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Activistas antirracistas cuelgan una pancarta de la estatua de Colón de Madrid para pedir su derribo: “Fuego al orden colonial”

Marta Maroto

17 de julio de 2020 21:11 h

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“Fuego al orden colonial”, rezan cinco metros de pancarta. Simulando la sangre, la pintura roja, mancha el agua que guarda los 17 metros de pedestal sobre el que la figura de Cristobal Colón encumbra la plaza madrileña a la que da nombre. A partir de las ocho y media de esta tarde de viernes colectivos de personas migrantes y racializadas se han concentrado en el Paseo de Recoletos en una convocatoria no autorizada para pedir el derribo de los momumentos coloniales en España.

Bajo el eslogan “Reclama tu llama”, los manifestantes han formado una llama, el camélido andino representativo de Latinoamérica. Una “llama de Troya” con la que han cortado la calle y enfilado hacia la estatua para que “ardiera Colón”, explican los colectivos. Y de esa figura, caminando al ritmo de tambores, ha salido la pancarta y los gases rojos que han ahogado la estatua de Colón, entre los cláxones y el griterío de los conductores de los vehículos. La Policía ha colaborado a cortar y regular el tráfico.

Máscaras de diferentes identidades latinoamericanas, la estrella y la bandera mapuches junto a las de los pueblos originarios, decenas de personas han participado en la performance bajo el grito “abajo el orden colonial”.

Atacar la estatua de Cristobal Colón y el resto de monumentos que conmemoran la colonización es, para los activistas, la forma de protestar contra aquello que simboliza “el inicio del proceso colonial global y su estela de muerte que hoy permanece en pleno vigor dentro y fuera de las fronteras europeas”, han indicado en la lectura del manifiesto.

“Apuntar a Colón como genocida es destruir un símbolo que es uno de los componentes estructurantes de la identidad española”, defienden los activistas.

El “I can’t breathe” que acertó a pronunciar George Floyd poco antes de morir ahogado por la rodilla de un agente de policía blanco en Estados Unidos hizo estallar una oleada de protestas mundiales. El movimiento Black Lives Matter fue más allá y comenzó un proceso de resignificación y derribo, decapitación y vandalización de estatuas y monumentos que rememoran la opresión contra las comunidades migrantes y racializadas.

Aunque estas reivindicaciones llevan haciéndose en España desde 2012, la intervención de símbolos coloniales en el espacio público no ocurrió hasta finales del mes de junio, tomando impulso de esta corriente internacional, con el incendio provocado en la estatua de Colón en Barcelona.

Este viernes, la “toma” a la plaza del mismo personaje histórico en Madrid es una forma también de disputar un espacio en el que la derecha suele celebrar sus concentraciones. Fue aquí, detrás de los Jardines del Descubrimiento donde Partido Popular, Ciudadanos y Vox sellaron su alianza, y es este lugar la referencia para las manifestaciones convocadas por el partido xenófobo de Santiago Abascal.

En Madrid hay 19 estatuas de Colón. Su retirada, junto al resto de referencias a lo largo y ancho del país que exaltan y homenajean la colonización, es la principal reclama de los colectivos de migrantes y racializados que han participado esta tarde en la protesta. La convocatoria se difundió a través de redes internas y apenas unas horas antes de que tuviese lugar se ha colgado en redes sociales.

Otra de las exigencias es la eliminación del 12 de octubre como festividad patria. El conocido como Día de la Hispanidad fue nombrado de esta manera en dictadura, sin embargo, fue bajo la batuta de Felipe González cuando se estableció como la Fiesta Nacional de España. De esta forma, entre desfiles militares y banderas en paracaídas que terminan por aterrizar en cualquier farola, la identidad española se asienta, según han defendido los manifestantes, en un “relato de esclavitud, explotación y genocidio de los pueblos originarios”.

