menor consumo de recursos naturales.
En los tipos de ODS que se vinculan a la economía, las ciudades de regiones tradicionalmente más ricas se sitúan por encima de las demás. Sin embargo, en el caso de la meta que persigue garantizar la igualdad de oportunidades y disminuir la desigualdad, en muchas ciudades “el crecimiento económico no va acompañado de una redistribución a escala similar de las rentas”.
Del lado contrario, las ciudades españolas sacan los mejores resultados en los ODS 3, sobre salud y bienestar y el 16, sobre paz, justicia e instituciones sólidas. “España tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo y hábitos alimenticios mejores que en otros lugares. Además, comparadas con otras, son ciudades habitables, más accesibles y seguras. A casi cualquier hora se puede caminar con tranquilidad y sin miedo a que te ataquen, y el andar es un factor fundamental de salud”, sostiene Sánchez de Madariaga. A los objetivos sobre salud y paz les siguen en mejor puntuación los relativos a agua limpia y saneamiento y a energía asequible y no contaminante.
Ninguna ciudad ha logrado más de seis ODS
Sin embargo, a pesar de los avances detectados, ningún municipio ha logrado cumplir más de seis objetivos. Los que han obtenido cuatro o más resultados en verde son Alcorcón, Las Rozas, Madrid, Móstoles, Pamplona, Pozuelo de Alarcón, Sant Boi de Llobregat, Sant Cugat del Vallès, Santa Cruz de Tenerife, Santander y Vitoria-Gasteiz. La que más suspende es Melilla, con seis ODS en rojo. Otras como Barcelona o Ceuta han obtenido cuatro objetivos con los peores resultados.
“Es una foto fija, pero no es un análisis del resultado de las políticas municipales. Buena parte manifiesta cómo se están viviendo las políticas nacionales, que se reflejan en las ciudades”, matiza Sánchez de Madariaga. No obstante, REDS concluye que para el cumplimiento de esta agenda global, que aspira a erradicar la pobreza fuera y dentro de las fronteras de los países, es “imprescindible” la acción “decidida” de las administraciones locales. Y ponen de ejemplo algunas localidades como Vitoria-Gasteiz o San Sebastián como las que “han desarrollado desde hace tiempo políticas activas de crecimiento sostenible e inclusivo, con resultados notables”. Otras, como Madrid, Barcelona o Valencia -que no suspende ningún ODS-, “han iniciado más recientemente el camino, poniendo en marcha planes y medidas específicas”, apuntan los responsables del informe.
“Las ciudades tienen bastantes competencias en bastantes aspectos de la vida cotidiana y pueden enfocar sus acciones en los ODS, dentro de sus capacidades presupuestarias. Pueden mejorar la sostenibilidad, por ejemplo, promoviendo la eficiencia energética en los edificios, por ejemplo con la calefacción o las ventanas, o combatir el cambio climático con el apoyo al transporte, reduciendo las emisiones”, ejemplifica la experta.
“También pueden actuar en todo lo que tiene que ver con la atención a las personas, con políticas para los grupos más vulnerables como la población inmigrante o las personas mayores, o en el propio uso de la ciudad. Para los alcaldes, este informe puede ser una herramienta muy útil”, concluye.