No es casualidad que esta protesta, con la que se pretende forzar un proceso de revisión y reflexión sobre los símbolos nacionales, comience en la plaza donde ondea la bandera española más grande del mundo. Los colectivos que han convocado el acto piden una Ley de Memoria Histórica de los Pueblos que, de la misma forma que la actual trata de borrar las referencias franquistas, renombre calles y ensalzamientos a personajes como el Marqués de la Ensenada, autor del ‘Proyecto de Exterminio de los Gitanos’ en 1749, o la retirada de los leones del Congreso de los Diputados, realizadas con materiales extraídos de la guerra con Marruecos. “Las poblaciones racializadas queremos calles libres de representaciones del supremacismo blanco sobre nuestros cuerpos”, exponen en el manifiesto, que se ha leído al término de la acción.

Manifiesto: “Fuego al orden colonial”

Por qué queremos que ardan, que caigan al suelo las estatuas de Colón?, nos preguntan. Hemos venido a esta plaza a responderlo. Aquí donde se eleva inaccesible a 17 metros del suelo y rodeada de agua una de sus estatuas. El lugar donde se celebra cada año la Fiesta Nacional de España con todo su poderío militar. El escenario predilecto para los mítines políticos en los que se culpa a los migrantes de los peores males de este país. ¿Qué por qué queremos dejar de verlo ahí arriba? 

Porque la figura de Cristóbal Colón y el 12 de octubre simbolizan el inicio del proceso colonial global y su estela de muerte que hoy permanece en pleno vigor dentro y fuera de las fronteras europeas. 

Porque sin el relato de la esclavitud,la explotación y el genocidio de los pueblos originarios no hay identidad ni orgullo español. 

España se ha encargado de que esos recordatorios estén en todas partes: colonizadores y esclavistas en sus plazas y calles; hospitales que se llaman como sus gestas sangrientas, como el H.12 de octubre; paradas de metro que llevan el nombre de antiguos virreyes y generales; ilustraciones de carabelas en los pasaportes. Mientras que se escandalizan con el asalto a este patrimonio, para su blanca ciudadanía sí procede cambiar nombres de calles y desarrollar acciones de memoria histórica que recuerden que el pasado debe ser revisado a la luz del Derecho Internacional. Ejemplo de ello debería ser también el renombramiento de las calles y esculturas dedicadas al infame Marqués de la Ensenada, autor del primer genocidio en suelo europeo, “El Proyecto de Exterminio de los Gitanos” o “Gran Redada” en 1749 planificando el deliberado exterminio de toda la población gitana de España. Así como la retirada de los leones del Congreso, realizadas con material de guerra de la acción imperialista en Marruecos para su control colonial.

En sintonía con la reciente ola global de manifestaciones y demolición de estatuas que enaltecen el pasado de la vergüenza, el movimiento antirracista y decolonial en Madrid acude a este llamado a la acción para rechazar el mensaje político que hay detrás de cada monumento que dulcifica la violencia racista. EXIGIMOS, como lo hemos estado pidiendo cada año desde 2012 las comunidades migrantes y racializadas en Madrid, retirar la estatua de Colón y todos los monumentos y estatuas coloniales y esclavistas que existen en el territorio español. Así como derogar de forma inmediata la ley 18/87 que establece el 12 de octubre como Fiesta Nacional militarizada.

Esa fecha representa el inicio del mayor genocidio de la historia con más de 80 millones de personas asesinadas y al menos 20 millones esclavizados provenientes de África. Casi 528 años después, continuamos reivindicando nuestras ancestralidades, afirmando cotidianamente la resistencia, la vida y el amor frente a las políticas de muerte y odio producidas por la colonización. Sosteniendo nuestras identidades diversas ante el proyecto heterocolonizador representado por ese Colón fálico. Lo hacemos levantando la acción colectiva comunitaria como forma de organizarnos; aprendiendo y continuando el legado de los pueblos que se reconocen como parte de la Madre Tierra.  

La colonización no es un proceso desvinculado de la actualidad, sino que ha sostenido la construcción de una jerarquización social mundial basada en la idea de raza. El poder colonial sigue vigente y la prueba de ello es el expolio impune que empresas españolas realizan en Abya Yala o África en connivencia con las castas gobernantes, mayoritariamente herederas de los colonos y sus intereses, así como la institucionalizacion de la servidumbre en clave racial que hasta ahora mantiene un sistema de cuidados basado en la explotación de las mujeres racializadas. 

También son pruebas de ello los 50 mil muertos y desaparecidos que se contabilizan hasta la fecha en las fronteras europeas, más del 80 por ciento de los cuales eran vidas negras, a causa del sistema de control migratorio. Esas muertes fueron ejecutadas dentro del orden institucional pactado por los países que conforman la Unión Europea para seguir garantizándose riquezas y privilegios. 

El sistema de muerte generado por la colonizacion, la militarización y el terricidio nos está llevando hoy por hoy a la crisis de viabilidad de la vida en la Madre Tierra más importante de los últimos siglos. Ejemplo claro de ello, son los asesinatos y/o encarcelamiento de luchadores indígenas del Abya Yala, que defienden la naturaleza y sus territorios, sólo con su cuerpos, de la avaricia de las empresas extractivistas españolas y europeas. Hoy 20 Presos Políticos Mapuche cumplen 75 días de Huelga de Hambre, para demandar la aplicación del Derecho Internacional que les otorga el Convenio 169 de la OIT.

¿Que por qué queremos tumbarnos a Colón? Porque nos gustaría que quienes paseen por estas plazas y calles madrileñas sepan que caminan sobre la sangre derramada por nuestros antepasados y contemporáneos. Las poblaciones racializadas queremos calles libres de representaciones del supremacismo blanco sobre nuestros cuerpos. 

Queremos una memoria de los pueblos y de las víctimas y supervivientes del racismo institucional: Recordar a Samba Martine, una mujer congoleña que luego de ser 38 días detenida en un CIE, murió en el hospital denominado 12 de Octubre. A Mame Mbaye, que cayó resistiendo la persecución policial. Recordar que en España también hay un George Floyd y se llama Ilias Tahiri, un joven marroquí que fue víctima de un asesinato racista dentro de un centro de menores hace pocas semanas, sin que nada haya cambiado. Que el gitano Daniel Jiménez fue encontrado muerto en los calabozos de la comisaría de Algeciras, en donde en enero, Imad Iraffali también era encontrado muerto. Sus muertes siguen impunes y esperando una revolución.

Contarles que no podemos olvidar a las cientas de personas racializadas que son violentadas, insultadas y maltratadas cada día en redadas y detenciones ilegales ejecutadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), que terminan encerradas en CIES y deportadas. A las familias a las que se les arrebata la custodia de sus hijos. A las jornaleras y jornaleros del Sur Global cuyas vidas son explotadas para sostener una economía a costa de sus de vidas. A todas las trabajadoras del hogar a las que hasta ahora no se reconoce sus derechos. Al igual que a las Trabajadoras Sexuales sobre las que la violencia institucional se ceba y pesa la suspicacia de víctimas de “trata” por su origen migrante obedeciendo a las políticas de ideologías trafiquistas del Estado Español.

A todas las víctimas de la necropolítica migratoria. 

No se puede emprender el necesario proceso de reparación y de reconocimiento de la Memoria Histórica de nuestros pueblos sin derribar, primero, las herramientas cotidianas que normalizan la violencia y alimentan el discurso de que hay una jerarquía humana blanca, para justificar el acoso y la discriminación en las calles. Queremos acabar con relatos que pretenden la criminalización de personas. El movimiento decolonial y antirracista de Madrid seguirá luchando contra los privilegios de la dominación racial representada por Colón y el resto de sus símbolos hasta su erradicación total.

Abajo las estatuas de colonos. 

Fuego al orden colonial. 

Viva el activismo antirracista

¡LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS DEL MUNDO!